En un hecho con pocos precedentes en Bogotá, se registró un ataque sicarial en la capital del país que dejó dos muertos y que se perpetró con fusiles, lo cual tiene a las autoridades investigando los móviles del crimen y la procedencia de ese tipo de armamento.
Los hechos se registraron en el norte de la ciudad, en el barrio Mazurén, donde un sujeto que estaba dialogando con otro dentro de su carro particular fue atacado por los sicarios que se movilizaban en moto y que portaban ese tipo de armas que suelen ser de uso privativo de la Fuerza Pública.
“Varios individuos abordaron a un ciudadano dentro de un vehículo y le causaron la muerte. La reacción de la Policía permitió incautar un vehículo, armas de fuego y motocicletas”, dijo el coronel Wilford Méndez, de la Policía Metropolitana de Bogotá, luego de que se conociera el ataque.
De acuerdo con el relato judicial, la víctima se encontraba al interior de un vehículo junto a otra persona, con quien habría sostenido una conversación por más de medio hora, cuando llegaron cuatro hombres en motocicletas y lo asesinaron.
Posteriormente, los delincuentes emprendieron la huida mientras eran perseguidos por la Policía, pero su captura no se logró pese a que sí se les incautaron dos fusiles y dos motocicletas.
Una de las personas asesinadas –de acuerdo con las autoridades– tenía anotaciones por los delitos de enriquecimiento ilícito, lavado de activos y testaferrato.
Lo que hasta el momento se sabe es que el crimen iba dirigido contra Claudio Javier Silva Otálora, uno de los muertos, quien estuvo vinculado a la Fuerza Pública y luego apareció en organigramas de narcotraficantes. De hecho, no se descarta que su asesinato sea parte de una vendetta criminal en Bogotá.
Además, Silva –aparte de tener expedientes por supuestamente blanquear dinero de narcos– era comerciante en Corabastos, una central de alimentos ubicada en el sur de la capital.
