Hay avances en el campo de la medicina que saltan a la fama porque se convierten en la solución a un problema que no pasaba por la cabeza de su creador al momento de llevarlos a cabo. Ese es el caso de la semaglutida o, como se conoce popularmente, el Ozempic.
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En los últimos años, esa es una de las creaciones médicas que está en boca de todos. Además de la transformación que implicó en el campo científico, de Ozempic se habla por sus resultados. En 2024 y sin casualidad alguna de por medio, se hizo común leer en redes sociales y medios de comunicación las experiencias de famosos utilizando este medicamento que originalmente fue creado para tratar la diabetes tipo 2.
“Así fue como bajé de peso. Fui al doctor, recibí una receta médica y obtuve Ozempic”, dijo en 2024 el actor Tracy Morgan cuando le preguntaron por el cambio de su apariencia física. El año pasado, Elon Musk, Oprah Winfrey y Kelly Osbourne, entre muchas otras celebridades, también afirmaron utilizar este medicamento para perder un par de kilos.
La popularidad del Ozempic ha crecido hasta el punto que pacientes llegan a consulta médica a pedir una prescripción para adquirir este fármaco. “Tengo una cita con el médico próximamente y me gustaría pedirle que me recete Ozempic. ¿Alguien está en la misma situación? Y si no, ¿qué le dijiste a tu médico al pedirle Ozempic?”, escribió anitagonewild en Reddit, donde cientos de miles de personas piden consejos sobre qué deben hacer para recibir la “fórmula mágica”.
Como es usual en la investigación médica, este medicamento continúa siendo objeto de estudio, ya sea para mirar qué otros beneficios puede acarrear su uso, para descubrir efectos secundarios o para ampliar sus posibilidades. Esto es lo que se sabe sobre el Ozempic:
¿Cómo funciona?
Las bases de los agonistas (sustancia que se une a un receptor celular y produce una respuesta) del GLP-1 iniciaron en la década de los setenta con el objetivo de tratar la diabetes tipo 2, la cual, según la Federación Internacional de Diabetes (FID), la padecen el 90% de los más de 800 millones de personas a nivel mundial que tienen esta enfermedad.
Ozempic hace parte de esa “familia” de medicamentos. Su principio activo es la semaglutida, la cual estimula la secreción de insulina y disminuye el glucagón, que es una hormona que produce el intestino que aumenta los niveles de glucosa en sangre.
Cuando comemos hay varias hormonas implicadas en el proceso de digestión. Una de ellas es el glucagón, el cual hace parte de la familia de las incretinas. Al momento en que los alimentos llegan al estómago, allí comienza un proceso de absorción de nutrientes. En el caso de los carbohidratos, estos dan una señal al páncreas, la fábrica de la insulina. Lo que hacen los medicamentos como el Ozempic es reducir la producción del glucagón que, contrario a lo que muchos piensan, ya es una hormona que hace parte de nuestro organismo y no algo nuevo que introduce el fármaco en el cuerpo.
“El medicamento tiene tres grandes efectos. Lo primero es que modula la regulación de insulina cuando comemos, lo segundo es que enlentece el vaciamiento gástrico y lo tercero es que va al cerebro al centro de la saciedad”, explica Juanita González, especialista en Endocrinología y Medicina Interna, sobre el funcionamiento del Ozempic.
El primer agonista del GLP-1 aprobado para su comercialización fue Byetta, el cual comenzó a distribuirse en 2005 en Estados Unidos para tratar la diabetes tipo 2. Sin embargo, en investigaciones médicas sobre los efectos del medicamento, se encontró que estos agonistas estaban relacionados con la pérdida de peso en aquellos pacientes diabéticos que los utilizaban.
El agonista más popular, el Ozempic, fue aprobado en 2017 por la FDA para su comercialización y, cuatro años después, tuvo luz verde para ser vendido para tratar la obesidad en Estados Unidos bajo el nombre comercial de Wegovy gracias a los hallazgos que prueban los beneficios de la semaglutida a la hora de perder peso.
Estos medicamentos solo se venden con fórmula médica y en Colombia no hay excepción a esta regla. En el país, los profesionales de la salud solo tienen permitido formular Ozempic a pacientes con diabetes tipo 2. El agonista autorizado para la obesidad es la Saxenda, fabricados todos por la misma casa farmacéutica, la danesa Novo Nordisk.
