El atentado ocurrió en la noche de este 11 de marzo mientras el grupo de militares transportaba los materiales para reconstruir un puente. En el hecho murieron cinco uniformados y 16 más resultaron heridos.
El estallido de los explosivos todavía tiene aturdidos a las comunidades del Cañón del Micay (Cauca). En la noche de este 11 de marzo los disidentes del Frente Carlos Patiño activaron una carga explosiva al paso de un convoy militar. Cinco uniformados murieron y 16 más resultaron heridos. El presidente Petro atribuyó la reactivación del conflicto a los carteles de droga mexicanos.
Los hechos se registraron en la vía que comunica a los municipios Balboa con Argelia. Los militares de la Tercera División del Ejército transportaban materiales para reconstruir un puente que los disidentes volaron semanas atrás y que tiene incomunicadas a las comunidades de los corregimientos de El Plateado y la Hacienda.
Después del bombazo, uno de los militares logró sostener una comunicación radiofónica en la que solicitó refuerzos a sus compañeros.
“Muchachos, nos acaban de levantar. Hay compañeros muertos y heridos. Fue unos kilómetros más abajo de Balboa, por favor, si pueden avisar. Hay compañeros muertos. Colaboren ustedes, pidiendo apoyo por la central”, decía el militar en el audio conocido por EL COLOMBIANO.
“Tenemos otro explosivo cerca y nos estalló. Esto es una mierda”, continuó el militar.
Mientras las latas del convoy se retorcían entre las llamas. En el lugar se confirmó el fallecimiento de cinco militares.
Se trata del sargento viceprimero Harold Paredes Mena; el sargento segundo Yeisson Antonio Angulo Mora y los soldados profesionales Miguel Ángel Lamprea Herrera, Wilder Sarasa Álvarez y Raúl García López.
Siete de los heridos permanecen hospitalizados en Popayán, otros cinco soldados están a punto de recibir el alta médica y cuatro más resultaron aturdidos por consecuencia de la onda explosiva.
El Gobierno del presidente Petro se propuso desde octubre del año pasado –con la operación Perseo, que incluyó el arribo de 1.400 soldados al territorio– recuperar el control total del Cañón del Micay.
Es que el control de esa zona garantiza un clúster de ilegalidad. Allá hay 13.000 hectáreas de hojas de coca sembradas y existen las rutas que facilitan la salida de los narcóticos por los puertos del océano Pacífico. Allá hay presencia probada entre los disidentes de las FARC –comandados por alias Iván Mordisco– y la guerrilla del ELN.
Desde el ministerio de Defensa ofrecieron una recompensa de hasta 300 millones de pesos por información que conduzca a la captura de alias “Farley”, tercer cabecilla de esos disidentes y quien sería el autor material e intelectual del ataque con explosivos a los militares.
Esa zona del Cauca también fue el epicentro de la retención de 28 policías y un mayor del Ejécito la semana pasada. Un grupo de al menos 5.000 civiles –aparentemente presionados por los disidentes– cercaron a los uniformados por 2 días entre los sectores de La Hacienda (El Tambo) y El Plateado (Cauca). La Fuerza Pública calificó esa asonada como un secuestro.
La Tercera División del Ejército señaló que a esa zona ya fueron enviadas nuevas unidades militares y de Policía para tratar de garantizar la seguridad de las comunidades.
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El presidente Gustavo Petro viene insistiendo en que –detrás de los ataques de los disidentes en el Cauca– se encuentran “mafias extranjeras” como los carteles de droga mexicanos.
“El ejército privado de los carteles mexicanos en el cañón del Micay ha respondido con la mayor de las brutalidades en Balboa, Micay, matando a los soldados que llevaban parte del puente para el campesinado”, señaló el presidente Petro cuando reaccionó al atentado.
Pero esa no fue la primera referencia a estos carteles del narcotráfico. Durante el Consejo de Ministros de este 10 de marzo insistió que el grupo de ilegales del Micay es un ejército privado al servicio de la mafia extranjera.
“La destrucción de la columna narcotraficante Carlos Patiño, es hoy una orden en pos de la soberanía de Colombia”, insistió el mandatario.
El 8 de abril de 2022 la Policía capturó en Cali a Brian Donaciano Olguín Verdugo. El hombre era señalado de tejer las relaciones entre el Cartel de Sinaloa y las disidencias de las Farc que operaban en el Valle, Cauca y Nariño.
Es que con la salida de la guerrilla de las FARC del conflicto –encargada anteriormente de custodiar la primera cadena del narcotráfico– se abrió un espacio para que se tejieran nuevas alianzas entre los carteles de la droga extranjera y los grupos armados ilegales de Colombia.
En 2021, un informe de inteligencia de la Policía señalaba que se había detectado la presencia de intermediarios de carteles mexicanos en 11 de los 32 departamentos de Colombia. Incluso en las zonas límites con Venezuela.
Un informe de la Fundación Pares, por su parte, documento que en los municipios caucanos de Toribio, Corinto, Argelia y Jambalo se han difundido panfletos alusivos a los carteles mexicanos en los que dan aviso de su llegada al territorio y en los que prometían a los cultivadores de hoja de coca incrementar los precios por sus cosechas.
“Sobre los panfletos emitidos, la población del Norte del Cauca expresa que han llegado personas foráneas al territorio, pero que no pueden precisar que sean de nacionalidad mexicana. Entre varios líderes indígenas está la premisa de que grupos armados postfarc pueden estar aliados con carteles mexicanos en el territorio”, se leía en el informe de la Fundación pares publicado en 2020.
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