Una vez le preguntaron a la arquitecta Laura Restrepo Sandoval qué edificio, que conociera, la emocionaba. Esa misma pregunta estaba dirigida a otro grupo de personas con quienes compartía espacio. Era el primer día, la primera clase, del conocido workshop de arquitectura y paisaje que realiza hace 14 años RCR Arquitectes, el estudio que crearon los tres arquitectos españoles que recibieron el miércoles el premio Pritzker, considerado el equivalente al premio Nobel en arquitectura.
Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta son los premiados arquitectos. Por primera vez en la historia del Pritzker fueron tres conjuntamente. Ellos le hicieron la pregunta a Laura, quien respondió que ese edificio era la biblioteca Virgilio Barco de Rogelio Salmona en Bogotá.
Ese día del verano de 2015, en Olot, el municipio de la provincia de Gerona (Cataluña), todos concluyeron que eran tres variables las que influían para que un edificio provocara esas emociones: el material, la luz y la forma, así lo recuerda Laura.
“Después recorrimos muchas de sus obras, todas con un excelente trabajo de estas tres variables”, cuenta Laura, y añade que la obra que más la emocionó fue la pista de atletismo del municipio. Las razones: “Por la manera en que la función responde a la forma y la arquitectura responde a su entorno, casi como si una no pudiera existir sin la otra. Es mágico”.
La curadora de arte Lucrecia Piedrahita hizo parte del mismo taller, pero un año después. RCR Arquitectes es considerado por ella un referente en su experiencia profesional. Los sigue a través de la obras consolidadas que tiene el estudio en España y Francia.
Para Piedrahita, que decidió también formarse en arquitectura, y ahora está en su semestre de prácticas, “la ecuación conceptual que define a RCR Arquitectes es la relación entre la arquitectura, el arte y la técnica”.
Por eso se interesó en la propuesta arquitectónica. Según Lucrecia, los procesos de concepción y de conceptualización del espacio arquitectónico que hace RCR comienzan desde el arte y la plástica, allá mismo en Olot, de donde han tomado los materiales y el color que “hacen una arquitectura que tiene hoy un eco increíble”, puntualiza la curadora.