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Con fronteras porosas el país trata de aislarse

Comunidades temen que por la migración irregular exista riesgo

de contagio de coronavirus.

  • Este jueves, cerca de 500 uniformados del Ejército se desplegaron para cuidar la frontera con Ecuador. FOTO Getty Images
    Este jueves, cerca de 500 uniformados del Ejército se desplegaron para cuidar la frontera con Ecuador. FOTO Getty Images
03 de abril de 2020
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Es imposible que Colombia cierre sus fronteras por completo. Puede, en el papel, prohibir el tránsito por sus pasos migratorios, pero en la práctica las trochas ilegales y los parajes alejados donde el Estado es ausente, escapan fácilmente a cualquier control. La pandemia del coronavirus ha llevado a cada país a intentar apartarse del exterior, pero para Colombia, sus límites difusos y porosos son un factor de riesgo.

Así lo ha reconocido el presidente, Iván Duque, quien desde el pasado 17 de marzo y hasta el 30 de mayo, ordenó restringir la entrada y salida, tanto de nacionales como de extranjeros, del territorio nacional. Pero lo hizo primero con Venezuela, cuatro días antes, en medio de voces de protesta desde el régimen de Nicolás Maduro, quien consideró que la medida dificultaba el abastecimiento de los habitantes de lado y lado.

El panorama de la covid-19 en la región no es alentador. Los países de Latinoamérica han tomado medidas dispares de contención y enfrentan la pandemia con sistemas de salud precarios e índices de informalidad laboral y pobreza que hacen insostenibles los largos períodos de aislamiento proyectados. Solo entre Colombia y sus países vecinos suman 12.388 contagios confirmados y 388 muertos (con corte al 1 de abril, ver gráfico).

Ecuador, el mayor drama

Con una población de 16 millones de habitantes según proyecciones del más reciente censo (2010) y 2.748 casos confirmados, Ecuador se ha convertido en el país de Latinoamérica con mayor tasa de contagio. Y aunque la costera provincia de Guayas es el epicentro de la pandemia, al punto en que el Gobierno de Lenin Moreno tuvo que disponer allí de una Fuerza de Tarea Conjunta para recoger cadáveres de las calles, las zonas próximas a la frontera de 586 kilómetros con Colombia no están libres de la crisis.

Incluso, el mandatario ecuatoriano reconoció este jueves que puede existir un importante subregistro de contagios y fallecimientos porque “la realidad siempre supera el número de pruebas y la velocidad con que pueden hacerse”.

Tal es la situación en el vecino país, que el procurador general de la Nación, Fernando Carrillo, pidió al presidente de Colombia, Iván Duque, articular acciones ante el riesgo de contagio en que se encuentran los habitantes de la zona más cercana a la frontera (Nariño, Cauca, Putumayo y Huila), donde al 1 de abril se sumaban 47 casos confirmados.

“Es necesario que se incremente significativamente el pie de fuerza pública en Nariño y Putumayo, y en todo el sector de la frontera con Ecuador, incluyendo los pasos formales y no formales, en coordinación con las fuerzas militares ecuatorianas”, manifestó.

Duque, por su parte, reconoció en entrevista con Radio Nacional que la que se comparte con Ecuador “es una frontera viva, por la que a través de trochas siguen pasando miles de personas, en parte porque Ecuador tiene una economía dolarizada” y que “hemos tratado de ofrecer efectivos de la Fuerza Pública para hacer controles y buscamos aumentar la capacidad de testeo en esa zona”.

Crítico borde con Venezuela

Desde el cierre de los puentes internacionales, por los que, estima Migración Colombia, rozaban unas 50.000 personas diarias desde y hacia Venezuela, la normalizada tensión en la zona se ha vuelto a acrecentar. Con 143 casos, el vecino país es de los que menos contagios de coronavirus ha reportado en la región, pero la frontera con él es quizá la más compleja de controlar. El régimen de Nicolás Maduro ha buscado establecer diálogos con el Gobierno de Iván Duque para conjuntamente hacer frente a la pandemia. Duque, por su parte, solo ha estado dispuesto a coordinar acciones con Tomás Guanipa, delegado de Juan Guaidó.

Al respecto, Juan Francisco Espinosa, director de esa entidad, ha dicho que “a pesar de los controles de la Fuerza Pública, calculamos que 3.500 personas persistirían en su esfuerzo por pasar por la trocha, pero Colombia tiene restricciones de movilidad tan fuertes, que no tienen quién los transporte y terminan devolviéndose”.

Pero la situación para los venezolanos que quedaron de este lado de la frontera sigue siendo dramática. Las medidas de aislamiento y el cierre de los comedores comunitarios, para evitar aglomeraciones, han dejado por las calles de Cúcuta a miles de ellos deambulando sin refugio ni comida y desde el pasado 25 de marzo, la ciudad está militarizada para evitar saqueos a supermercados. Esa circunstancia, sumada a que la violencia en el Catatumbo no cesa y, por ejemplo, en Sardinata fueron secuestrados dos policías esta semana, el límite con Venezuela es una bomba de tiempo, que puede salirse aún más de las manos de Colombia .

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