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La vida del ‘duque’ paisa que montó estafa de película

Un joven estudiante de derecho y su madre habrían edificado una compleja estafa que, según los primeros cálculos, ya asciende a los $1.500 millones. Víctimas piden justicia.

  • Alejandro Estrada y Olga Cardona llevaron por muchos años una vida de lujos, con viajes internacionales, ropa de marca y restaurantes costosos. FOTO Cortesía

    Alejandro Estrada y Olga Cardona llevaron por muchos años una vida de lujos, con viajes internacionales, ropa de marca y restaurantes costosos.

    FOTO Cortesía

  • La vida del ‘duque’ paisa que montó estafa de película
  • La vida del ‘duque’ paisa que montó estafa de película
30 de marzo de 2023
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Un joven de 28 años que personificó al heredero de un ducado español, una exfuncionaria de la Gobernación de Antioquia que fabricó todo un universo de ficción y una estafa cuyos cálculos iniciales ya sobrepasan los $1.500 millones hacen parte de los ingredientes de un caso lleno de matices dignos de una novela, que tiene impactada a la sociedad antioqueña.

Los hechos salieron a flote en una historia que publicó el podcast Radio Ambulante, donde Kelly Córdoba y Andrés Vasco, dos abogados de Medellín narraron haber sido engañados por una madre y su hijo, quienes los convencieron de ser herederos de un título de la nobleza española y así, valiéndose de un ingenioso plan, por poco vacían sus cuentas bancarias.

Los presuntos victimarios son Alejandro Estrada Cardona, un antiguo estudiante de derecho de una prestigiosa universidad de la ciudad y Olga Cardona, quien hasta 2019 se desempeñó como funcionaria de la Gobernación de Antioquia.

Lo que en diciembre de 2022 era no más que una denuncia archivada en los anaqueles de la Fiscalía, en menos de una semana se ha convertido en un escándalo que ya suma cerca de 18 víctimas, y cuya estela de afectados podría ser mucho mayor.

Entramado de mentiras

En diálogo con EL COLOMBIANO, Kelly Córdoba, una de las víctimas, cuenta que su historia se remonta a 2019, cuando a su oficina llegó Alejandro Estrada, quien había sido su alumno un año atrás y luego terminó encarnando al falso personaje de la realeza española.

Aunque Kelly anota haber conocido a Alejandro en 2018, cuando fue su alumno en dos de sus cursos universitarios, fue solo un año después cuando tuvo un contacto más directo, luego de que este se paseara por la sala de profesores de la universidad en busca de una asesoría legal.

En aquel momento, el joven acudió en su ayuda pidiendo asesoría para un caso de supuesta negligencia médica y terminó contratando los servicios de una firma de abogados liderada por su esposo, Andrés Vasco.

Lo que al inicio era una mera relación profesional, empezó a estrecharse con el paso de los meses. Además de continuar acudiendo a la firma de su esposo en busca de ayuda para resolver otros problemas, madre e hijo empezaron a instalarse en la vida familiar de la pareja compartiendo sus angustias, pidiendo consejos y despertando su empatía.

“Alejandro se empezó a acercar a mí muy rápido y de manera muy demandante. A los pocos días me había agregado a Instagram. Siento que estudió todo mi círculo social y así logró meterse en mi vida, haciendo que le presentara incluso a mi mamá, mis primos, mi novio, a todos”, recuerda por su parte María Angélica Cabarcas, otra de las abogadas que tuvo contacto con la historia y terminó siendo estafada.

Un duque paisa

Forjada esa confianza, inició la segunda fase del plan, en la que Olga y Alejandro empezaron a construir a cuenta gotas una intrincada historia que posteriormente se transformaría en el eje central de la estafa.

Aunque el cuento se les fue revelando mes a mes, envuelto en un aura de misterio, Kelly resume que en esencia consistió en que madre e hijo terminaron convenciendo a todos de que él era el heredero a un título nobiliario español.

Según ambos, las raíces españolas del joven antioqueño venían por cuenta de su madre, que por su apellido “Cardona” supuestamente era descendiente de Venancio Cardona, un millonario noble español que se había quedado sin varones a quien entregarle su herencia, compuesta por múltiples propiedades, ahorros y empresas que demandaban un equipo legal para custodiarlos.

