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En el pueblo de Tomás Carrasquilla revivió el trueque de comida en Antioquia

Santo Domingo arrancó el ejercicio que ya se replicó con otros municipios del Nordeste y el Oriente. Compartir, la única condición del ejercicio.

  • La única condición para participar en la jornada sabatina (se realiza de 9:00 a.m. a 12:00 m.) es llevar productos comestibles en buen estado. FOTOS: JAIME PÉREZ- CIP
    La única condición para participar en la jornada sabatina (se realiza de 9:00 a.m. a 12:00 m.) es llevar productos comestibles en buen estado. FOTOS: JAIME PÉREZ- CIP
11 de mayo de 2020
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Como si fuera una jugada del destino, fue en la cuna de Tomás Carrasquilla (1850-1940) donde se revivió una de las escenas mágicas de sus libros. La comida brotó en el parque de Santo Domingo gracias a que resurgió el trueque campesino.

El pasaje literario dice más o menos esto. Resulta que estaba Peralta fatigado por las afugias del día cuando arrimaron dos peregrinos a pedir posada. “Con todo corazón se las doy, buenos señores —les dijo Peralta—; pero lo van a pasar muy mal, porqu’en esta casa no hay ni un grano de sal ni una tabla de cacao con qué hacerles comidita. Pero prosigan pa’ dentro, que la buena voluntá es lo que vale”. Ya en casa Peralta le pide a su hermana que se asome a la despensa a ver qué encuentra. La hermana, sin saber cómo, se fue derechito a la cocina. No halló más que media arepa tiesa. De comida, ni el rastro. Pero abrió la puerta de la alacena y se quedó pasmada: “del palo largo colgaban los tasajos de solomo y de falda, el tocino y la empella; de los garabatos colgaban las costillas de vaca y de cuchino; las longanizas y los chorizos se gulunguiaban y s’enroscaban que ni culebras; había por docenas los quesitos, y las bolas de mantequilla, y las tutumadas de cacao molido con jamaica, los zurrones estaban rebosaos de frijol cargamanto, de papas, y de revuelto”. Dijo entonces: “Esto es mi Dios pa’ premiale sus buenas obras a mi hermano”.

Pues bueno, fue en Santo Domingo, municipio en el que nació el escritor de En la diestra de Dios padre donde, en medio de los días enrevesados por el virus, se gestó una iniciativa para alimentar la despensa llamada “trueque solidario”. Los dominicanos, sin gastar un solo peso, intercambian comida a manos llenas.

Yucas por gallinas

Mario Alberto Monsalve Hernández, alcalde de Santo Domingo, contó que se le ocurrió la idea para que las personas del campo intercambiaran productos que no pueden cultivar, y los habitantes del casco urbano lograran acceder a las cosechas. Dijo que en la zona rural habita 80 % de la población (10.759 en 2019), con fortalezas en producción de panela, verduras y frutas.

“Les dijimos a los campesinos que nos donaran parte de sus cosechas y acá en el pueblo les dábamos productos de la canasta familiar”, dijo.

Dicho y hecho. En los primeros tres sábados de las jornadas, que se realizan en el parque, a pocas cuadras de la casa natal de Carrasquilla, se canjearon 13 toneladas de comida y participaron al menos 500 familias.

La convocatoria se regó como pan caliente por la emisora Dominicana Estéreo. Los campesinos, con el corazón de Peralta, regalaron 80 gallos y gallinas, dos marranos, 10 bultos de yuca que, según Monsalve, aparece en sancochos, “sudaos”, tortas y tajadas fritas. “Yo solo necesito yuca y vea le entrego tres gallinas”, le dijo una señora al alcalde.

“No comparamos precios, se busca promover la conciencia de compartir. Decimos: no pida por pedir o lleve por llevar, solo tome lo que realmente consumirá”, añade.

Dentro del perímetro, el comensal debe tener tapabocas y respetar la distancia de dos metros en la fila. No se recibe plata, solo productos.

“En mi finca —contó el campesino Aníbal Toro— produzco frijol y mi vecino, yuca. Los dos nos beneficiamos”, y añadió: “viene lo duro porque, ¿cuánta gente desayuna y no almuerza, y si almuerza no come?”.

Para el alcalde esta dinámica, que ha reactivado la economía doméstica, debe seguir aún después de la pandemia. Para ello se fortalecerá la siembra masiva de huertas caseras y el cultivo en los solares de la cabecera municipal.

Trueque regional

Alejandro Villegas, director de la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria de Santo Domingo, contó que el municipio, al ver el éxito del trueque, se articuló con el vecino San Vicente Ferrer (ya en el Oriente). Entregaron 500 kilos de panela a cambio de 165 kilos de frijol, 100 de papa y 32 kilos de aguacate.

Yimy Arley Giraldo, alcalde de San Vicente, dijo que su municipio, a su vez, espera repetir el ejercicio con Cocorná. “Vamos a ofrecerles frijol, chócolo, maíz, papa, gulupa y otros frutales. Si se explora con otras alcaldías se puede lograr un autosostenimiento”, anotó.

Villegas contó que al truque con San Vicente Ferrer se unirían Alejandría y San Roque, con la esperanza de que la idea haga eco en las demás subregiones. “Alguien decía que de las crisis nacen las grandes estrategias. La segunda etapa del ejercicio es comprarles a los campesinos dominicanos para agilizar la economía local”, dijo.

Un dicho paisa, apelando al costumbrismo de Carrasquilla y al espíritu de Peralta, resume mejor este cuento: “El que es acomedido come de lo que está escondido” .

13
toneladas de comida se intercambiaron en las tres primeras jornadas: alcaldía.
El empleo que busca está a un clic

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