La temporada fuerte en el Centro de Medellín comenzó oficialmente el pasado fin de semana. Aceras y corredores de sectores como el Hueco, Bolívar y el parque Berrío están convertidos en un hervidero donde se vende todo lo imaginable, mientras los compradores deambulan apiñados, los camiones atiborrados de mercancía se atraviesan en las calles y los carretilleros zigzaguean como malabaristas cargando pilas de cajas y bultos.
Diciembre es la temporada más esperada para el comercio en el Centro, pero también llega con incertidumbre por los compromisos que la Alcaldía dejó de cumplir y que se traducirán, seguramente, en desorden y problemas con el espacio público en los días de frenesí decembrino.
Guillermo Giraldo, presidente nacional de la Unión General de Trabajadores Informales (Ugti), sintetiza el panorama que esperan esta temporada en una sola frase: “Será más caótico que todos los años, habrá más venteros y, paradójicamente, es posible que esto influya negativamente en las ventas”.
Desde principios de este año la Ugti había advertido que los venteros informales en el Centro se habían triplicado, pasando de 12.000 a 35.000, todo esto, mientras la política pública para orientar a los comerciantes informales y sus familias sigue sin implementarse.
Resulta que la carnetización para controlar y ofrecer garantías a quienes ejercen esta ocupación en la ciudad quedó congelada desde agosto de 2011. Este año, según cuenta Giraldo, avanzaron considerablemente de la mano de la administración distrital para lograr una nueva resolución que destrabara este trámite indispensable para darle un nuevo rumbo al comercio informal en Medellín. Con este avance, los venteros de sectores como Juanambú , Bolívar, La Playa y la avenida de Greiff creían que todo estaba listo para poder trabajar en regla, pero se quedaron con las ganas y la papelería lista porque de la Alcaldía no llegaron noticias.
En la comisión accidental que realizó el Concejo hace poco más de una semana, la concejal Nataly Vélez recordó que el Sistema de Registro e Inscripción de venteros informales hace parte del Plan de Desarrollo y debe quedar listo al 100% en 2023. El problema es que la ciudad sigue con una cifra obsoleta de 26.000 venteros que no responde, en absoluto, a la realidad del sector.
Pedro Enrique Suárez, un comerciante de ropa y mercancía navideña desde hace 10 años en Bolívar, coincide con Giraldo en que los incumplimientos de la Alcaldía para carnetizarlos repercutirá en la seguridad de los venteros y el orden público en el Centro.
“El orden y el derecho al espacio público que nosotros le pedimos a la Alcaldía y que esta no garantiza la asumen los ilegales con vacunas y un control a su manera. Ese es el sinsabor que tenemos en esta época en la que nos la jugamos el futuro económico de nuestras familias en los próximos meses”, lamenta.
Y es que además de los retrasos para caracterizar y organizar a los comerciantes informales, la Alcaldía, según el concejal Simón Pérez, tiene entre sus manos la promesa inconclusa de garantizar acceso a salud, educación y bienestar a los venteros informales y sus familias, en el marco de la política pública, entendiendo que son no un problema, sino una población vulnerable.
Según el gremio que los acoge, un ventero informal devenga, en promedio, $15.000 diarios. Pero incluso en una época próspera como esta a los comerciantes informales los acechan diversos riesgos.
Sara Posada, ventera y lideresa del gremio en el Hueco, apunta que de los ingresos que obtengan este mes dependerán sus hogares varios meses. “Aquí nadie se enriquece y nos molemos el lomo esta temporada sabiendo que luego muchos lo pagamos con problemas de salud, porque estamos expuestos a la contaminación, la inseguridad, el ruido y las malas condiciones”.
El desorden que no pudo mitigarse con decisiones oportunas también lo sienten los compradores. Varios coinciden en que aunque en estos días iniciales de temporada han visto productos y precios interesantes, cuando les llegue el momento de hacer sus compras preferirían hacerlo en los comercios barriales, también cada vez más nutridos, para evitar padecer el caos que se avecina en puntos como el Hueco.
Y en medio de este panorama, algo que a Guillermo Giraldo le parece crítico es que el liderazgo de la Subsecretaría de Espacio Público y la gerencia del Centro brille por su ausencia. Ambas dependencias quedaron acéfalas desde hace semanas por las salidas de Yomar Benítez y Mónica Pabón. Para Giraldo, es inaceptable que la época más coyuntural del Centro agarre a la Alcaldía sin subsecretario ni gerente del centro en propiedad, lo cual, según él, menoscaba los pocos avances que se han logrado en estos tres años y envía un mensaje de anarquía justo cuando el comercio informal y la ciudad claman a gritos reglas de juego claras para la convulsa época decembrina.
Sobre los procesos con los venteros, la Alcaldía respondió que estaba a la espera de que asumiera el nuevo subsecretario para continuar con procesos asociativos y de organización con 13 puntos priorizados.