viernes
3 y 2
3 y 2
Camila Jiménez Sáez es una costeña a la que no le gusta el calor. Tampoco el pescado, es vegetariana. Es, también, la primera periodista trans en hacer parte del equipo de Noticias Caracol, el informativo más visto en Colombia, según los datos que entrega Kantar Ibope Media.
—¿Cómo se define?
—Soy una persona superresiliente, las personas trans terminamos en todo momento batallando para todo, lo dice alguien que ha tenido que batallar para estudiar, trabajar, tener una pareja, probablemente en su familia. En todos los escenarios nosotras somos unas guerreras.
Tiene 30 años. Estudió Comunicación social y periodismo en la Universidad del Norte de Barranquilla y es especialista en Pedagogía e investigación de la Unisabana. Tiene una maestría en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Zacatecas en México. Sus primeros pinitos en los medios los hizo en una radio universitaria y luego estuvo un tiempo muy corto en un programa de televisión. El 1 de agosto de 2022 llegó a Noticias Caracol.
—¿Cómo fue entrar a este noticiero?
—A finales de 2021 tuve la oportunidad de presentar un casting y el director, Juan Roberto Vargas, y el subdirector, Alberto Medina, me llamaron a entrevista, me preguntaron qué me gustaba y en qué me veía. Les dije además que podía aportar más allá de la investigación y una perspectiva feminista y transincluyente.
—¿Desde un principio contó que es trans?
—Por supuesto, desde un principio eso quedó claro, porque lo primero que yo hago cuando me presento es decir mi perfil profesional, que tengo una maestría y tres especializaciones, y que soy una mujer trans.
Al aire debutó con un informe sobre el arte urbano en Bogotá y cómo los grafiteros de la capital se expresan en los murales y en las calles. La gran prueba de fuego la tuvo con la escritora trans argentina Camila Sossa a quien tuvo que entrevistar.
—¿Cómo han sido estos últimos cuatro meses?
—Un proceso de adaptación maravilloso, realmente ha cumplido todas mis expectativas. Al principio, no lo voy a negar, tenía mucho susto porque era la primera vez que una mujer trans haría parte del equipo de Noticias Caracol. He sentido que se valora la experiencia y el talento, eso fue lo que primó para ingresar acá.
—¿Qué miedos tenía?
—Cómo me podrían tratar los compañeros, el proceso con el personal de cámara porque me imaginaba que debía haber un machismo, que a la gente no le gustara, que en redes sociales se presentara algo. Había muchos temores, pero cuando entré todos se desmoronaron, me han hecho sentir en casa, que tengo derecho a estar como cualquier otra persona que tiene derecho a informar al país, la gente de cámaras han sido de los más empáticos y amables.
—Hablando de redes, después del pasado 10 de diciembre que se conoció que hace parte de este noticiero, ¿qué ha pasado?
—En general han sido reacciones muy positivas y eso me deja que la gente de verdad está esperando un cambio, oportunidad para que las personas diversas tengamos espacios en esos techos de cristal que tanto nos habían negado.
—¿Le han llegado muchos mensajes?
—Divinamente. Muchos mensajes de colegas, personas que se han sensibilizado, hay mucha sororidad de mujeres periodistas. Siento mucha alegría de estar aquí, siento que en unos años no será una novedad que personas trans hagamos parte de cualquier oficio.
***
Se crió en La Guajira y en Ibagué, Tolima, terminó el colegio. Camila es hija de padre guajiro, abogado penalista, y madre barranquillera, contadora financista. Tiene dos hermanos: el mayor es ingeniero electrónico y el menor está a punto de graduarse como médico.
—¿Cómo fue crecer en la Costa?
—Vivía en una hostilidad, yo me autonombro como una flor de loto intentando crecer y ser quién era en el barro, en Riohacha fue un ambiente muy hostil, bastante machista. De las siete ciudades de la Costa a mí me tocó la más agresiva con las personas sexodiversas. No sé cómo hice, pero siempre he dicho que yo pude haber sido Sergio Urrego por lo difícil que fue criarme y vivir allá.
—¿Qué extraña de allá?
—La familia y la forma tan espontánea de las personas del Caribe. El calor y la comida del mar no las extraño (risas).
—¿Y el gusto por el periodismo?
—Fue en Ibagué cuando veía a mi tía Mónica Sáenz que en ese momento era periodista del diario más importante de la ciudad, me encantó esa adrenalina, ahí me emocioné. Antes de inscribirme a periodismo, me postulé para negocios internacionales.
—¿Cómo fue la experiencia de hacer la maestría en México?
—En 2017 cuando hago oficial mi transición, empiezo mis hormonas, exijo que se utilice mi nombre Camila, y la universidad fue muy poco receptiva, muy agresiva. Cuando me iba a inscribir al último semestre no me aceptaron y las razones eran que yo era una mala estudiante y eso no tenía sentido porque siempre mis calificaciones eran entre 9 y 9.5, lo que yo intuía era por temas de género.
Al final se graduó. En su tesis investigó sobre las dificultades laborales para las personas trans en América latina.
—En ese momento el diagnóstico mostró que con el apoyo de la familia y su esfuerzo por profesionalizarse lograban ingresar a la educación y obtener un trabajo, pero que la mayoría de estas personas había hecho su tránsito después de profesionalizarse, entonces ya nadie les iba a discutir sus años de experiencia. No quiere decir que no hayan enfrentado luchas, ni vivan violencias, pero para el caso del estudio no era lo mismo haber entrevistado a chicas trans profesionales. a chicas que no se habían podido profesionalizar porque intentaron transicionar a los 15 años y las botaron de sus casas, como es lo más común.
En un día normal Camila, por lo general, se levanta temprano y trota, pero la rutina de los últimos meses le ha obligado a alejarse del ejercicio. Escucha radio en las mañanas antes de proponer los temas en el consejo de redacción en el noticiero: trabaja de lunes a viernes. Todo el día está en el canal.
—¿A qué ritmo suena su vida?
—Uy. La canción que tengo pegada por estos días es Monotonía de Shakira, pero yo no estoy viviendo una monotonía, porque lo último que estoy viviendo en estos instantes de mi vida son situaciones monótonas en cualquier sentido.
—¿Por qué es importante que su historia se cuente?
—Porque las personas trans estamos ganando a mucho pulso, con mucho esfuerzo, espacios que no debería ser tan difícil llegar a ellos. Las plataformas donde normalmente logramos visibilizar algunas trans permiten que otras chicas y chicos se inspiren y terminen con esa idea de que nuestro promedio de vida no supera los 35 años, que sí tenemos la oportunidad de estudiar una carrera profesional y ejercerla. Siempre hay una puerta que se abre, no sabemos cuándo, pero se abre.
Periodista. Hago preguntas para entender la realidad. Curioso, muy curioso. Creo en el poder de las historias para intentar comprender la vida.