Con la intención de alcanzar la “tan anhelada inmunidad”, como la calificó el mismo presidente Iván Duque, los colombianos tendrán ahora nuevas normas que cumplir para poder visitar lugares públicos. Para ingresar a bares, restaurantes y museos, y en general a centros de ocio, será obligatorio presentar el carné de vacunación que demuestre que ya se recibió, por lo menos una dosis contra la covid-19.
Al estilo de naciones europeas como Francia, Italia y Alemania, donde ya implementaron esta medida, en Colombia –por instrucción del Ministerio de Salud (decreto 1408 de 2021)– este control regirá para mayores de 18 años desde el próximo 16 de novimebre y, 14 días después (desde el 30 del mismo mes), para mayores de 12 años.
En todo caso, el Ministerio podría hacer ajustes más adelante y pasar a exigir el esquema completo, tal como lo detalló el propio jefe de esa cartera, Fernando Ruiz.
Lo que implica
Como era de esperarse, la medida ha causado reacciones en los sectores médicos, empresariales y en los mismos ciudadanos. Pese a que algunos cibernautas se quejaron de que supuestamente se restringen las “libertades de los individuos”, los expertos lo califican como clave para potenciar la vacunación en el país.
En palabras de la Ph.D en epidemiología, Andrea Ramírez, experta en seguimiento epidemiológico y docente de la Universidad de los Andes, la exigencia de un carné de vacunación para actividades recreativas y laborales puede ser “la única forma de volver a los aforos al 100 por ciento y regresar a las actividades sin restricciones, pero continuando con el uso de tapabocas”.
Además –según el análisis de Ramírez–, este tipo de medidas han funcionado con otras enfermedades contagiosas como la fiebre amarilla o el sarampión, cuyos carné de vacunación son obligatorios para ingresar a países donde la enfermedad puede significar un riesgo alto para la población.
En eso concuerda la epidemióloga e investigadora de la Universidad CES, Yessica Giraldo, quien asegura que la exigencia puede servir para hacer que ciertos espacios de mayor riesgo se vuelvan más seguros, pero advierte que hay que garantizar la “disponibilidad amplia y el acceso sin barreras a la vacunación para todos los que la quieran”, pues, de lo contrario, “se podría convertir en una medida de segregación y discrimanacion si la gente no logra hacerlo”.
Frente a esa velocidad con la que el país logra inmunizar a la población, las cifras muestran mejorías durante el último trimestre del año. Septiembre, por ejemplo, fue el mes en el que más dosis de vacunas anticovid se han recibido desde que comenzó la pandemia, con un total de 12,8 millones. (Ver: Radiografía)
Los comerciantes, por su parte, apoyan la medida, pero exponen inquietudes que serán claves para impedir que se conviertan en un nuevo freno para la economía. El gremio que agrupa a la industria del entretenimiento nocturno a nivel nacional, Asobares, afirmó que respalda la decisión para incentivar a quienes no se han vacunado, pero que es necesario aclarar quiénes verificarán la validez de cada documento, en caso de que empiecen a ser falsificados, y de qué forma se realizarán los controles de la Policía durante los locales.
En todo caso, el Gobierno espera que la obligatoriedad del documento ayude a mermar la cantidad de no vacunados (en especial entre los 18 y 35 años) y, por ende, disminuya la posibilidad de contagios.
EL COLOMBIANO responde las cuatro preguntas clave sobre esta nueva directriz