Aunque todavía faltan más de tres meses para que la Institución Universitaria de Envigado acuda a las urnas para elegir a un nuevo rector, para miles de docentes, estudiantes y egresados de ese centro educativo ya estaría muy claro quien es el ungido para quedarse con el puesto.
En medio de un ambiente lleno de intrigas y especulaciones, esa entidad de la Alcaldía de Envigado, considerada por muchos como uno de los más jugosos fortines políticos del liberalismo local, ya ajustó más de cuatro meses sin tener rector en propiedad, luego de que la exrectora Blanca Libia Echeverri Londoño renunciara a su cargo pocas semanas después del cambio de gobierno, faltando más de un año para el final de su periodo.
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Además de generar toda una suerte de conjeturas políticas, muchas de ellas asociadas a un escándalo por la desaparición de $4.300 millones en 2023 que sigue sin resolverse, la dimisión de Echeverri fue el punto de partida para un accidentado proceso de elección que tuvo que reiniciarse este mes.
Y es que aunque el pasado 1 de abril el exsecretario Rafael Alejandro Betancourt Durango –político de la entraña liberal envigadeña y quien estuvo a cargo de la cartera de Seguridad durante la administración del exalcalde Braulio Espinosa– ya se había alzado como el vencedor de una consulta con 2.182 de 2.611 votos, su llegada al cargo terminó vinagrándose luego de que salieran a flote problemas en otro de los ternados que estuvo en el tarjetón y que no cumplía con los requisitos para postularse por cuestiones de edad.
Pese a que desde esa universidad se insiste en que durante todo el proceso se ha respetado al pie de la letra las normas y que sólo llegará al cargo aquel que cumpla con los estándares más altos, para voces críticas tanto dentro como fuera de la institución el asunto no sería más que un mero trámite para que el poder de la entidad siga en manos de varias figuras del liberalismo, en una suerte de espejo a lo ocurrido en la Universidad de Medellín, señalada de quedar cooptada por políticos durante la administración del hoy condenado exrector Néstor Hincapié Vargas.
¿De secretario a rector?
Según sostienen fuentes consultadas al interior de la universidad, que pidieron la reserva de su identidad, los vientos de un cambio empezaron a soplar desde diciembre pasado, cuando en los pasillos de esa institución empezó a esparcirse el rumor de que era cuestión de semanas para que exrectora Echeverri Londoño presentara la renuncia a su cargo.
Aunque la versión oficial que desde enero pasado se dio sobre esa renuncia consiste en que Echeverri dio un paso al costado para jubilarse, lo cierto es que su periodo iba hasta 2025 y en el mismo la exfuncionaria quedó en el centro del escarnio público por cuenta de un escándalo que se desató cuando se denunció la desaparición de $4.300 millones de las cuentas de esa institución, al parecer en medio de un ataque informático.
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En aquel momento, si bien el exalcalde Espinosa cerró filas alrededor de la rectora y pidió a los organismos de control y a la Fiscalía investigar lo sucedido, para muchos Echeverri habría sufrido un duro desgaste que habría desencadenado en su salida.
Más allá de los motivos de su dimisión, desde diciembre se regó de boca en boca el nombre del exsecretario de Seguridad Rafael Alejandro Betancourt como el sucesor predilecto.
Al igual que muchos funcionarios y figuras políticas del municipio, Betancourt Durango es un viejo conocido en esa institución universitaria. Además de ser abogado egresado en 2008 y concluir allí una maestría en derecho administrativo en 2017, el exsecretario también ha sido docente desde 2009 y entre 2015 y 2019, justo antes de aterrizar en el gobierno de Braulio Espinosa, ejerció como decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.
Aunque Betancourt sostiene que su experiencia da la garantía de estar preparado para una buena gestión, esa trayectoria genera precisamente en otros suspicacia.
A la luz de varias versiones de la comunidad educativa, durante los últimos años la institución se habría convertido en un epicentro para el pago de favores políticos, principalmente en la Facultad de Ciencias Jurídicas, en la que exconcejales y exfuncionarios envigadeños han dado clase como docentes de cátedra.
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De acuerdo con esas versiones, si bien para los docentes hay requisitos como tener una maestría y ser investigadores activos, en dicho gremio muchos no esconden su malestar al sentir que en los cargos de naturaleza administrativa, mucho mejor remunerados, pesan más la recomendaciones de algunos concejales y políticos que orbitan alrededor de la institución.
Bajo esa mirada, por eso es visto con recelo la llegada nuevamente de un exsecretario de despacho de la Alcaldía, que a juicio de muchos no sería más que una continuación de esas dinámicas políticas.
Por otro lado, en el caso de Betancourt, muchos advierten que su gestión como decano no estuvo exenta de cuestionamientos, sobre todo al no lograr acreditar los programas de su facultad en alta calidad ante el Ministerio de Educación.
Al ser consultado sobre estos puntos, el exsecretario negó estar siendo favorecido en dicho proceso de elección por venir del gobierno municipal y argumentó que todos los candidatos han tenido que someterse a las mismas reglas de juego.
Si bien el exsecretario acepta que ha estado vinculado al equipo liberal del municipio, sobre todo cuando fue secretario de despacho, asevera que los señalamientos de favoritismo carecerían de validez y sólo se explicarían por la confrontación política que se ha desatado alrededor de la elección.
