En medio de las celebraciones por la inauguración de la nueva Línea P del metrocable, que llega hasta Picacho, el gobernador (e) Luis Fernando Suárez vivió una sensación agridulce al tomar el micrófono en el atril.
“Me emociona estar aquí con ustedes, aunque tengo que reconocer que quien debería llevar esta vocería es Aníbal Gaviria Correa, en cuyo gobierno de Medellín (2012-2015) no solo se soñó este proyecto, sino que se definió la ruta de financiación. Cuánta falta le hace a Antioquia su liderazgo”, declaró el pasado 10 de junio, ante un público conformado por el presidente Iván Duque, el alcalde Daniel Quintero y otras personalidades.
No es la primera vez que Suárez siente algo parecido. En una conversación en EL COLOMBIANO, reconoció que “a mí me duele el corazón cuando veo en una placa el nombre mío, porque creo que es injusto, para mí es muy duro, estoy en estas circunstancias, lo asumo con amor y compromiso, pero pienso en el ser humano que está separado de su cargo”.
La situación también plantea una compleja verdad: de los 18 meses que han transcurrido desde el inicio de su mandato (enero de 2020), Aníbal Gaviria ha estado 10 al frente de la Gobernación, por cuenta del proceso penal por presuntas irregularidades en la contratación en 2004, que le ha generado dos detenciones domiciliarias y sendas suspensiones del cargo.
¿De qué manera se ha visto perjudicada la gobernanza en el departamento debido a su ausencia?
Néstor Restrepo Echavarría, Doctor en Política, Comunicación y Cultura de la U. Complutense de Madrid (España), y coordinador de la Maestría en Comunicación Política en Eafit, comentó que “esta figura del gobernador encargado ha afectado la confianza en las instituciones, porque en la práctica está gobernando alguien que la ciudadanía no eligió”.
Sin embargo, agregó que “el encargado ha cumplido una labor interesante, aunque no tenga toda la experiencia política de Gaviria. Es la primera vez que estamos viendo a un servidor público desempeñando su labor de manera técnica, y no a un político gobernando, que es lo que siempre hemos tenido”.
A pesar de esto, “el gobernador encargado está siguiendo un guion, que prioriza unos asuntos, y deja otros de lado. Por ejemplo, veo a los municipios muy a la deriva”, opinó el docente.
Luis Peláez, diputado opositor en la Asamblea de Antioquia, indicó que, según él, Gaviria sigue dando órdenes desde su domicilio, sin embargo, sin su presencia todo se ha vuelto más lento.
“En muchos casos se ha observado que Luis Fernando Suárez no toma decisiones, entonces tiene que consultar a Gaviria. No funciona, en ningún gobierno, una persona que tenga que esperar a otros y actuar por interpuesta persona”, dice el diputado.
El funcionario estimó que algunos proyectos importantes, como el desarrollo de los puertos de Urabá, parecen no avanzar. “Entre las situaciones frenadas está también lo relacionado con Hidroituango, donde hay ausencia de decisión frente a lo que pasa. Vemos a un alcalde de Medellín generando complicaciones y Suárez evita la confrontación, porque no tiene la legitimidad del pueblo, eso es un problema”, dijo Peláez.
El propio Suárez se ha preguntado si con Gaviria no avanzarían más rápido algunos de los proyectos en los que Antioquia requiere del patrocinio financiero de la Nación (ver entrevista anexa).