Andrés Sarabia, hermano de Laura Sarabia, decidió a última hora montarse en un avión privado para ir a un concierto de Karol G en Medellín en diciembre del año pasado. Ese viaje se lo aceptó el presidente de la Cámara de Representantes, Andrés Calle, a la Revista Semana. Lo que no se conocía en detalle hasta ahora eran los participantes del vuelo y el concierto y la forma de pagar el jet privado usado por artistas famosos o estrellas del fútbol para evitar las aerolíneas comerciales.
EL COLOMBIANO investigó y encontró el documento que prueba que ese vuelo lo pagó David Cure, un empresario barranquillero con residencia en Miami y amigo personal de Sarabia. Se trata de una categoría conocida como “empty leg flights”, que usan algunas personas cuando un avión privado se dirige a una ciudad para recoger a un artista o una persona que lo va a tomar después hacia otro lugar en el mundo.
La empresa que realizó la factura conocida por este diario es Mile High Jets, con sede en Virginia Gardens, en La Florida, y tuvo un costo exacto de 3.700 dólares, unos 15 millones de pesos solo de ida con la tasa de cambio de ese momento.
Le puede interesar: Laura Sarabia se defiende y dice que preguntas sobre su hermano son ataques políticos contra ella.
El vuelo incluía bebidas y alimentos y tenía 10 cupos. La factura está a nombre de Cure, quien conoció a Andrés Sarabia en un evento social, y luego terminó relacionándose más al joven hermano de la poderosa directora del Departamento Administrativo de Presidencia por un tercero en común. Este es Andrés Ávila, fundador de la firma de asesoría tributaria Método y Derecho, y exdirector de la Sociedad de Activos Especiales (SAE) durante el Gobierno del expresidente Iván Duque.
A ese viaje, que tenía el destino de un exclusivo palco en el concierto de la artista Karol G, asistieron Sarabia y otra persona, Andrés Calle, el presidente de la Cámara de Representantes, acusado de haber recibido 1.000 millones de pesos como parte de un soborno de los contratos de la Unidad para la Gestión del Riesgo (UNGRD); otra mujer que lo acompañaba; y Jaime Ramírez, asesor de Laura Sarabia en Presidencia y puente entre Palacio y el Congreso, y su pareja Daniela Andrade Valencia, que tuvo un fugaz paso por la vicepresidencia de contratación de la Fiduprevisora en la administración del expresidente Mauricio Marín. Este último, que salió del cargo por una pelea con el ministro de Salud Guillermo Jaramillo tras el fracaso de la implementación inicial del sistema para los maestros, aseguró a EL COLOMBIANO que llevó a Andrade a ese cargo porque la conocía desde hacía años en la universidad y tenía una hoja de vida completa y preparada para esas funciones. El cargo de Andrade fue el de vicepresidenta de contratación y por sus manos pasaron por un corto tiempo los recursos que estaban a cargo de la UNGRD con origen en la Fiduprevisora.
En el vuelo y el concierto también estuvo el propio David Cure, quien hasta ahora es la persona mejor conectada con Sarabia. Este diario le preguntó directamente a Cure cómo es su relación con el hermano de la jefe de Presidencia y cuál es su actividad comercial. El empresario, que se dedica a varios proyectos de inversión en Estados Unidos y Colombia, aseguró que todos sus intereses están en el sector privado por cuenta de los negocios de su padre, un reconocido pediatra de Barranquilla que ha hecho su carrera legalmente y es reconocido en la costa por sus actividades médicas. También aclaró que su familia no es cercana ni directa a la reina de Barranquilla, Melissa Cure, novia a su vez de Orlando Cabezas hijo. El padre de este último es el dueño de la empresa Helistar de aviación, que está compitiendo en la actualidad por una millonaria licitación de transporte de helicópteros con Ecopetrol.
La Procuraduría publicó una alerta la última semana asegurando que ese proceso tiene varias inconsistencias.
El abogado Ávila, que maneja los asuntos tributarios de Cure, es también abogado de Helistar. Aunque Cure negó cualquier tipo de relación con la licitación y rechazó ser cercano a Melissa Cure, su abogado tributario es a su vez el abogado de la empresa de helicópteros, sin que esto pruebe una relación directa o algún interés indebido de Andrés Sarabia, pero sí una buena red de contactos que lo han llevado a estar en la lupa de la prensa y de los enemigos de la directora del DAPRE, en medio de la guerra de Palacio que este diario reveló.
