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El gabinete del alcalde Daniel Quintero se mueve como un carrusel

La salida de los funcionarios más cercanos de Quintero revivió debate por cambios poco técnicos del equipo.

  • Los cargos se han repartido entre un círculo de personas, por medio de enroques u otras figuras. Son múltiples los cambios que ha hecho Quintero en sus 27 meses de gestión. FOTOS Cortesía y EL COLOMBIANO
    Los cargos se han repartido entre un círculo de personas, por medio de enroques u otras figuras. Son múltiples los cambios que ha hecho Quintero en sus 27 meses de gestión. FOTOS Cortesía y EL COLOMBIANO
El gabinete de Quintero se mueve como un carrusel
27 de marzo de 2022
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Esta semana un hecho confirmó lo que era un secreto a voces: algunos funcionarios del gabinete del alcalde Daniel Quintero tenían más los pies en la campaña presidencial de Gustavo Petro que en el mismo gobierno. En el consejo matutino del martes, dos de sus secretarios de confianza renunciaron y, a tan solo horas, en una de las entradas de la Alpujarra, anunciaron con bombos y platillos que dejaban sus cargos para aterrizar en el Pacto Histórico.

Aunque Esteban Restrepo, hasta entonces secretario de Gobierno, y Juan Pablo Ramírez, de Inclusión social, Familia y Derechos Humanos, fueron los responsables de la nueva sacudida en el gabinete, otro exsecretario les acompañó en su adhesión a ese proyecto político. Se trató de Juan Carlos Upegui, primo de la gestora social Diana Osorio y hasta febrero principal cabeza de la Secretaría de la No Violencia.

La movida de los exsecretarios, además de resultar en una estela de preocupación por supuesta participación indebida en política, revivió angustias en diferentes sectores por la inestabilidad del gabinete. Si bien, se han registrado bajas desde los primeros 63 días de la administración Quintero, las últimas salidas comprometen a su círculo más cercano.

Como ha sido frecuente, con las renuncias vinieron los reacomodos e, incluso, hay despachos que todavía tienen vacante su dirección. La percepción que se reforzó, sin embargo, es que el equipo de gobierno se mueve como un “carrusel”, sin estrenar figuras nuevas y rotando —sin rigor técnico en algunos casos— de dependencia en dependencia.

Sacudida más reciente

De las tres dependencias que registraron movimientos en los últimos dos meses, solo Inclusión Social cuenta actualmente con un rostro en firme. Se trata de Santiago Preciado Gallego, historiador que se venía desempeñando como subsecretario técnico de la dependencia.

El despacho cuenta con una de las disposiciones presupuestales más altas, pues tramita buena parte de la política social del Municipio. La billetera ajustada para este año, según su informe de gestión con corte a marzo, fue de $430.967 millones, de los cuales el 25% ya estaba comprometido o ejecutado.

Pese a ello, son varios los lunares con los que carga el despacho, según Luis Fernando Agudelo, director de Medellín Cómo Vamos. Una de las flaquezas tiene que ver con la disminución en la calidad de la atención gerontológica de los Centros Vida, que atienden a las poblaciones mayores.

A esto se suma que la llegada de Preciado no convence en el sector. Luis Bernardo Vélez, concejal que integró hasta hace poco la Coalición de Gobierno y quien fue secretario de Inclusión Social en la administración pasada, puso en entredicho sus competencias técnicas y vocación. “Una dependencia tan compleja —que también atiende a víctimas, privados de la libertad y habitantes de calle— no debió entregársele”.

En Gobierno asumió el encargo la abogada María Camila Villamizar —del círculo cercano del alcalde—, quien por el momento queda a dos bandas, al mantenerse como cabeza de la Secretaría Privada. Si bien, desde la dependencia se precisó que presupuestalmente registra un 99% de cumplimiento, al ordenar $1.979 millones de los $2.028 adjudicados este año, la gestión de la vacunación contra covid-19 parece ser el único renglón a resaltar tras la salida de Restrepo.

La relación con el Concejo, que es una de las tareas del cargo, fue atropellada hasta el último día. Y el manejo de la aplicación creada para gestionar la contingencia por la pandemia, Medellín Me Cuida, afrontó una estela de cuestionamientos y reproches por el manejo de los datos de tres millones y medio de usuarios.

