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A un presunto violador en serie le dieron “pieza por cárcel”

El sospechoso dejó cuatro víctimas en tres regiones, incluyendo Antioquia. Atacaba a las mujeres cuando estaban borrachas.

  • La Policía reservó la identidad del sospechoso para no revictimizar a su hermana menor, que está en la lista de sus víctimas. FOTO cortesía policía
    La Policía reservó la identidad del sospechoso para no revictimizar a su hermana menor, que está en la lista de sus víctimas. FOTO cortesía policía
05 de abril de 2023
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Un depredador sexual que acechaba entre los cafetales de diferentes regiones de Colombia, espiando a mujeres jóvenes para atacarlas cuando estuvieran borrachas, fue capturado en Huila y enviado a detención domiciliaria en una finca. Aunque se conocen cuatro víctimas de su truculento recorrido por tres departamentos, se teme que la lista sea más extensa.

Investigadores cercanos al caso le contaron a EL COLOMBIANO que el implicado es un andariego de 28 años, nacido en Puerto Leguízamo, Putumayo, y apodado “Pajoy”.

Siendo adolescente, se mudó con parte de su familia al municipio de Inzá, en Cauca, donde se conoció la primera denuncia en su contra.

Tenía 17 años en ese entonces y sometió a su hermanita de 13 a múltiples vejámenes sexuales entre marzo y junio de 2012. “La mamá sabía lo que pasaba, pero nunca lo denunció. Fueron los vecinos los que avisaron a la Policía”, contó una de las fuentes.

“Pajoy” huyó de la zona. Se convirtió en recolector de café y en calidad de andariego se desplazó por varios departamentos, buscando trabajo de cosecha en cosecha.

Con la guardia baja

El depredador volvió a atacar el 20 de septiembre de 2020 en Salgar, Antioquia. Según la denuncia, la víctima fue una campesina de 18 años, residente en la vereda Gulunga.

Después de una fiesta, “Pajoy” la siguió en secreto hasta su finca. Sabía que la muchacha estaba ebria, luego de haberla visto en el festejo.

Al abrigo de la noche, ingresó por una ventana y la abusó con brutalidad. Luego desapareció como un espanto del monte, con los gritos de la joven de fondo.

Su siguiente aparición fue en 2023, en el municipio huilense de Teruel. Volvió a camuflarse entre los recolectores itinerantes del grano, mientras seleccionaba a su próximo objetivo.

La eligió el pasado 15 de enero en una rumba, en el casco urbano: era una empleada de oficios varios, de 27 años.

Se conocían de antemano, por lo que ella le pidió el favor de que la llevara a su casa, ya que había consumido bastante licor. Abordaron la moto de “Pajoy”, pero el tipo se desvió en el camino.

“La llevó a una zona boscosa y la amenazó con un arma blanca. La hizo desvestir y la accedió carnalmente”, explicó un funcionario de la Policía.

Esta vez no escapó de la zona. Intimidó a la joven para que no lo denunciara y siguió rondando el municipio.

La cuarta agresión no tardó en llegar. El 22 de enero, una semana después, se presentó la ocasión en una casa de las afueras del pueblo.

Estaba con otro hombre y dos mujeres, consumiendo licor desde la tarde, y al anochecer acordaron bajar al centro de la población para seguir departiendo.

Abordaron dos motos en parejas e iniciaron el descenso por la carretera, pero de nuevo “Pajoy” se desvió del camino.

Condujo hacia unos matorrales, aprovechando que su pasajera, una mesera de 23 años, estaba bajo el influjo del alcohol. Antes de que pudiera reaccionar, la violó.

Detenido en una pieza

Tal vez fue por exceso de confianza, pero tampoco quiso escapar. Se quedó trabajando en los cafetales de Teruel, creyendo que sus víctimas tendrían miedo de hablar.

Ellas lo denunciaron y el caso quedó en manos de los agentes de la Sijín de Huila. Aunque sabían por cuáles veredas se movía, la captura no era sencilla, pues se trataba de una región plagada de disidencias guerrilleras.

Para suerte de los investigadores, en Teruel solo hay una estación de gasolina. El 31 de marzo a las 4:40 de la tarde “Pajoy” llegó a tanquear su moto y allá lo capturaron.

Lo llevaron al Juzgado Primero Promiscuo Municipal de Teruel, para la audiencia de control de garantías, y la Fiscalía le imputó cargos por acceso carnal violento. A pesar de las denuncias, se declaró inocente y el juez le otorgó el beneficio de detención domiciliaria. Los investigadores quedaron atónitos.

El domicilio es una pieza arrendada en una de las fincas donde recoge café. ¿Será una medida suficiente para contener a un andariego depredador de mujeres?

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