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Inteligencia artificial para un arte más humano

La aceleración digital causada por la pandemia puso el reflector en obras que son tecnología en sí mismas.

  • Foto: Camilo Suárez
    Foto: Camilo Suárez
Inteligencia artificial para un arte más humano
20 de marzo de 2021
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Es conocido ese relato de Jorge Luis Borges en el que una biblioteca que contiene todos los libros de la historia de la humanidad se vuelve la obsesión de los lectores en búsqueda de su propia biografía. En el cuento La biblioteca de Babel (1941), el autor argentino describe una arquitectura con dos hexágonos, en el que cada muro tiene cinco estantes, cada estante 32 libros, cada libro 410 páginas y cada página 40 renglones. Al combinar esas letras se encontrarían los textos con todos los misterios del mundo, los secretos, las profecías, las oscuras maldiciones.

Pasaron 74 años y esa biblioteca se volvió un sitio web (libraryofbabel.info). Lo creó el escritor y programador informático Jonathan Basile en 2015, quien entrenó un algoritmo capaz de convertir números en caracteres, de esa manera, con un generador aleatorio de una combinación numérica aparece un texto. Si usted entra a la librería digital y presiona el botón “Random” encontrará una secuencia de letras al azar. Si vuelve a dar clic, otra completamente diferente. Puede seguir intentando a ver si le sale algo en español, una palabra coherente, un designio, la historia de su vida. De hecho, en la página hay un foro en el que los usuarios comentan los textos que han encontrado en esa exploración.

“Quería hacer algo que pudiera lograr lo mismo con el mundo visual. Los ‘babel archives’ tienen todas las imágenes posibles, todas las experiencias visuales, versiones digitales de todas las obras de arte pasadas y futuras”, contó Basile en una charla Ted. Ese es solo un ejemplo de cómo una pieza de arte (literatura) se mezcla con tecnología para crear nuevas expresiones.

El principio matemático detrás de la biblioteca de Borges sigue siendo inspiración para el arte en la era de la inteligencia artificial. En 2017, el artista turco Refik Anadol presentó “Archive dreaming” inspirado en este cuento. Es una obra inmersiva en el que el espectador explora, desde una tablet, cómo se mueven los archivos del conocimiento. Se ven como una ola blanca que se modifica según lo explora el usuario y se muestra en una gran sala negra, bajo el concepto de mapping.

Esta última, explica el artista 3D Juan Camilo Alcaraz, no es nueva y comenzó a usarse de forma comercial en los 90. Consiste en usar superficies de exteriores o pantallas gigantes para crear efectos visuales.

Lo que sí es novedoso, agrega la artista Carmen Gil Vrolijk, representante de la Maestría en Artes Plásticas y Electrónicas del Tiempo de la Universidad de los Andes, “es que en los últimos 5 u 8 años ha tomado más fuerza la creación a partir de inteligencias artificiales, el manejo de datos y las redes neuronales, que son cada vez más comunes en el arte hoy en día”. Y con la pandemia, hubo un auge. Mire por qué.

¿El medio o el mensaje?

La unión entre tecnología y arte se puede dar en dos frentes, explica Gil, uno en el que los procesos son mediados por herramientas tecnológicas y otro en el que las obras son digitales o se presentan como tecnología en sí mismas.

En el primer punto hubo un boom durante el confinamiento. Como explica María Mercedes González, directora del Museo de Arte Moderno de Medellín (Mamm), “definitivamente la pandemia aceleró la necesidad de lo digital en muchos de los frentes de trabajo de los museos y del sector artístico y cultural en general. El año pasado fue útil para reflexionar críticamente sobre lo digital no solo como un espacio de difusión sino también de creación. Fue muy interesante retar a los artistas a crear para el espacio virtual. Nosotros, por ejemplo, hicimos un ciclo de conferencias performáticas con artistas colombianos. Eso debe continuar”. Un informe del Foro Económico Mundial afirma esto mismo: “Los artistas encontraron formas creativas de mantener a la gente conectada durante una pandemia que nos mantiene separados”.

Por su parte, la docente Gil agrega que “el año pasado visitamos varias exposiciones virtuales o conciertos en vivo, donde se utilizan herramientas para compilar o transmitir, en el caso de otras artistas y otras formas de creación la tecnología ha sido fundamental para crear obras”.

Otro ejemplo lo da el artista en 3D Alcaraz: “Uno de los más recientes es el que va de la mano con la realidad virtual, que es tendencia en el mundo. Con la pandemia la gente no podía salir de sus casas, el crecimiento del consumidor de gafas con realidad virtual y contenido tridimensional aumentó mucho, entonces este elemento se volvió ese escape a estas realidades alternativas”.

El otro frente es cuando la tecnología misma es el mensaje artístico, como el ejemplo del inicio sobre lo que hizo Basile con el cuento de Borges.

“Yo creo que las máquinas no producen el arte por sí solas. Por ejemplo, si un artista crea un robot que dibuja y pinta retratos, surge la pregunta, ¿de quién es la autoría de esos retratos, del robot o del artista? Esa idea de que la tecnología nos va a sobrepasar no es la correcta, porque la tecnología nos ha cambiado cosas, pero lo más importante es la humanidad. Justamente muchos de los proyectos que han surgido en pandemia utilizan la tecnología como fuente de conexión entre humanos porque lo que nos hace falta, precisamente, es la humanidad, y creo que esas son las reflexiones más interesantes”, recuerda la artista Carmen Gil.

Otro punto de vista lo agrega Alejandro Forero, maestro de artes electrónicas de la Universidad Javeriana: “Preguntarnos si el arte se está volviendo más tecnológico nos remite a la idea de que las expresiones artísticas, históricamente, se han valido de las herramientas de la época, como los pinceles, por ejemplo”. Forero argumenta que el arte de cada tiempo responde a unas formas de representación a partir de elementos que se observan del mundo. El pincel de ahora es la tecnología, la realidad aumentada.

En la era de la informática, los lenguajes digitales y el big data, “hay unos discursos muy elaborados para vender el arte más novedoso”, continua Forero. La pregunta que quedará cuando pase la revolución de producción que ha surgido durante la pandemia (mire algunos ejemplos en los recuadros de la derecha, sugeridos por los expertos consultados) es si el arte con inteligencia artificial es solo una respuesta al momento histórico y brillará la capacidad humana de crear con esa herramienta

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