Una investigación sobre titíes cabeciblancos, de María Alejandra Jiménez, una estudiante de noveno semestre del pregrado de Biología en la Universidad de Antioquia, fue reconocida como uno de los cinco proyectos ganadores de la convocatoria Beca Colombia Biodiversa, que entrega la emblemática Fundación Alejandro Ángel Escobar.
Es un proyecto que podría tener una importante repercusión para la conservación de esta especie, pues según explicó la estudiante, partiendo del análisis genético es posible diferenciar “características propias de poblaciones para dar respuesta, por ejemplo, a cómo podemos conservar una especie”.
El proyecto “Evaluación genética y de salud de poblaciones remanentes de tití cabeciblanco”, fue reconocido entre 95 propuestas presentadas por estudiantes de pregrado y maestría de todo el país. La beca está compuesta por un apoyo económico que permite el desarrollo de la investigación y tiene una duración de un año.
La estudiante de 25 años decidió centrar su investigación en las poblaciones del mono tití cabeciblanco —Oedipomidas oedipus—, una especie endémica del Caribe colombiano, ampliamente conocida por ese penacho de color blanco en la cabeza, una especie de las consideradas carismáticas. Este tití habita en cinco departamentos al norte de Colombia y en las últimas décadas ha sido empleado para diversos estudios biomédicos debido a su condición de primate, pero además es una de las especies nativas más afectadas por el tráfico silvestre y la masiva pérdida de los bosques del Caribe, factores que han causado un impacto en el tamaño de sus poblaciones.
Antioquia también juega un papel clave en esta problemática, pues en el departamento se desarrollan varios programas para la conservación del tití y otras especies nativas en subregiones como el Urabá, donde los grandes proyectos de infraestructura han puesto en jaque a estas especies con la transformación de sus hábitats. “El propósito del proyecto es poder delimitar las poblaciones naturales y saber, por ejemplo, si tengo un individuo que fue traficado a dónde pertenece, es decir, determinar la población de procedencia; esto con el fin de tener datos precisos para hacer liberaciones más exactas o incluso conocer las zonas donde más se está dando tráfico de la especie”, explicó la reconocida estudiante.
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El estudio busca también definir rangos de variación de parámetros químicos y sanguíneos de la especie, pues hasta ahora no existen investigaciones que aborden valores hematológicos y bioquímicos de referencia para diferenciar entre poblaciones silvestres y titíes rescatados del tráfico. La investigadora espera, además, que del proceso de recolección y análisis de datos se derive una herramienta que puedan utilizar corporaciones ambientales del país para promover liberaciones más exitosas al recuperar titíes cabeciblancos víctimas de tráfico o cautiverio.
La propuesta de investigación cuenta además con el respaldo de la Fundación Proyecto Tití, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, la Universidad CES, la Asociación Colombiana de Parques Zoológicos y Acuarios —Acopazoa—, la Universidad de Copenhague en Dinamarca y el Zoológico de Copenhague.
“Lo que nos está otorgando este tipo de investigación son huellas genéticas que nos ayudan a identificar el origen de estos titíes para saber de dónde vienen y dónde liberarlos, pues lo ideal es hacerlo en la misma zona de donde provienen, por múltiples razones éticas, biológicas e incluso legales”, explicó Iván Darío Soto Calderón, profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y coordinador del Laboratorio de Genética Animal.
En un principio la investigación consideró un análisis de 100 individuos, pero esta cifra ya se superó en la fase de muestreos. Gracias al trabajo colaborativo entre diversas instituciones, se recolectan datos de la especie presentes en los departamentos de Bolívar, Córdoba, Sucre y la subregión del Urabá en Antioquia. Ahora, los esfuerzos se concentran en aumentar el número de casos analizados de individuos en la región sur, que permita una base de datos más representativa.
Además de esta investigación, actualmente se adelantan varios proyectos en la UdeA que incluyen trabajos de grado y tesis doctorales alrededor del tití, fortaleciendo una línea de investigación clara desde la universidad con esta especie de primate, donde también se incluyen los trabajos con el tití gris.
En los últimos años, Colombia viene desarrollando herramientas genéticas para la conservación. Desde el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, se estable en el artículo 27, la estrategia para el control de tráfico ilegal de fauna silvestre a través de instrumentos genéticos que permitan rastrear dicho tráfico.
Por otra parte, María Alejandra Jiménez se convierte en la estudiante número 13 de la UdeA reconocida por la Beca Colombia Biodiversa, que desde el 2005 ha sido impulsada por la Fundación Alejandro Ángel Escobar, y contribuye al apoyo de jóvenes investigadores interesados en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad.
Los otros estudiantes destacados pertenece a las áreas de la biología, ingeniería, economía y microbiología. Es la segunda ocasión que una estudiante del Laboratorio de Genética Animal de la UdeA recibe esta distinción.
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