Si la gente no va a los campesinos, los campesinos van a la gente. Este fin de semana, unos coloridos camiones en los que se lee “Apoya a productores rurales” recorrieron diferentes zonas de la ciudad llevando frutas, verduras, hortalizas, productos transformados y flores hasta la puerta de la casa de los habitantes de Medellín.
El programa Mercados Campesinos, que congrega a más de 200 productores de los cinco corregimientos de la ciudad, se realizaba antes de la pandemia en 25 plazas y parques, los sábados y domingos. En total, los campesinos vendían $ 120 millones en cada jornada. Desde la llegada del coronavirus y el posterior aislamiento obligatorio, los mercados cerraron en marzo y los productores comenzaron a perder sus productos y tuvieron que retroceder a una práctica que intentaban erradicar: trabajar con intermediarios.
Para mitigar las pérdidas, la Alcaldía de Medellín puso en funcionamiento Mercampesinos Móvil, unos camiones que visitarán los barrios ofreciendo los productos cultivados en la ciudad.
Retroceso en el campo
Nora Nelly Bedoya, una productora de San Cristóbal que con su familia pertenece desde hace 32 años a los Mercados Campesinos, explicó que la pandemia los obligó a todos a aislarse y a acudir a prácticas como los domicilios para evitar perder sus cultivos.
Según un estudio del Sistema de Abastecimiento Alimentario en Antioquia 2015, hasta 40 % de los alimentos producidos se desperdician o se pierden en la cadena de distribución, cifra que a los campesinos les preocupa que aumente durante el confinamiento. Además, para evitar contagiarse, los productores, decidieron recurrir a los intermediarios. “Fue muy caótico, porque no encontrábamos la manera de comercializar. Los intermediarios se dieron el lujo de vender nuestros productos al precio que quisieron mientras a nosotros nos empobrecieron”.
Los procesos de comercialización en el campo son inequitativos, pues los intermediarios son los principales beneficiarios del actual modelo de abastecimiento y distribución, donde solo 30,1% de los productos de la agricultura campesina son vendidos directamente a consumidores o en mercados campesinos.
Un estudio realizado por Maná en 2015 encontró que los campesinos solo reciben entre 10 % y 15 % de lo que paga el consumidor final.
“Al final, nos tocó dejar de hacer comercio directo y retroceder, renovarnos y llamar a ofrecer a bajos precios para no perder la producción que teníamos”, agregó Bedoya.
Del campo a la casa
El plan piloto de la iniciativa de la Alcaldía de Medellín comenzó el viernes en Ciudad del Río, Loma de Los Bernal y sector La Calera ofreciendo hortalizas, frutas, verduras, flores, huevos y productos transformados como pan artesanal. Todo esto beneficia a los más de 200 productores y emprendedores de los cinco corregimientos de la ciudad que hacen parte del programa.
De acuerdo con la subsecretaria de Desarrollo Rural, Juliana Colorado, con la estrategia se favorece al productor y se eliminan intermediarios. “Avanzamos en la ruta de la reactivación económica mientras continuamos creando y desarrollando estrategias que permitan la comercialización de nuestros productos campesinos”, agregó.
Pero la idea, según Bedoya, va más allá de la reactivación económica. “No solo vendemos un producto, sino que interactuamos con la gente, hacemos recomendaciones, explicamos remedios y enseñamos usos, y los camiones nos permitieron volver a hacerlo”. Llevar el campo a la ciudad les ha permitido continuar con un legado de amor por el campo que heredaron de sus padres, y compartirlo a la hora de comercializar. “Esta estrategia dignifica la labor que nosotros hacemos y enseña a comer fresco, recién cultivado y local”.
El mismo estudio de abastecimiento de Maná determinó que 74 % de los alimentos que se consumen en el Valle de Aburrá no se producen en Antioquia, un 65 % viene de otros departamentos y 9 % se importa.