Es tanta la euforia que el metrocable despierta en las comunidades del oriente de Medellín, que Luz Mery Londoño, a su panadería, ya le puso como nombre La Estación, pues está exactamente al frente de la estación Villa Sierra de la Línea H, que hoy entra oficialmente en servicio con cobro a los usuarios tras 23 días en los que el sistema estuvo gratis.
Ella, aunque dice que por miedo a las alturas no montará en este cable -el cuarto de Medellín, con capacidad estimada para transportar 1.800 usuarios por hora-, espera ser de las más beneficiadas.
“Una vez iba a montar en el otro cable (La Aurora) y no pude subirme, mi esposo tuvo que devolverse y coger un taxi”, dice Luz Mer
y, que recientemente compró su negocio y lo primero que hizo fue cambiarle la razón social.
“Claro, le puse los colores del metro y falta ponerle la H, acá la gente se puede tomar un café con pan mientras llegan las cabinas”, comenta.
La Línea H es una de las obras complementarias al tranvía de Ayacucho y cuenta con 44 cabinas, 10 pilonas y 3 estaciones.
Quienes utilicen el cable podrán beneficiarse de todo el sistema metro con un solo viaje, que por tarjeta cívica cuesta 1.880 pesos. Un viajero que se suba en la estación Villa Sierra -la última del cable arriba en la montaña- podrá bajarse en Miraflores, abordar el tranvía, luego tomar el metro en la estación San Antonio e irse hasta La Estrella o Niquía, las dos estaciones extremas de la Línea A, o hasta la estación San Javier, Línea B.
“A mí me va a servir mucho para ahorrar tiempo y hasta dinero, porque estudio en el Sena del Centro y llegar a estos barrios es muy demorado”, argumenta Jénnifer Úsuga, de 19 años y que hoy espera montar por primera vez, pues en las pruebas gratuitas no le fue posible.