No obstante, y allí comenzó el juego, para obtener su herencia o “legado” Alejandro tenía que cumplir un centenar de condiciones, como “crear amigos verdaderos, ser emprendedor montando un negocio con capital propio”, entre muchas otras. Para su fortuna, las condiciones también establecían que no podía “recibir la ayuda de su mamá, ni de ningún otro familiar, debiendo acudir a terceros que le hicieran préstamos”, explica María Angélica, que terminó aprendiéndose la historia de memoria.

Más allá del entramado, que hoy a los ojos de las víctimas también parece sacado de los cabellos, Kelly advierte que la profunda cercanía que lograron crear Alejandro y Olga, personajes inventados, documentos falsificados, muchas lágrimas y largas conversaciones terminaron por formar una especie de hechizo que no solo nubló su noción de realidad, sino la de los demás estafados.

En ese proceso, recuerda, Alejandro aprovechó la cercanía para empezar a pedir préstamos para sus emprendimientos, resolver múltiples problemas y hasta acompañarlos a varios viajes a España, a donde supuestamente debían acudir para unas audiencias en el Tribunal Económico Administrativo de Madrid.

Desde allí, recuerdan los testigos, se comunicaba un supuesto funcionario que los apoyaba para que cumplieran las condiciones del legado y que, pese a nunca presentarse en persona, enviaba instrucciones por chat.

A raíz de la importancia de la herencia, y para verificar que las condiciones se cumplieran a cabalidad, Alejandro y Olga les hicieron creer incluso que el Tribunal ejercía un supuesto monitoreo en sus celulares, comunicaciones y gastos, lo que terminó sumiéndolos en un universo irreal.

En uno de esos viajes, en el que Alejandro y Olga se encargaron de convencerlos de que irían a dos audiencias en el tribunal de Madrid y hasta asistirían a una audiencia real en el Palacio de la Zarzuela​, fue que el hechizo empezó a desvanecerse.

Con múltiples deudas contraídas para pagar sus viajes a España y sus cuentas al límite por otros préstamos pasados, el supuesto funcionario del tribunal los notificó de que la audiencia para la entrega del legado se había cancelado y que debían regresar a Colombia hasta nuevo aviso.

Se cae la máscara

Aunque la historia tiene muchos más detalles, que por cuestión de espacio solo cabrían en un libro, todos los testigos coinciden en que fue al regreso de uno de esos viajes, ocurrido tras más de dos años continuos de historias, que comenzó a germinar con fuerza la semilla de la duda.

María Angélica comparte por ejemplo que el dato que la llevó a romper el hechizo vino por cuenta del contacto del tribunal español, llamado supuestamente Iñaki Cortez y Valenzuela, al que nunca pudieron conocer personalmente.

Poco después de volver de Madrid, María Angélica recuerda que Iñaki en su afán de mantener la empatía les envió la imagen de una supuesta ecografía de su esposa, que revisando a profundidad era falsa y eso les reveló que este hombre no era real.

Tras compartir ese hallazgo, María Angélica acudió a Kelly para transmitirle sus sospechas. Arrastrando también sus propias dudas, Kelly resume que decidieron embarcarse en una investigación para verificar cada uno de los detalles de la historia del supuesto ducado.

En medio de ese trabajo, advierte María Angélica, uno de los principales obstáculos fue vencer las barreras de acceso a la información que, por ejemplo, tiene la justicia española, en donde a diferencia de la colombiana, consultar un caso no es cuestión de buscar con una cédula o un número de radicado.

No obstante, venciendo las barreras de forma y distancia, Kelly logró comunicarse con funcionarios del Tribunal Económico Administrativo de Madrid, quienes no solo le confirmaron que allí no trabajaba ningún funcionario llamado Iñaki Cortez y Valenzuela, sino que, por su naturaleza, no llevaban casos relacionados con herencias de títulos nobiliarios.

Así mismo, lograron ponerse en contacto con funcionarios del Ministerio de Cultura de España, que les explicaron a profundidad en qué consistían los ducados y les confirmaron que el Ducado de Cardona (en el que Alejandro supuestamente era el heredero), nada tenía que ver con la historia que les habían fabricado.

Pese a apellidarse Cardona, el Ministerio les explicó que Olga y Alejandro no tenían relación con el título nobiliario, cuyo actual heredero es el hijo de la actual Duquesa de Cardona, llamada Casilda Guerrero-Burgos y Fernández de Córdoba.

