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15 horas tardaron las autoridades para atender a un niño que se fugó de un hogar del Icbf y denunció torturas
El menor llegó a una finca donde fue resguardado hasta que la Policía de Infancia y Adolescencia llegó por él.
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El menor de edad se encuentra nuevamente en la fundación de la que se fugó. IMAGEN ILUSTRATIVA
05 de septiembre de 2023
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El caso es extraño por dónde se le mire. A una casa finca en la vereda El Barro, en Girardota, llegó a las 8:30 a.m. de este lunes un niño de once años, desesperado pidiendo ayuda.
Al ver tan alterado al niño y viendo que no había nadie cerca, un hombre identificado como Juan Ochoa, habitante de la casa, decidió acoger al menor y tratar de averiguar su identidad y la forma en la que llegó hasta allí. Fue entonces cuando el niño le empezó a relatar que se había fugado de un hogar operador del Icbf y que había caminado durante dos años hasta tocar su puerta y pedir ayuda. Pero lo más grave fue que según el hombre el niño aseguró estar siendo víctima de torturas en dicho lugar.
“La situación con el centro es muy preocupante para mí porque el niño habla y describe una tortura y unos amarres en la cama de una manera tan dura, que en la mente de un niño de once años no creo que quepa hacer una descripción tan supremamente dramática”, manifestó el hombre en declaraciones publicadas por Blu Radio.
Ante el relato del menor, Ochoa manifestó que prefirió llamar primero a la policía de infancia y adolescencia antes que dar aviso a la fundación Alavés, de la cual se fugó el menor. Blu Radio se contactó con la fundación, quienes explicaron que el pequeño, que está en lista de adoptabilidad, tiene “una discapacidad psicosocial” y desde que llegó a la institución había un riesgo de fuga de su parte.
La fundación le respondió al medio radial que al recibir la llamada de Juan Andrés le explicaron que el menor presenta una “discapacidad psicosocial” y que desde que llegó al hogar de paso tenía en su historial riesgo de fuga. Versión que Ochoa dijo no creer del todo pues el comportamiento del menor durante las horas que pasó en la casa no corresponden a la descripción que le hicieron. “No es el demonio del tasmania que quiso que yo viera”.
Ochoa quedó indignado con la actitud de las autoridades para atender el caso pues pasaron 15 horas desde que llamó a la policía hasta que los uniformados de infancia y adolescencia llegaron en una patrulla para custodiar al menor. Era ya la medianoche.
La fundación resultó estar a escasos 20 minutos de la finca a la que llegó el niño y los vecinos del lugar le manifestaron a Ochoa que no sería la primera vez que ocurre un caso similar.
El Icbf no se ha pronunciado sobre el caso y el menor está nuevamente en las instalaciones del lugar del cual se fugó.
