Un barrio nunca ha sido un espacio en el que solo hay casas. Ha sido, en esencia, un lugar donde confluyen diferentes experiencias. La tienda donde se compran frutas y verduras, la esquina para tomar un café o la cancha en la que juega los niños.
Las características de los hogares que hoy se buscan han cambiado y los proyectos de uso mixto son una tendencia que crece en diversas ciudades y está modificando el concepto de lo urbano, pues ofrece una combinación de viviendas, oficinas, comercios, hotelería, entre otros, en un mismo lugar.
De acuerdo con Alejandro Eusse, director de Arquitectura de Bienes & Bienes, un proyecto de uso mixto es aquel que “permite tener diferentes usos dentro del mismo desarrollo inmobiliario, una decisión que responde a la localización del proyecto, a la voluntad del desarrollador de arriesgarse a plantear un proyecto que responda a las necesidades de los usuarios y al sector donde se plantee y, además, a los temas normativos”, explica.
Durante la pandemia hubo dudas respecto al futuro de las ciudades, el aislamiento parecía ser una nueva forma de vida, incluso el Urban Land Institute publicó varios artículos en los que los expertos presentaban su visión sobre el devenir de los espacios habitacionales. Sin embargo, con el paso de los meses, las ciudades se revitalizaron sin dejar de evidenciar ciertos cambios.
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Ciudades más conectadas
Hoy las personas trabajan desde su hogar y buscan invertir menos tiempo y recursos en desplazamientos durante su cotidianidad. El urbanista franco-colombiano Carlos Moreno propuso el concepto de “ciudades de 15 minutos”, cuyo objetivo es que los residentes de una ciudad puedan cubrir necesidades como el trabajo, las compras, la educación, la salud y el ocio en un radio de no más de 15 minutos a pie o en bicicleta.
Los proyectos de uso mixto favorecen esta propuesta al posibilitar la integración de diferentes usos en un solo desarrollo, lo cual no solo maximiza el uso del espacio, sino que también crea comunidades dinámicas y autosuficientes.
“Cuando en un espacio solo hay industria o solo comercio se generan momentos del día con mucha dinámica y otras horas muertas. En cambio, cuando un proyecto tiene usos mixtos se garantiza mayor permanencia de personas en distintas horas del día, las personas se van a sentir más acompañadas, las calles van a estar más vivas y se genera mayor sensación de seguridad”, explica Eusse.
Según Alejandro González, desarrollador inmobiliario de MACCA Desarrollo Inmobiliario, los proyectos de uso mixto tienen muchas más formas de rentabilizar los espacios: los inversionistas pueden arrendar los apartamentos, los que invierten en comercio tienen potenciales clientes entre los habitantes del edificio y, los residentes, están conscientes de que tendrán más facilidades para acceder a un supermercado, a un centro de salud, a un centro para mascotas, entre otros servicios.
Eusse explica que este beneficio no es exclusivo de zona específica, sino que logra crear nuevas centralidades en las ciudades. “Cuando se desarrolla en vertical y hay varios proyectos de uso mixto cerca, se pueden generar ciertas centrales de servicio. Si mi edificio tiene todo el tema de supermercados y restaurantes y el edificio del frente, todo lo de salud, la movilidad entre A y B va a ser corta, entonces se hace cada vez menos necesario el uso de vehículos”, afirma.
A medida que las ciudades crecen, los proyectos de uso mixto también. Tanto González como Eusse coinciden en que ofrecen más beneficios que aspectos negativos, pero reconocen que uno de los mayores desafíos es la correcta separación de los espacios públicos, privados y de servicio.
“Obviamente la parte de vivienda no va a querer que las personas que están por el comercio estén transitando las zonas que son de uso privado. Por eso, la correcta planificación y diseño arquitectónico son esenciales”, puntualiza González.