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Hay esperanzas para el montañerito, pájaro paisa que se resiste a dejar de cantar

Este pájaro nativo fue redescubierto luego de 48 años. Estudio contabiliza 98 ejemplares, pero sigue en riesgo.

  • El tamaño de este pájaro es, en promedio, de 17 centímetros. FOTO Cortesía
    El tamaño de este pájaro es, en promedio, de 17 centímetros. FOTO Cortesía
30 de agosto de 2022
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Aunque el montañerito paisa —Atlapetes blancae— continúa en riesgo crítico de extinción, los hallazgos de un estudio adelantado por el Fondo de Agua CuencaVerde y el Proyecto Atlapetes de la Universidad de Antioquia parecen devolverle en algo el canto a este pájaro, de corona rojiza, que para muchos “nació muerto”. Seguirle el vuelo, luego de perder sus coordenadas en 1971, fue posible gracias a una pista encontrada en 2007: tres muestras de pieles atesoradas en los vidriales de un museo mostraron el camino.

Ese año, el ornitólogo británico Thomas Donegan visitó varios museos mientras estudiaba otra ave y en uno, ubicado en Antioquia, se encontró con un plumaje distinto. Mucha agua corrió desde entonces, hasta que en 2018 se redescubrió la especie a través de la identificación de 50 ejemplares. Ahora, tras un avistamiento de cuatro meses, se sabe que son 98 los montañeritos que “rastrojean” entre los matorrales del Norte del departamento.

Así lo explica Sergio Chaparro, coordinador del proyecto Atlapetes, quien relata que entre marzo y junio de este año el equipo, conformado por Juan Pablo Gómez, profesor de la Universidad del Norte, y José Miguel Ponciano, investigador de la Universidad de Florida (Estados Unidos), hizo visitas a esta subregión para trabajar en estimativos poblacionales.

La búsqueda del montañerito tuvo lugar en el corregimiento de Aragón, en Santa Rosa de Osos, en predios donde CuencaVerde adelanta labores de restauración ecológica. Fueron dos terrenos, uno de 40 y otro de 30 hectáreas, los que sirvieron de base para la identificación del cantar y aleteo de este pájaro de vuelos cortos.

Hasta allí llegaron los investigadores con los datos recolectados en 2018, que proyectaban la existencia de una cincuentena de pájaros de este tipo. La buena nueva fue que, después de una lucha contra su desaparición, se encontraron 48 ejemplares más de lo previsto.

La cifra, que es alentadora, no saca a esta especie nativa de la lista roja de aves amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. “Pese a encontrar un número más alto del que esperábamos, la especie seguirá en peligro de extinción: continúa siendo una población muy pequeña”, dice Chaparro.

El estudio que está a punto de ser publicado en revistas internacionales rectoras en materia de aves, no es representativo: los hallazgos permitirán proyectar el número de montañeritos en otros municipios del departamento en los que se le ha avistado en los últimos años, casos de San Pedro de los Milagros y Yarumal.

Este, agrega Chaparro, es el siguiente paso en este ejercicio de investigación: analizar mapas, sacar cuentas, saber, con precisión, bajo los menesteres del método, cuántos ejemplares sobreviven. “Es una especie muy poco conocida. Apareció viva después de 48 años. Ya sabemos un poco más: habita matorrales, tal vez bordes de los bosques, sus vuelos son bajos”.

El montañerito no se aventura a habitar los bosques; tiende, más bien, a los rastrojos bajos, donde convive con plantas como el mortiño y los uvitos de monte. Consume frutos varios, semillas e insectos. Pero falta más por conocer, dice Chaparro, tras precisar que el mayor reto es detener la destrucción de su hábitat.

Al vivir en matorrales, de poca altura, la transformación de la casa de esta especie enfrenta riesgos a diario: la siembra de papa y zanahoria a gran escala, por ejemplo, resultan en la destrucción de las plantas nativas en las que el montañerito se reproduce, alimenta y duerme.

“Con el proyecto buscamos acuerdos de conservación con los propietarios de los predios, además de acciones de aislamiento de áreas idóneas y restauración ecológica”, concluye Chaparro, quien espera que el montañerito deje de aparecer en los listados de aves en riesgo máximo de extinción. Que esta, más pronto que tarde, no sea solo la historia de un pájaro que resucitó por cuenta de una colección de especímenes muertos.

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