Con esas y muchas más pruebas en mano, Kelly, María Angélica, Andrés y muchas otras de las personas que habían depositado su confianza y su dinero en Alejandro y Olga empezaron a tenderles una encerrona, buscando confrontarlos para obligarlos a admitir la verdad.

Andrés Vasco, el esposo de Kelly, tuvo la idea de inventarse la historia de tener un amigo con un dinero disponible para invertir buscando que Olga y Alejandro picaran el anzuelo para acceder a tener una reunión presencial.

No obstante, en una movida que aún hoy no se explican, madre e hijo lograron prever la “encerrona” y un día antes de la cita pactada salieron del país y cortaron todo contacto con ellos.

En retrospectiva, Kelly añade que agradece a Dios que esa confrontación no se hubiera dado, porque era tal el nivel de estrés, desconfianza y rabia que aún hoy no sabe cómo habrían reaccionado.

Justicia a paso de tortuga

Pese a que tras la publicación del podcast de Radio Ambulante la historia tuvo una difusión inesperada, Kelly cuestiona los tiempos de la justicia colombiana para atender su denuncia e investigarla.

Tras vencer muchos miedos y sobreponerse a la vergüenza de sentirse engañada e invadida en su intimidad, Kelly reunió fuerzas para interponer una denuncia por estafa, que fue radicada el 28 de marzo de 2022 y que fue asignada a una fiscal que, según asegura, dilató atenderlos para recibir los detalles de su historia.

Según pudo conocer, tras pasar varios meses durmiendo el sueño de los justos en los escritorios de ese ente, el caso fue archivado el 9 de diciembre de 2022, sin saber muy bien por qué.

“El precio es muy alto”, lamenta Kelly, haciendo un balance de los resultados de hacer pública su historia e interponer una denuncia. “Uno empieza a entender porque las víctimas de diferentes delitos no se atreven a hablar, es casi inevitable ser revictimizada, que la gente empiece a sacar conclusiones fuera de contexto”, añade, aludiendo al costo personal que ha tenido que pagar por ver su nombre en la palestra pública.

Luego de que su historia se hiciera pública, Kelly cuenta que más personas, por ejemplo, de la Gobernación de Antioquia, han comenzado a salir de las sombras para contar que fueron víctimas de una situación similar a manos de Olga y Alejandro.

Para muchas de los afectados, la historia de Kelly, María Angélica y Andrés apenas podría ser la punta del iceberg de un caso que puede tener más antecedentes.

Sin salir tampoco de su asombro, el padre de Alejandro, el exconcejal de Medellín Fabio Estrada Chica, quien accedió a hablar con este diario, señala que todo lo ocurrido le parece muy difícil de digerir.

“Esto me tiene muy acongojado, porque Olga es una mamá, una gran señora, que nunca cometió una irregularidad. Es una dama, que toda su vida ha trabajado”, dice Estrada, viendo con extrañeza que hubiera participado en un caso así.

No obstante, en una mezcla de emociones contradictorias, el político aclara que hace más de ocho años perdió todo contacto tanto con su exesposa como con su hijo y tampoco tiene certeza de lo ocurrido.

Al ser consultado sobre el pasado de Olga, Estrada confirmó que se desempeñó por muchos años como funcionaria de la Gobernación de Antioquia, pero al mismo tiempo señaló no haber escuchado de ella la historia del supuesto ducado que heredaría su hijo.

“Nosotros nunca hemos sido personas ricas, ni de la nobleza. Yo soy una persona que me retiré de la vida pública y vivo como cualquier profesional, tengo que trabajar para devengar mi sustento. Sobre la historia que se ha conocido no tengo la menor idea”, expresó, invitando no obstante a su hijo a presentarse ante las autoridades para aclarar lo sucedido y hacerle frente a las acusaciones.

A raíz del ruido que ha venido generando el escándalo, cada vez es más la información que sigue saliendo a flote. Por ejemplo, la Gobernación de Antioquia confirmó el pasado martes que Olga Cardona en efecto trabajó como funcionaria del Departamento Administrativo de Planeación, en donde estuvo hasta 2019.

Para conocer la situación del caso y las razones que llevaron a su archivo en diciembre del año pasado, EL COLOMBIANO envió un requerimiento a la Fiscalía, pero hasta el cierre de esta edición ese ante aún no se había pronunciado.

Al interior de la Gobernación también se presume la existencia de nuevas víctimas, que podría arrojar nuevos detalles del caso.

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