En la calle 49B #64b-12, en el barrio Suramericana en Medellín hay un restaurante asiático donde las meseras son todas muy jóvenes, tienen el pelo muy negro y muy liso, los ojos bien delineados y van vestidas con un atuendo de mucama o de sirvienta muy corto y muy rojo. Con delantal blanco, un moño en el cuello y unas orejas de gato de peluche.
El restaurante se llama Haiku y queda en un sótano. Al final de las escaleras por donde se entra está una de las meseras que da la bienvenida en un japonés dulce y tímido recitado de memoria: “Okaeri nasaimase, goshujinsama”, que dicen ellas que significan “Bienvenido a casa, mi amo”. Según el traductor de Google es “Bienvenido de vuelta, maestro”. El saludo está acompañado de una venia.
Adentro todo está puesto para que los clientes se sientan dentro de un anime. En todas las paredes hay decenas de afiches de las series y cómics japoneses más populares, todo está pintado de un rosa y un azul pastel infantil. De música suena K-pop, el género surcoreano que se expandió por occidente gracias a las redes sociales.
El concepto del lugar, explica Jair, el dueño del negocio, es Cosplay. Un Cosplay es la abreviación para las palabras del inglés Costume Play que traduce juego u obra de disfraces. Los restaurantes tipo Cosplay entonces son aquellos donde el personal va vestido del atuendo de algún personaje bien sea de una serie de televisión o de un cómic o de un libro o de un videojuego.
Dentro de esa categoría de los Cosplay hay otra denominada Maid cafés, en estos los personajes que se interpretan son sirvientas o mucamas como muestra de riqueza y lujo. El objetivo de este concepto según Jair es que las personas se sientan como si llegaran a su casa a ser cuidadosamente atendidos después de un día largo de trabajo.
La atención de las meseras consiste en tres momentos. El primero es el del saludo como a un amo, el segundo es el de la presentación en la mesa, donde la mesera colombiana se presenta con el nombre en japonés que más le guste y dice —primero en japonés y luego en español— que está encantada de conocer a sus comensales. El tercer y último momento es el “hechizo” y ocurre al momento de servir la comida. Es una especie de ritual, dicen ellas, para que la comida sepa mejor. El hechizo es una mímica que consiste en dibujar un corazón en el aire con las dos manos, luego llevarlas a las orejas y moverlas hacia arriba y hacia abajo un par de veces, para terminar con otro corazón que va dedicado al plato. Las meseras son quienes guían el ritual y los comensales van repitiéndolo.
Ese hechizo, los colores de las sillas, las orejas de peluche, las malteadas y los postres presentadas y decoradas en forma de personajes y animales infantiles, hacen parte del concepto kawaii, otro de la cultura japonesa u otaku (fanáticos del animé y el manga), que significa tierno, amoroso, apachachable.
Pero más allá de lo exótico de las meseras, de la decoración, de los rituales, el restaurante ha ganado fama también por la calidad de sus platos. El ramen y el sushi son de lo más apetecido, esto sumado a que los precios son bajos comparados con otros restaurantes asiáticos de la ciudad donde las meseras no van vestidas de mucamas ni tratan de amos a sus clientes.
En ese sótano en Suramericana, Jair, un artista de la Universidad Nacional y profesor de arte, tenía su estudio e importaba algunos productos como muñecos y afiches para venderles a otros aficionados como él a la cultura japonesa. Abrió el restaurante en el 2015 pero solo atendía al público los domingos.
La fama de la comida y del concepto se fue haciendo popular no solo entre los amantes del animé sino entre los oficinistas del sector. En Instagram, donde sus meseras son influencers que graban coreografías y videos de humor tiene 45.000 seguidores. Ahora el local también abre los viernes y los sábados desde el mediodía. Jair sabe que su negocio es un éxito: pronto empezará una remodelación y abrirá todos los días También tiene pensado abrir otra sucursal en El Poblado para atender principalmente a los turistas que llegan allí.
¿Qué más se puede comer en Haiku?
El ramen y el sushi no son los únicos platos japoneses que ofrece el lugar. Tienen una amplia carta que incluye onigiris (bolitas de arroz rellenas de pollo, atún o palmitos), hitagi (palmitos apanados rellenos de queso crema), gyozas en salsa sweet chilli, Tonkatsu, horonigai, bibimbap y yakisoba. En fin, una serie de platos que recuerdan que “la gastronomía de Japón como cocina nacional ha evolucionado, a través de los siglos, a causa de muchos cambios políticos, sociales y de recursos, comenzando por la Edad Antigua”.