Funciona en ratones, que viven más sanos y un 25% más, ¿pero en humanos?
Descubiertas en los años 60, solo al despuntar esta década suscitaron de nuevo el interés de los científicos.
Consideran que removiendo las células senescentes (que mantienen una respuesta persistente al daño) que se acumulan con los años, los ratones viejos pueden volver a crecer su pelo, correr rápido y mejorar el funcionamiento de sus órganos.
Una especie de fuente de la juventud que parece prometedora aunque aún lejos de poder aplicarse.
Se acumulan en los tejidos maduros y algunas producen factores dañinos a esos tejidos, que afectan también las células cercanas. Unos factores inflamatorios que impiden la renovación de los tejidos.
Para Peter de Keizer, del Centro Médico de la Universidad Erasmo en Países Bajos, “una terapia antisenescencia no solo elimina las células senescentes sino que produce un rápido rejuvenecimiento de tejidos al estimular la diferenciación de células madre cercanas”.
Pese a los avances, falta mucho para que los humanos puedan acudir a una clínica a aplicare el tratamiento.
Una de las principales barreras es la seguridad ante efectos secundarios, un asunto mejor entendido ahora en roedores. Por ejemplo, esas células tienen un papel en la curación de heridas, por lo que no sería bueno eliminarlas cuando se tiene una herida o en el momento equivocado.
Para el investigador, quien presentó un análisis en el jorunal Trends in Molecule Medicine, hay tres etapas claves.