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En medio del plan pistola que adelanta el Clan del Golfo contra la Fuerza Pública, la detonación de un artefacto explosivo en la estación de Policía de Villatina el pasado 27 de julio volvió a avivar el debate sobre la presencia de esta organización en el Valle de Aburrá. Si bien se ha dicho que no cuenta con sus propias subestructuras en el área metropolitana, se conoce de su apoyo a unos grupos delincuenciales ya conformados.
El grupo más conocido es La Sierra, que opera en la comuna 8 (Villa Hermosa), en el oriente de Medellín y que también tendría injerencia en el corregimiento de Santa Elena. Según fuentes de inteligencia, se conocen vínculos directos criminales con la banda El Limonar 1, en San Antonio de Prado, y con Mano de Dios, en Altavista.
Luis Fernando Quijano, director de la Corporación para el Desarrollo y la Paz (Corpades), señaló que estas estructuras ya serían el ala directa del Clan del Golfo en la ciudad y se les daría todo el apoyo económico y logístico para fortalecer su poder criminal.
La coordinación de estas estructuras se hace por medio del Frente Metropolitano, que actualmente no contaría con un cabecilla determinado ante las reestructuraciones que están sufriendo las también llamadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), luego de la captura y extradición de Dairo Antonio Úsuga David, alias “Otoniel”.
El poder delictivo de la banda La Sierra sería el encargado de manejar el ala armada en el Valle de Aburrá y fuentes de inteligencia investigan si alguno de sus grupos aliados estaría detrás del ataque con granada a la estación de Villatina por se su zona de injerencia, aunque el comandante de la Policía Metropolitana, general Javier Josué Martín, desmintió inicialmente la relación de esta estructura con el ataque.
En el caso de El Limonar 1, además de manejar el accionar delincuencial en este corregimiento, también sería el grupo encargado de brindar apoyo a las bandas del Oriente antioqueño. En el tercer caso, haría lo propio en el corregimiento Altavista y los corredores estratégicos.
Por contratos
Además de los tres grupos que serían los aliados directos de las AGC, hay otras estructuras que operan según los requerimientos delictivos, bien sea desde la tarea sicarial o para el manejo del microtráfico. En la capital antioqueña serían ocho las estructuras subcontratadas por el Clan del Golfo, mientras que en otros municipios del Valle de Aburrá serían cuatro organizaciones.
Algunas de las bandas que serían apoyadas por este grupo delincuencial y que operan en Medellín son Barrio Bolsa, Paracos del Llano, La Perla, Aguasfrías, La 14, La Oculta, El Bolo II y Altos de Aranjuez. En Caldas lo hacen a través de la banda La Miel, en La Estrella por intermedio de La Inmaculada, y en Bello con Pachelly y Los Chatas. Las autoridades también han mencionado los vínculos de la banda El Ajizal, en Itagüí.
Para John Marulanda, presidente de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares, comentó que no hay interés del comando central del Clan del Golfo en tener una estructura directa, porque “esta ciudad es área de descanso y de reuniones. Además, no lo hacen por la complejidad de la ciudad en temas de vigilancia, pues esto pondría en riesgo sus operaciones”.
El comandante de la Policía Metropolitana indicó que “tenemos conocimiento de una especie de outsourcing del Clan del Golfo en Medellín, pero no que opere directamente”.
¿Quién coordina?
Las investigaciones darían cuenta de que este Frente Metropolitano, denominado por las autoridades como Comisión Medellín, dependería directamente del Bloque Central Urabá, una de las estructuras más fuertes del Clan.
Su historia data del 2008, cuando el frente del Nordeste antioqueño, liderado por Jorge Iván Arboleda Garcés, alias “Arboleda”, llegaba a la ciudad y hablaba con algunas bandas para solicitar cobros de dinero o actos sicariales.
Ante la importancia estratégica del Valle de Aburrá, desde las AGC decidieron mantener este convenio y poner cabecillas en la misión de negociar estas alianzas, algo que se conoció en expedientes de la Fiscalía y testimonios de exintegrantes de estas organizaciones.
El primero de los cabecillas fue Carlos Arturo Rincón Correa, alias “Don Daniel”, quien fortaleció los vínculos en Altavista y La Sierra hasta su captura el 16 de diciembre de 2014. Lo sucedió Jaime Alberto Quintero Posada, alias “El Tigre”, quien fue detenido el 17 de julio de 2017. Posteriormente, estuvo a cargo Juan Camilo Goes, alias “Dímax”, enviado a prisión el 23 de febrero del año pasado. Desde ese momento, se han continuado las negociaciones, pero sin una cabeza visible . n
Periodista por pasión. Me gusta contar las historias de la ciudad desde todos sus puntos de vista y mostrar lo bueno y lo malo de nuestra realidad.