“La gente ha querido tildarme de temas de favoritismo, pero el proceso electoral surte un trámite y prueba de ello es que el mismo sigue en curso y yo no he llegado a esa instancia. Estoy en mi derecho constitucional de aspirar y lo estoy haciendo”, dijo.
Sobre la fallida acreditación de los programas de la Facultad de Ciencias Jurídicas, Betancourt se mantuvo en que la misma no obedecería a una mala gestión, sino a las dificultades que tiene esa dependencia para mejorar la relación entre el número de estudiantes matriculados y los docentes con doctorado.
“Cuando nosotros estuvimos en la decanatura obtuvimos el registro calificado, que es prácticamente la resolución con la que se autoriza la oferta del programa. El programa siempre ha tenido registro calificado. La acreditación (en alta calidad) no se alcanzó por esa relación entre docentes con formación doctoral y el número de estudiantes del programa”, enfatizó el exdecano.
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Al margen de esta discusión, lo cierto es que tras la renuncia de la exrectora Blanca Echeverri la universidad arrancó con un proceso de elección en el que se conformó una terna encabezada por Betancourt Durango y otras dos personas, identificadas como Juan Paulo Vélez Ruiz y Ana Myriam Pinto Blanco.
Con esa lista de aspirantes, el pasado 1 de abril se llevó a cabo una consulta, en la que estudiantes, profesores, empleados y egresados fueron convocados a votar. Ese mismo día, Betancourt Durango obtuvo 2.182 votos de un total de 2.611, una victoria que él sostiene es una de las más altas en la historia de la universidad, pero que desde otras orillas es vista también con reparos dado que podían votar más de 15.000 miembros de la comunidad educativa.
De acuerdo con los estatutos, los resultados de esa consulta, que si bien es importante no equivale legalmente a una elección, fueron revisados por el consejo directivo, el máximo órgano de la universidad, encabezado por el propio alcalde de Envigado, Raúl Cardona González.
En dicha sesión, realizada el 4 de abril, el proceso terminó desbaratándose luego de que se conociera que una de las integrantes de esa terna tenía más de 70 años y estaba por jubilarse, un detalle que había sido pasado por alto. El problema fue detectado por un delegado del gobierno nacional que tiene asiento en dicho consejo directivo.
El alcalde Raúl Cardona señaló que en esa sesión varios consejeros alertaron del problema y recordaron que en la Universidad Francisco de Paula Santander recientemente había sido sancionado el consejo directivo por una situación parecida, en la que se realizó una elección con solamente dos personas que cumplían con los requisitos.
Con base en esa alerta, el mandatario local señaló que se sometió a votación la decisión de empezar desde cero la elección para evitar irregularidades.
“Pusimos eso a votación al consejo directivo y se determinó que se debía empezar nuevamente el proceso”, explicó Cardona, señalando que en medio de ese trámite también se formularon dos acciones de tutela que fueron posteriormente desestimadas.
El pasado 9 de mayo, la universidad expidió un comunicado informando que el proceso volvió a abrirse, en un cronograma que ya estipula los comicios y la designación para finales de agosto próximo.
“Yo no sé por qué le están armando a esto como toda una nube. Estoy absolutamente tranquilo con todo lo que se ha hecho, con todos los procedimientos, que han sido claros y transparentes”, dijo el alcalde Cardona, quien además se mantuvo en que Betancourt Durango no sería su candidato predilecto, ni que estaría siendo favorecido por encima de los demás.
A pesar de esta versión, para otros líderes políticos del municipio, todo este proceso ha dejado el sinsabor de que muchas entidades del municipio de Envigado están atrapadas en una suerte de perfeccionada maquinaria política en la que ya están muy claros los ganadores y perdedores.
Así lo plantea por ejemplo el exconcejal Sergio Molina Pérez, quien el año pasado aspiró a la Alcaldía de Envigado y sostiene que el común denominador en esta clase de controversias es que la mayoría de estudiantes, profesores y funcionarios temen hacer públicos sus reparos temiendo perder sus empleos o ganarse enemistades en el gobierno local.
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De acuerdo con el político, en el municipio son muy comunes las versiones de que para acceder a un trabajo en esa institución es necesario llegar con el favor de políticos locales; un escenario en el que la más sacrificada terminaría siendo la calidad de la universidad.
“Se habla de que muchos docentes son contratados allí pagando ciertos favores políticos. Puntualmente fui muy crítico de la endogamia, y utilicé ese término, que se produce en la universidad de Envigado, donde estudiantes se quedan como profesores en propiedad. Yo les decía que eso no cumple con el primer requisito de ‘univérsitas’ que debe tener la universidad. Entonces eso es para mirarlo en términos de calidad y también tiene el trasfondo político”, dijo Molina Pérez.
Sobre este tema, el alcalde Cardona se mantuvo en que durante todo el proceso se han respetado las normas y sostuvo que tanto para los docentes como para los funcionarios administrativos hay requisitos legales que no se pueden saltar y que siempre son respetados para salvaguardar la calidad de esa institución.
De acuerdo con el cronograma entregado por esa institución, luego de la elección de agosto, el nuevo rector cumpliría los últimos días del periodo de la exrectora Blanca Echeverri y luego, ya en 2025, tendrá nuevamente que hacerse otra elección para designar al rector que estará por otros cuatro años.