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La amenaza latente de las plantas invasoras

Las autoridades ambientales cuentan cuáles son las especies que más afectan al territorio antioqueño.

  • Buchón de agua es controlado por EPM tras pico de propagación sobre el río Cauca.FOTOS JUAN ANTONIO SÁNCHEZ Y JAIME PÉREZ
    Buchón de agua es controlado por EPM tras pico de propagación sobre el río Cauca.
    FOTOS JUAN ANTONIO SÁNCHEZ Y JAIME PÉREZ
  • En Santa Elena, el ojo de poeta asfixia las cercas de las fincas.
    En Santa Elena, el ojo de poeta asfixia las cercas de las fincas.
La amenaza latente de las plantas invasoras
20 de mayo de 2019
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Aunque pudo haber llegado antes, el primer registro que tiene el Instituto Von Humboldt del ojo de poeta en el país se remonta a 1939, en un jardín del municipio La Vega, en Cundinamarca. Hay indicios, según la misma corporación investigativa, de que el retamo espinoso fue introducido a finales de la década de 1950 por la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá para controlar taludes en la represa La Regadera (ver gráfico).

¿Qué tienen en común estas especies? Que ninguna es nativa de la región y ambas hacen parte de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, una lista elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn).

Y son tan dañinas porque, según el mismo estudio, su sola presencia puede cambiar hábitats enteros y hacerlos inhabitables para las comunidades nativas.

El retamo espinoso y el ojo de poeta, sumadas al buchón o jacinto de agua, que se hizo famoso por estos días por un pico de propagación que afectó a 126 hectáreas del río Cauca en el embalse de Hidroituango, son los tres tipos de plantas a los que las corporaciones ambientales de Antioquia les tienen la lupa puesta. Son las de mayor impacto en los ecosistemas regionales.

El ojo de poeta llegó de África, el retamo espinoso de Europa, por lo cual son catalogadas en el país como exóticas; sin embargo, no siempre sucede que especies importadas de países lejanos se vuelven un problema, porque el buchón, que es originario del Amazonas y la cuenca de La Plata al sur de nuestro continente, también representa un peligro si no se controla.

Por humanos, culpables

Ana María Castaño, subdirectora de Ecosistemas de Corantioquia, explicó que la invasión de plantas dañinas germinó porque los humanos las hemos transportado históricamente.

“Muchas tienen una capacidad adaptativa a las condiciones a las que llegan, y eso hace que se reproduzcan con mayor facilidad, crecen y se convierten en una problemática”, señaló.

Indicó que las especies invasoras no solo se propagan por medio de semillas, sino también por esqueje; es decir, solo basta con que existan residuos que queden luego de cortarlas para que de allí nazcan nuevamente.

Aunque puede resultar desconcertante, en la “lista negra”, que también fue visibilizada por el Ministerio de Ambiente desde 2008, hay 35 tipos de flora sobre las que la gente desconoce su perjuicio y las siembra tanto en el espacio público como en terrenos privados.

Entre ellas se encuentran, por ejemplo: el bambú, la palma africana, el retamo liso, el eucalipto, el helecho marranero, la lechuga de agua y la caña brava.

Javier Parra, subdirector de Recursos Naturales de Cornare, expresó que en algunos casos la invasión se facilita porque las flores que generan las especies son estéticamente atractivas y las personas las usan, sobre todo en zonas rurales, para adornar cercas de casas, y en los viveros se venden como ornamentales.

Por eso es común encontrar extensiones de la flor anaranjada del ojo de poeta en parajes a más de 500 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.) aunque, según sus características, crece con mayor facilidad en alturas superiores a los 1.400 m.s.n.m.

Parra señaló que, como todas las invasoras, es imposible calcular un total de áreas afectadas, pero en el Oriente han identificado 13 municipios donde más se puede encontrar: Rionegro, La Unión, El Retiro, La Ceja, El Carmen de Viboral, El Santuario, Guarne, San Vicente, Sonsón, Argelia, Granada, Guatapé y El Peñol.

En el centro de Antioquia también es frecuente toparse con la planta en el corregimiento de Santa Elena y Parque Arví o en localidades como Enterríos, Donmatías, San Pedro de los Milagros y Santa Rosa de Osos.

El buchón de agua está presente en todas las represas, ríos y ciénagas del departamento; mientras que el retamo espinoso afecta terrenos por encima de los 2.000 m.s.n.m, por lo que representan una amenaza especialmente para ecosistemas de páramos.

Sin control son letales

“A la gente las flores les parecen divinas hasta que empiezan a copar el resto de la vegetación, colonizando todo a su paso y creando una barrera física que impide que otras plantas crezcan”, indicó Castaño.

El ojo de poeta y el retamo espinoso actúan de manera similar, impiden la fotosíntesis ahogando otras especies e incluso, agregó Parra, pueden generar la propagación de bichos parasitarios. El retamo espinoso, además, actúa como facilitador de incendios forestales debido a dos características: no almacena tanta humedad en su interior y produce aceites que son inflamables.

El asunto con el buchón es distinto, pues es una planta acuática que en cuestión de dos meses puede alcanzar a cubrir más de 100 hectáreas, como ocurrió en Hidroituango.

Por ejemplo, en la laguna Sonso, el humedal más grande del Valle del Cauca, en 2016 el buchón llegó a cubrir el 70 % de la superficie (745 hectáreas), lo cual amenazaba la supervivencia de los peces que la habitaban, según un reporte del diario El País.

El biólogo David Echeverry anotó que en temporada seca es cuando mejores condiciones existen para su propagación, pues en invierno el movimiento de agua genera una limpieza natural.

“El buchón actúa tapando la superficie e impidiendo la oxigenación del cuerpo hídrico, lo cual puede generar muerte o desplazamiento de animales y exceso de materia orgánica que hace que no pueda ser usada para consumo humano”, comentó.

¿Cómo lidiar con ellas?

Erradicarlas de la región sería lo ideal, pero ante la dificultad que esto representa, teniendo en cuenta que ni siquiera se sabe en qué cantidad de territorio se extienden, la única salida es el control.

Así lo hace EPM con el buchón en los embalses que tiene en Antioquia, mezclando métodos de corte manual con maquinaria, en represas como Guatapé, Porce II y III, La Fe, y ahora en Hidroituango, en el que aún faltan 75 hectáreas por controlar de las 126 en las que se propagó la planta.

Elizabeth Ortiz Vaquero, profesional en el campo de áreas protegidas de Corpourabá, señaló que lo propio están haciendo en las zonas afectadas del río Atrato y sus ciénagas asociadas, con un monitoreo permanente de las fuentes hídricas.

Por otro lado, mencionó que hacen acompañamiento a las familias que viven en terrenos adyacentes a los páramos para que controlen la propagación de retamo espinoso, aunque las comunidades han tomado consciencia de ello y lo arrancan manualmente.

En el Oriente, Cornare está preparando una jornada en la que toda la comunidad está convocada para sacar el ojo de poeta de sus fincas, de las cercas y de los sitios por donde se expandió.

“La erradicación debe ser a mano, no vamos promover herbicidas u otros elementos, sino arrancar de raíz y usar los restos como compostaje”, reveló Parra.

Tanto en Corantioquia como en Cornare también se adelantan campañas de sensibilización que involucran a los dueños de viveros, para que comprendan la gravedad de importar plantas exóticas que pueden generar daños ambientales.

“Nos toca convivir con el problema, pero mantenerlo a raya. Por nuestra misma existencia, como humanos, podemos decir que no hay países libres de plantas invasoras”, concluyó Castaño.

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