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El peligro compró pasaje en las rutas de bus de Medellín

Cada mes se presentan 50 hechos de inseguridad en los buses de la ciudad: atracos, lesiones y homicidios.

  • FOTO: Manuel Saldarriaga Quintero
    FOTO: Manuel Saldarriaga Quintero
El peligro compró pasaje en las rutas de bus de Medellín
11 de septiembre de 2018
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La inseguridad en los buses de servicio público es un bola de nieve, que tiende a crecer con cada giro de la registradora y con cada timonazo en las estrechas curvas de las barriadas de Medellín. En los últimos dos años, asesinaron a 18 personas dentro de estos vehículos, 48 resultaron heridas y 1.615 fueron víctimas de robos.

Las cifras oficiales, tomadas del Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia de la Alcaldía (Sisc), ofrecen un panorama preocupante: si sumamos todos esos hechos, se concluye que entre 2016 y el 25 de agosto de 2018, cada mes se produjeron en promedio 50 delitos de ese tipo en los buses de la ciudad, es decir, uno cada 14,4 horas.

La situación se puso particularmente sensible desde abril, cuando un enfrentamiento entre bandas de las comunas 12 y 13 provocó el homicidio de dos choferes, la quema de dos vehículos y sendos paros de transporte que afectaron a cerca de 50.000 usuarios. La cereza de este pútrido pastel son los atracos, como los ocurridos en dos recorridos de la empresa Coonatra el pasado 1 de septiembre en el Centro, que fueron difundidos de forma viral por redes sociales, elevando la indignación de los ciudadanos.

EL COLOMBIANO hizo un recorrido por terminales de buses de las comunas Popular, Aranjuez, Doce de Octubre, Robledo, San Javier, La América y Belén, conversando con despachadores y conductores sobre su visión del asunto. Coinciden en que las autoridades hacen esfuerzos para atacar la inseguridad, pero que eso no ha frenado los hurtos y mucho menos la extorsión, un flagelo que ya hace parte de los gastos rutinarios del oficio, como pagar la gasolina o la revisión técnico-mecánica.

Según la estadística, aún no termina 2018 y ya van 626 robos en buses; si la tendencia continúa hasta fin de año, podrían duplicarse los 378 casos de 2016. El cosquilleo y el atraco son los métodos más comunes (ver la infografía).

En cuanto a las muertes en estos dos años, 12 difuntos fueron pasajeros y seis conductores. Las últimas víctimas se llamaban Paula González Muñoz, una profesora de colegio acuchillada por oponerse al robo de su bolso, cuando viajaba en un bus por el barrio Guayaquil (05/8/18); y el chofer Bairon Viana Morales, tiroteado por un sicario mientras conducía un bus de servicio público contratado para movilizar a unos practicantes de Medicina, en el barrio Jesús Nazareno.

Este año la Fuerza Pública ha respondido con operativos antiextorsión y en contra de los cabecillas de bandas que más amenazan al gremio transportador.

Entre los detenidos están alias “Chatán” y “Diego Pájaro”, de los combos “los Chivos” y “los Pájaros”, respectivamente, que azotaban las rutas de Belén y Altavista; “Juancito”, “Igor” y “Jota”, de “Betania”, “la Agonía” y “el Coco”, quienes oprimían a los buseros de La América y San Javier.

También fueron enviados a prisión el mercenario “Makelele”, presunto responsable de matar a Jhon Jairo Sánchez Gómez, conductor de la ruta Calasanz-Boston (13/7/18); y “la Chinga”, uno de los supuestos partícipes de los asaltos del 1 de septiembre a los buses de Coonatra.

Las medidas han incluido vigilancia con cámaras y agentes encubiertos, incluso escolta policial a los buses, que se acabó al mitigarse en julio la crisis de violencia de las comunas 12 y 13. No obstante, el problema de fondo sigue con el motor encendido, pitando con furia tras la rueda de los buses. ¿Qué otras soluciones se pueden implementar?

Las propuestas

Quisimos conocer la opinión de algunos dirigentes del gremio transportador, pero aseveraron que, por razones de seguridad, preferían reservar sus pensamientos.

Uno de ellos*, comentó: “todo lo hemos dejado en manos de las autoridades, porque esto ya se nos salió de las manos, por lo delicado que está. Es que nosotros solo somos civiles, hermano”.

El general Óscar Gómez, comandante de la Policía Metropolitana, sugirió cuatro medidas para frenar la problemática:

1). Que los empresarios y directivos del transporte hagan una revisión más rigurosa de la contratación, “pues a veces aparecen empleados que tienen antecedentes delincuenciales”.

2). Aumentar la instalación de cámaras de grabación en los automotores, “gracias a eso logramos sacar la orden de captura para ‘la Chinga’”,

3). Que los conductores no manejen más dinero en efectivo, lo que se logra incrementando la cobertura de la Tarjeta Cívica-

4). Que las víctimas hagan denuncias formales, “porque en la estadística aparecen pocos registros de extorsión, pero sabemos que la realidad es diferente. El Gaula tiene una efectividad del 97 % atendiendo esas denuncias”.

Por su parte, el secretario de Seguridad de Medellín, Andrés Tobón, indicó que la Administración Municipal “tiene un muy buen trabajo con las empresas transportadoras para erradicar este problema, que es histórico en la ciudad”.

Esa articulación ha permitido identificar a las compañías y rutas más afectadas, “y así podemos coordinarnos con la Fiscalía para dar golpes tan contundentes como los que hemos dado en Castilla y la comuna 13”.

En su proceso de apoyo a los conductores y dueños de buses, la Alcaldía viene apoyando a las firmas más perjudicadas por la inseguridad: Conducciones América, Conducciones Palenque Robledal, Transportes Medellín Castilla, Cootrabel, Autobuses El Poblado, Metrosur, Coonatra y Conducciones AyR.

En términos de Tobón, la extorsión que lacera a los buseros “es una renta ilegal de los pequeños combos, para su sostenimiento y mantener la dinámica criminal en los territorios”. Es por eso que una de sus propuestas apunta a no ceder en el esfuerzo de desarticular esos grupos, “y eso no es posible por fuera de la colaboración armónica entre la ciudadanía y el Estado”.

El principal obstáculo para esa colaboración sigue siendo el miedo, instalado en los quehaceres diarios de los choferes, alistadores, dueños y administradores de rutas. La zozobra es palpable en las terminales visitadas por este diario, en las que los empleados se referían al problema con frases huidizas.

Uno de ellos, revisando la llanta trasera de su vehículo, exclamó que “ya estamos acostumbrados, en cualquier momento el pasajero al que uno le para, hace el daño” .

*Identidades reservadas por solicitud de las fuentes.

Infográfico
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