El Jueves Santo se celebra el día del sacerdocio

Para que una persona llegue a ser sacerdote requiere de muchos estudios y preparación para desempeñar esta vocación.

El Jueves Santo se celebra el día del sacerdocio, una vocación que busca enseñar la palabra de Dios. FOTO camilo suárez

Andrea Rendón

01 de abril de 2021

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9:30

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Antes de su muerte, Jesús de Nazaret se reunió con sus 12 apóstoles para la Última Cena, en la que compartió el pan y el vino, diciendo, “hagan esto en memoria mía”. Así fue como se creó la institución del sacerdocio y la eucaristía y por esto es que cada Jueves Santo se celebra el día del sacerdocio, explica el presbítero Javier Eduardo González, formador del seminario misionero San José de la Arquidiócesis de Medellín.

“Vocación” es la palabra que mejor describe ser sacerdote para el padre Federico Gómez, párroco de Nuestra Señora de la Asunción en el barrio Santa Cruz. “Es un llamado que algunos recibimos de parte de Dios y podemos perpetuar este misterio en el altar, la alegría que uno tiene en ese momento es indescriptible porque es algo irrepetible el hecho de poder transmitir su palabra”. En esto concuerda González: “Ser sacerdote es ser administrador de los misterios de Dios, servidores de Cristo, y para esto hay que ser fieles, estando en servicio de los demás”.

Para desempeñar esta labor se necesita sentir ese llamado y prepararse, así lo menciona Camilo Gálvez, teólogo y filósofo, para esto “se requiere de estudios entre 7 y más años, algunos cursos de formación en teología, filosofía, cultura, humanidades, biblia y psicología, realmente es mucho lo que se debe estudiar para llegar a ser sacerdote”. También se les exige el celibato para desempeñar esta vocación porque es un don que otorga el Espíritu Santo para tener una unión profunda con Cristo, explican.

De qué se trata

Para Gálvez, es importante destacar que dentro de la institución de la Iglesia como tal existen dos ámbitos importantes, uno es la docente, que se encuentra conformada por el papa y los obispos, y con dependencia de ellos, y los demás sagrados ministros, como los sacerdotes. Todos ellos se encargan de enseñar y dirigir al pueblo de Dios por medio de la palabra. Por otro lado, está la iglesia discente, educada por los sacerdotes, y la compone el pueblo de Dios: quienes asisten a ella.

“Cada persona es miembro de la Iglesia como tal y cada uno tiene una función diferente, y todas son importantes. Por ejemplo, la que desarrolla mi pierna es diferente a la de mi oído, así sucede aquí, cada uno tiene un rol importante solo que existen algunos que tienen mayor responsabilidad, como sucede con los sacerdotes”, indica Gálvez.

Dentro de sus funciones se encuentran algunas labores de culto, como la celebración de la eucaristía, asistir a los actos religiosos de su comunidad, administrar los sacramentos como el del bautizo, la confirmación, la penitencia, la unción de los enfermos, el matrimonio, entre otros, plantea John Fredy Córdoba, delegado de comunicaciones de la Diócesis de Sonsón Rionegro.

Además de esto, también se encargan de “ser una guía espiritual y consuelo en momentos de aflicción y son un apoyo para las personas”, señala González.

Pero con los años esta labor se ha modificado, “ahora es más cercana a la gente”, expresa Córdoba. Según cuenta, al comienzo los sacerdotes se consideraban dioses, personas lejanas e intocables, y en algunos lugares lo que ellos dijeran era una ley y debía acatarse, pero con el paso del tiempo esto cambió y hoy son personas dedicadas a la comunidad, seres humanos normales, con necesidades, sufrimientos y tristezas, que tienen la facilidad de estar con el otro y para el otro.

Pero para él lo que no ha cambiado con el paso de los años es que esta labor se encarga de ayudar a los demás y de enseñar la palabra de Dios