Las palabras, estrés, ansiedad o depresión, son muy utilizadas por los adultos en su día a día, pero se debe tener especial cuidado cuando se nombran delante de los niños porque, según lo cuenta el psicólogo clínico Juan Carlos Posada, “la ansiedad en los ellos está más que todo relacionada con el entorno que los rodea, y con un aprendizaje de parte de los adultos que los acompañan. El pesimismo, por ejemplo, es algo que le genera al niño unas fantasías de catástrofe”. Es decir, el niño no genera la ansiedad por sí mismo, lo hace en el día a día con quienes lo rodean. Por lo tanto, es importante que tener un cuidado especial con lo que menciona delante de ellos.
La covid-19 también preocupa a los niños
No es normal que los menores de la casa sientan síntomas de angustia por el año que finaliza y el inicio de uno nuevo, pero este año, ha estado cargado de exceso de información del nuevo coronavirus en el entorno en el cual viven. La Organización Mundial de la Salud, recomienda en ese aspecto que “intente limitar la frecuencia con la que ve, lee o escucha, noticias que le causen preocupación o tensión, pero eso sí, infórmese de las últimas noticias a una hora determinada”.
Con los niños pasa igual y es que este tema, les causa ansiedad, así lo comenta la psicóloga, Natalia Saldarriaga: “La pandemia es un evento inesperado, por lo tanto, ha traído transformaciones (hasta en la forma de estudiar), diferentes pérdidas y esto trae como consecuencia el miedo. En los niños hace que tengan cambios comportamentales, manifestando su temor a salir y socializar”. Esta enfermedad puede generarle a ellos una angustia relacionada al no saber cómo será la situación durante el próximo 2021.
Detectarlo
Darse cuenta que su hijo, hija o sobrinos padecen de ansiedad, podría no ser tan fácil. Si usted empieza a notar que el menor está enfermo y lo lleva al médico, le realizan los exámenes y finalmente no encuentran una posible causa, esté atento. El psicólogo Posada da algunas pistas de cómo podría enterarse a tiempo: “Algo importante es tener en cuenta que, si la conducta del niño cambia, eso es un gran indicio, quienes conviven con él son quienes pueden darse cuenta de esto, de manera rápida. Además, síntomas como, fácil irritabilidad, incontinencia en sus necesidades fisiológicas, síntomas de enfermedad sin estarlo, como tener fiebre, cólicos, pereza para realizar ciertas actividades que antes disfrutaba, es una alerta para darse cuenta que el niño no se encuentra bien.