Se necesita un cuerpo y una mente sana para que el organismo funcione de manera correcta, no pueden trabajar por separado, comenta Cristian Vargas, docente y psiquiatra de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. Esto es lo que se ha evidenciado con la covid-19, que no solo trae consigo secuelas físicas, sino también mentales porque “uno de cada tres pacientes fue diagnosticado con un trastorno de salud mental o neurológico, dentro de los seis meses posteriores al contagio”, plantea un artículo de la revista médica The Lancet Psychiatry.
Llegaron a esta conclusión después de realizar un estudio publicado en abril de 2021. Se analizaron datos de 236.379 personas que padecieron la enfermedad y otros pacientes que tuvieron otras enfermedades respiratorias, arrojando como resultado que “existe un 44 % más de riesgo de ser diagnosticado con un trastorno mental o neurológico después de padecer covid-19 que tras sufrir la gripe, y un 16 % frente a las demás enfermedades respiratorias”.
¿Por qué?
Aunque el estudio no arroja una posible explicación, para el psiquiatra Felipe Villegas esto podría tener múltiples causas, una de ellas podría deberse a la preocupación del desenlace por padecer covid, pasar largas horas en las UCI, al daño directo a nivel mental ocasionado por el virus debido a que este ingresa por la nariz y entra de manera directa al cerebro y hasta por los medicamentos para tratar la enfermedad. Para él, “la realidad es que las enfermedades mentales y la covid están estrechamente relacionadas porque más del 30 % de personas que la padecieron pueden tener un diagnóstico psiquiátrico, así que podemos hablar de una sindemia”.
Según el experto, este término hace referencia a cuando suceden dos epidemias de manera simultánea, “en este caso por ejemplo, estamos viendo una infección global por la covid-19, pero a la misma vez y de manera asociada, estamos viendo la presencia de una explosión de enfermedades mentales, que aunque venían previamente, fueron más notorias durante la pandemia y posiblemente, van a continuar”, explica Villegas.
¿A qué se debe?
Sin embargo, no todas las personas lo padecen en la misma intensidad, “depende de dos factores, uno es la predisposición mental y física de cada persona y otro, es qué tan expuesto se puede estar frente un evento traumático”, señala Vargas. Por ejemplo, si una persona tiende a ser más ansiosa y está expuesta a dificultades relacionadas con la enfermedad, como hospitalizaciones o muchas complicaciones para respirar, “probablemente esa persona va a desarrollar problemas de salud mental después de la covid-19, a diferencia de aquellos que nunca han tenido este tipo de sentimientos o angustias”, explica Vargas.
Algunas de las secuelas mentales más comunes son la ansiedad, la depresión, el estrés postraumático, y para aquellos que tuvieron la enfermedad de manera más severa, que por ejemplo estuvieron hospitalizados o entubados, se presentan también problemas para concentrarse, pérdida de la memoria, trastorno bipolar, entre otros, indica Julián Carvajal, coordinador de la maestría en Neuropsicología Clínica de la Universidad CES.
Cuando la persona pasa por periodos de crisis ocasionados por la covid-19 y se complica, en ocasiones es entubada por ejemplo, “aquí se enfrenta a un impacto a nivel tanto físico como emocional debido a la enfermedad”, comenta Carvajal.
Esta enfermedad ocasiona un daño a nivel neurológico, así que cuando este período de crisis pasa, quedan deterioradas algunas zonas del cerebro, ocasionando en ellos emociones muy fuertes.
En esto concuerda Vargas: “esta experiencia puede ser traumática porque la persona no recuerda todo lo que sucedió, cree que pasó poco tiempo allí y quizá estuvo semanas enteras. Se genera un estrés postraumático al ver que su vida está en riesgo, provocando en la persona pesadillas, insomnio y un temor excesivo”. Sin embargo, resalta que esto no se debe ver como un episodio traumático porque cada vivencia es individual.
Como no todos los pacientes son iguales, unos se enfrentarán al estrés, otros a un cansancio excesivo, “este puede persistir en más del 70 % de la población a las 3 a 4 semanas de haber tenido covid-19 y luego, este porcentaje va disminuyendo a lo largo de las semanas”, plantea la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Chile en su página web.
¿Mental o físico?
Para el médico Vargas, quien padeció la enfermedad hace unos meses, podría tener secuelas física y mentales, porque el cuerpo y la mente son uno solo y no funcionan por separado, así que si a ese cansancio se le suma una desmotivación, esa fatiga va a ser mayor, pero “si por ejemplo uno está cansado y decide levantarse, motivarse, va empezando esa recuperación poco a poco”, indica.
Son múltiples las secuelas que provoca la covid, y como el virus no se ha ido, lo más importante para evitar padecerlo es seguir con las medidas de bioseguridad y reforzarlas, “utilizar siempre el tapabocas de manera adecuada, sin que quede con huecos y tape por completo boca y nariz, un lavado de manos frecuente, conservar un distanciamiento social de dos metros preferiblemente y algo muy efectivo es la vacunación, que todas las personas acudan de manera responsable a su cita porque de esta manera es que combatimos la pandemia”, comenta el médico infectólogo Iván Zuluaga.
Si por el contrario, ya tuvo la enfermedad y está atravesando secuelas mentales hay consejos dados por los expertos para que se empiece a recuperar de manera progresiva, pero recuerde acudir a la ayuda profesional si siente que lo necesita