Controladores denuncian equipos obsoletos y deterioro de la seguridad aérea en el José María Córdova

Reclaman que mientras se habla de la segunda pista, los equipos para garantizar la operación están obsoletos y el prioritario centro de gestión quedó en el olvido.

Los controladores aéreos señalan que los equipos para su labor están obsoletos. FOTO julio césar herrera
Este es el contraste de las consolas de radar en Bogotá, más acorde a especificaciones internacionales, y las de la oficina adaptada del José María. FOTOS CORTESÍA

Mientras políticos y funcionarios de toda índole discuten y tiran anuncios y propuestas sobre el proyecto de la segunda pista del José María Córdova, el gremio de los controladores aéreos denuncia que el principal problema del aeropuerto, el que puede poner en jaque el futuro de su operación, no tiene ningún doliente.

Y, ciertamente, lo que cuenta Óscar Pérez, presidente de la Asociación de Controladores Aéreos de Antioquia, plantea interrogantes sobre las garantías que ofrece la Aerocivil respecto a la seguridad operacional del segundo terminal aéreo más importante del país.

En el largo listado de reclamos sobre la operación y la infraestructura para la seguridad aérea en Rionegro, figuran equipos obsoletos y falta de herramientas básicas para desempeñar su labor.

Por ejemplo, según Pérez, mientras que en las salas radar de Bogotá, Cali, Bucaramanga y hasta Panamá operan con un software más o menos moderno, en Antioquia los controladores deben arreglárselas con un sistema caduco. “Para ilustrarle a la gente. Es como si el resto del país operara con Windows 7 u 8 y nosotros con un Windows 95”, apunta.

Los escenarios que plantea Pérez son inquietantes. Cuenta que con el software que manejan los controladores de Bogotá tienen a su disposición un sistema de colores que ofrece datos meteorológicos en tiempo real para informar a los aviones. Pero los controladores del José María tienen que esperar a que algún colega de Bogotá les mande un pantallazo por celular, lo cual es una medida precaria para brindar apoyo a la tripulación, según precisa.

Los controladores llevan cinco años pidiendo unas pantallas de radar cuyo valor no superaría los $300 millones.

Es más, reclaman que los equipos de la sala radar en Rionegro han tenido tres renovaciones superficiales en los últimos 25 años.

De hecho, Rionegro no tiene como tal una sala radar sino una oficina con escritorios adaptados en posiciones de control.

Por eso en 2019 el equipo de aeronavegación de la región desarrolló el proyecto del Centro de Gestión Aeronáutico de Antioquia, en el cual se invirtieron $1.650 millones en consultoría y otros $400 millones en interventoría para viabilizar la construcción de un edificio verdaderamente adaptado, con equipos y personal, para gestionar la operación de todo el departamento por los próximos 25 años.

Sin embargo, el Gobierno Nacional pasado no la priorizó en el Conpes encargado de destinar el presupuesto a los proyectos aeronáuticos del país, y el Gobierno actual ya les avisó que tampoco quedó en el Conpes 2023.

La Aerocivil, aseguran, no les ha dado respuestas de fondo del por qué sigue estancado el Centro de Gestión, aún después de invertir $2.000 millones en estudios previos y de la incuestionable urgencia de modernizar la infraestructura y gestión operacional. Tampoco se las entregó a este medio tras ser consultada al respecto.

Lo que dice Irina Teresa Lara, presidenta del sindicato de controladores aéreos, es que no existen razones técnicas ni presupuestales sino meramente políticas. La funcionaria señala que la Aerocivil y el Ministerio de Transporte están priorizando réditos políticos con proyectos como la segunda pista, por encima de la seguridad aérea.

Las denuncias de los controladores toman dimensión con las cifras que maneja hoy el José María, cuya operación aumentó el 120% frente a la que tenía en 2019.

Desde Rionegro son responsables de todo lo que ocurre en el espacio aéreo por debajo de los 24.000 pies, desde el Valle del Río Magdalena hasta el Pacífico chocoano y la frontera con Panamá, y desde Montería hasta Manizales.

Óscar Pérez reitera que a la ciudadanía le están vendiendo erróneamente la idea de que la segunda pista es la panacea y solución al colapsado servicio del José María, aprovechando que la operación aeronáutica no es un tema que cale mucho entre la opinión pública.

“Pueden llenar el aeropuerto de pistas pero si no hay gestión de la operación aérea, lo único que van a hacer es gastar miles de millones para seguir en las mismas”, sentencia.

años llevan pidiendo los controladores pantallas para las consolas de radar.