Es la velocidad a la que se acortan los telómeros –los extremos de los cromosomas–, los que determinan cuánto se vivirá. Un equipo de investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas de España (CNIO) se preguntó por qué una persona suele vivir hasta 122 años y un ratón hasta cuatro (ver tabla) y encontraron que hay una relación muy clara entre lo que vive cada una y la velocidad a la que se acortan sus telómeros, las estructuras que protegen los genes en los cromosomas.
Esta es la principal conclusión de un estudio que publica la revista Proceedings of the National Academy of Sciences PNAS, en el que los investigadores demuestran, además, que esta relación se puede expresar con una ecuación matemática, una fórmula capaz de predecir con exactitud la longevidad de la especie.
Los investigadores, registra el periódico El Mundo de España, midieron los telómeros en los glóbulos blancos de individuos de distintas edades dentro de cada especie. Tomaron muestras de la sangre de nueve delfines de entre 8,6 y 50 años; 15 cabras de entre uno y 10 años; seis buitres leonados de entre 8 y 21 años, cuatro elefantes Sumatra de entre 6 y 25 años, siete ratones de entre 1,4 y 2,6 años; 15 flamencos de entre uno y 50 años y 8 renos de 1,4 a 10, 5 años del Zoológico Aquiarium de Madrid.
María Blasco, jefa del Grupo de Telómeros y Telomerasa del CNIO y directora del trabajo, señaló que el que exista una relación tan clara entre velocidad de acortamiento de los telómeros y longevidad apunta a que han hallado “un patrón universal, un fenómeno de la biología que explica la duración de la vida de las especies, y que merece más investigación”, según un comunicado del CNIO.
También le dijo al diario español que le hubiera gustado poder analizar otras especies particularmente interesantes por su longevidad, pero no les fue posible debido a que necesitaban varios ejemplares de cada especie y de edades variadas.