Ávila también negó cualquier tipo de relación con Andrés Sarabia en el interés en interferir por contratos estatales y dijo que son amigos a través de David Cure.
La suplantación
La otra historia relacionada con Sarabia es una presunta suplantación que habría ocurrido durante los últimos días. Desde un número desconocido una persona le ha escrito a varios contactos, entre periodistas y funcionarios, asegurando que se trata de una mujer que conoce al joven asesor y que tiene información relevante sobre sus actividades. La persona detrás del número da el nombre de un tercero que conoce directamente a Sarabia.
EL COLOMBIANO chateó a través de WhatsApp con quien está operando el número telefónico y comprobó que es una suplantación. “¿Qué quieres saber? Yo te había enviado esa información, casi un 80 % de la información de Carlos Niño la suministré yo”, aseguraron.
Este diario le preguntó a la persona real detrás del nombre que usan por WhatsApp, quien inmediatamente interpuso una denuncia a la Fiscalía para que se investigue. En el chat mencionan a Carlos Niño, un cuestionado empresario que tendría intereses en la Unidad Nacional de Protección y en la Agencia Logística de las Fuerzas Militares por cuenta de contratos de seguridad. Su nombre fue expuesto por la Revista Cambio en una investigación que demostró que Niño se ha reunido en varias ocasiones con Andrés Sarabia en cenas y otros eventos, aunque este último negó hubiera hecho alguna intermediación en su favor y dijo que le pidió que no lo buscara para sus intereses en contratación estatal ni por su relación familiar con Laura Sarabia.
Las publicaciones previas sobre Andrés Sarabia desataron un controversia entre Laura Sarabia y María Jimena Duzán, por una columna de opinión que la periodista publicó haciendo preguntas que parecían tener una respuesta implícita sin que hubiera evidencias de las sospechas publicadas. Duzán luego dijo que se trataba de un derecho de petición que la directora del DAPRE respondió el jueves en un extenso documento ratificando que si su hermano ha tenido reuniones se trata de empresarios del sector privado con intereses fuera del Estado y de su influencia.
El propio asesor denunció a la Fiscalía a un medio de comunicación alternativo que publicó información sobre chats en los que se señalaban sus reuniones con empresarios y supuestos intereses en el Estado, además de los supuestos cambios en su estilo de vida durante los últimos meses. Sarabia, de 25 años, insiste en que sus ingresos son todos del sector privado y que tiene un patrimonio reducido común para su edad y sus actividades.
El caso llegó incluso al presidente Gustavo Petro que defendió al hermano de Sarabia y dijo que su jefe de Presidencia había estado en “cuidados intensivos” por los chats en los que se hablaba de la historia y que todavía nadie sabe quién escribió, pero que fueron distribuidos como cadenas de Whatsapp a varios funcionarios, congresistas y periodistas.
Andrés Sarabia comenzó su corta carrera como estudiante de aviación para ser piloto en la Fuerza Aérea y luego pasó a trabajar en unidades de trabajo legislativo de congresistas como Santiago Osorio del Partido Verde, quien hizo parte de la oficina de comunicaciones del Gobierno Duque antes de ser representante.
Lo que hasta ahora no parece claro es por qué un joven como Sarabia, que dijo trabajar en asesorías privadas pero se encuentra hasta ahora iniciando sus actividades profesionales por su corta edad, parece tan importante para empresarios adinerados con intereses en el sector privado y en el público. Este diario le había preguntado al hermano de Laura Sarabia a inicios de marzo cuáles eran sus actividades y aseguró trabajar en “asesorías de procesos” para la empresa Desmarginalizar de Hernando Salazar, pero este lo negó cuando fue consultado. “Lo conozco, pero no he trabajado con él”, afirmó.
La pelea en Palacio
Durante los últimos meses es claro que en Palacio hubo una guerra de dos bandos que tuvo repercusiones más allá de lo que se pudo haber calculado. La desconfianza del núcleo de la primera dama y de Laura Sarabia frente a Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección, fue confirmada a este diario por cuatro fuentes independientes.
Lo que no se sabía era que el empresario Carlos Niño supuestamente trató de acercarse al hermano de la directora del DAPRE por intereses en un contrato de seguridad de la UNP que esta terminó tercerizando a través de la Agencia Logística de las Fuerzas Militares. Los escoltas de la UNP de Verónica Alcocer fueron reemplazados por desconfianza.
Para leer más noticias sobre política, paz, salud, judicial y actualidad, visite la sección Colombia de EL COLOMBIANO.