Si no duele no sirve, es la frase de muchos a la hora de hacer ejercicio, por lo que esa sensación en el cuerpo se vuelve placentera, pero nada más errado. Expertos advierten que más molimiento no es sinónimo de hipertrofia (aumento de masa muscular) o de hacer mejor el ejercicio. En esos casos es necesario diferenciarlo de una lesión muscular.
El deportólogo Jorge Palacio advierte que se debe descartar una contractura o un desgarro si durante el ejercicio se experimenta un dolor intenso que limita la funcionalidad, “pero si le aplican una carga de ejercicio y esa molestia aparece progresivamente y dura de tres a cuatro días, es molimiento por ser un proceso inflamatorio”.
El molimiento es una lesión en las fibras musculares causadas por el ejercicio regular o por uno nuevo. Para explicar este fenómeno existen muchas versiones sobre sustancias que produce el cuerpo y genera el dolor, sin embargo, lo que sí queda claro es que estar molidos no es producto de acumulación del ácido láctico, esa sustancia caracterizada por ser un deshecho metabólico que producen los ejercicios de alta intensidad.
Para Guillola González, profesional en actividad física y deporte, en la aparición de este dolor influyen muchas cosas, “si la persona durmió o se alimentó bien, si se hidrató, porque esa es una causa de mucha fatiga y calambres. Si cumplió con esos requisitos, realizó de forma adecuada el ejercicio e hizo las cosas debidamente, es normal que ese dolor aparezca porque se está forzando al músculo a que rompa miofibrillas al hacer un esfuerzo. Sin embargo, sentirlo por más de dos días es lesión, no molimiento. Cuando se sobrepasan los esquemas de no poderse levantar o realizar las actividades diarias normales ya hay lesión”.