“Asumió, en principio, la gestión del covid, pero terminó diluido en asuntos que nadie conoce”, afirmó sobre Restrepo el concejal del Centro Democrático, Luis Alfredo Ramos, para quien el exsecretario se dedicó a defender al alcalde, “sin mayores funciones para ser evaluado, y a dar vistos buenos en materia de contratación”.

En la de No Violencia, despacho cuya creación lideró la gestora social Diana Osorio, mediante un paquete de facultades extraordinarias autorizadas por el Concejo, hizo el relevo en calidad de encargo Jorge Iván Palomino, quien era subsecretario de Justicia Restaurativa.

Sobre esta dependencia se señaló en principio que podría ser un fortín burocrático, pues una vez consolidada aterrizaron Upegui, como secretario, y Ana María Valle, como subsecretaria de Construcción de Paz Territorial; primo y amiga cercana de Osorio, respectivamente.

“Las facultades que autorizó el Concejo, sin estudios técnicos, de carga y presupuesto, resultaron en un desorden administrativo”, sostuvo el concejal por el Partido Verde, Daniel Duque, para quien el cierre temporal de los centros que atienden a víctimas del conflicto armado en la ciudad ha sido una de las falencias del despacho, que este año cuenta con una asignación de $33.527 millones.

¿Repartija sin rigor?

La sacudida más reciente en el gabinete de Quintero trajo de vuelta el interrogante por los efectos negativos que esta podría traer para el buen gobierno de la ciudad —a año y medio de concluir el cuatrienio—. Han sido varios los rostros técnicos que han dejado el gabinete, pero igual o más han saltado de dependencia en dependencia para suplir vacíos.

Infográfico

Ocho casos ejemplifican estos movimientos circulares, entre los que se cuentan amigos o cercanos del alcalde y su esposa. Alejandro Arias García pasó de Gestión y Control Territorial a Desarrollo Económico; Sergio Andrés López, de ser gerente del Metro de la 80 —rol que conserva— al Departamento Administrativo de Planeación; y Carlos Mario Mejía, de la gerencia de Terminales a Movilidad.

Similares son los casos de Álvaro Ósmar Narváez, quien saltó de la Subsecretaría de Arte y Cultura a la titularidad completa de Cultura; Juliana Colorado Jaramillo, de Desarrollo Rural a Medio Ambiente; Ana María Valle, de Construcción de Paz Territorial a Mujeres; y Santiago Bedoya Moncada, de la gerencia de Proyectos a Juventud.

Otros dejaron el gabinete central para hacer carrera en EPM. Jhonatan Estiven Villada, quien era secretario general, ahora funge como vicepresidente de Asuntos Legales de la compañía de servicios públicos, y Mábel Rocío López, quien estaba en la gerencia de Telemedellín, lidera la Vicepresidencia de Comunicaciones y Relaciones Corporativas. Estos cruces, aunque son propios en la administración pública, no se veían con la misma frecuencia en la ciudad desde hace dos décadas, según el director de Medellín Cómo Vamos. Tampoco las relaciones estrechas con liderazgos políticos nacionales, “cosa que pone a los funcionarios en una dinámica distinta en lo político electoral”, añadió.

Dicha dinámica afecta la gestión de los líderes de despacho, además del vínculo entre la ciudadanía y las caras visibles de la administración Quintero. Así lo explicó Felipe Nieto Palacio, politólogo y profesor investigador de la Universidad de Antioquia, para quien las turbulencias también pasan factura en cuestión de favorabilidad.

Además de los impactos en gobernabilidad, la imagen de la administración ante la ciudadanía puede verse aporreada, según el analista, al ver que los funcionarios la tienen como una plataforma de paso para capitalizar sus intereses. “Que un día están en la Alcaldía y al otro haciendo campaña”.

Aunque el experto considera que suplir los vacíos con funcionarios que ya estaban en el gabinete puede ser positivo, si estos carecen de técnica y responden a perfiles políticos pueden incrementar desconfianza y malestar. Para la muestra un botón: del 43% fue la aprobación de la gestión de la administración Quintero —cifra más baja entre los últimos cinco alcaldes que han gobernado la ciudad—, según la encuesta Invamer de febrero.

Pese a esto, en la Alpujarra hacen carrera nuevos movimientos. Se comenta que Juan Guillermo Berrío, secretario de Participación Ciudadana, dejaría esa plaza para llenar la de la No Violencia, y que en su reemplazo asumiría Juan Daniel Pulgarín, actual secretario de Grupos Poblacionales en Inclusión Social. Parece, entonces, que los enroques están lejos de cesar .

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