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Esta compañía tiene presencia en Colombia desde 2011 y solo en 2024 tuvo ventas de casi 50 millones de dólares. En el último trimestre del año pasado, Novo Nordisk vendió 39.928 millones de dólares a nivel mundial, un aumento jalonado por la demanda de sus medicamentos para la obesidad, según reveló la misma empresa.
En el país, al igual que con todos los medicamentos, no a todos los pacientes se les puede formular Saxenda, que es el medicamento avalado para tratar la obesidad en Colombia.
Las condiciones para la prescripción médica es que la persona cuente con un Índice de Masa Corporal (IMC) por encima de 30,o que esté en sobrepeso con un IMC entre 27 y 30. Diana Carolina Ospina, especialista en Medicina Interna y fellow en Endocrinología, aclara que en este último caso se prioriza la fórmula a aquellos pacientes que tengan una comorbilidad relacionada con el peso, como hipertensión, prediabetes o niveles elevados de colesterol.
¿Cuáles son los efectos?
Además de la popularidad por sus resultados, la fama de Ozempic también se debe a la discusión que hay alrededor de sus efectos secundarios. La medicina continúa estudiando aquellos resultados positivos y negativos que pueden derivarse de su uso.
Como es bien sabido y advertido en las indicaciones de los fármacos, todos cuentan con efectos secundarios. La particularidad de este tipo de medicamentos es que no es común que uno de esos se conviertan en su efecto principal. Científicos están en la tarea de comprobar si hay otros resultados secundarios de los agonistas que puedan llegar a resolver otras enfermedades.
En enero de este año, un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington publicó el primer atlas de efectos secundarios. Esta investigación, publicada en la revista Nature Medicine, confirmó algunos puntos que ya habían sido revelados en estudios anteriores, como los problemas gastrointestinales que pueden ocasionar estos medicamentos.
Náuseas, vómito, diarrea y estreñimiento son los síntomas más frecuentes que reportan los pacientes que tienen formulados estos agonistas. Las especialistas González y Ospina aseguran que más de la mitad de personas que inician tratamiento con estos fármacos suelen reportar estos efectos. Sin embargo, los síntomas no son considerados como graves, ya que no comprometen la seguridad y la cotidianidad de los pacientes.
Hay otros efectos adversos que son más severos, pero también poco comunes. El estudio publicado en Nature Medicine hace referencia, por ejemplo, a la pancreatitis, una inflación del páncreas que puede ser aguda o crónica, y que en ambos casos es una enfermedad grave.
“Este es un efecto raro. En casos registrados es porque son pacientes que tienen predisposiciones a este tipo de enfermedades como algún tipo de patología pancreática, que haya tenido este cuadro antes, que son tomadores de alcohol activos en altas dosis o que tienen triglicéridos muy elevados, que es otra causa de la pancreatitis. En ese caso, cuando un paciente tiene esos síntomas de riesgo, lo que se recomienda es no formularle ese tipo de medicamentos”, explica González.
En cuanto a los beneficios, la investigación de la Universidad de Washington mapeó algunos como reducción de algunas enfermedades mentales como la esquizofrenia y trastornos psicóticos, y también una disminución de embolias. Este estudio no demuestra causalidad, o sea, que los agonistas sean los directos responsables de estos efectos. Pero es una investigación relevante debido a que se realizó con dos millones de pacientes que fueron evaluados durante tres años, lo que permite evidenciar una asociación. Este tipo de análisis permiten crear panoramas que revelan nuevos caminos de investigación en el campo de la medicina.
Tanto ese estudio como las especialistas concuerdan en que el éxito del tratamiento con agonistas está en el acompañamiento médico y en ofrecer información verídica y de calidad.
Por una parte, los pacientes deben conocer las posibilidades de los fármacos cuando se trata de la pérdida de peso. En el caso de la semaglutida el promedio que se puede reducir es entre el 10 y el 15% del peso inicial, mientras que con la liraglutida es del 5 al 10%. Además, las personas también deben saber que hay variedad de tratamientos para el sobrepeso y la obesidad. Estos se agrupan en cuatro grupos: las dietas y la actividad física, los tratamientos médicos –como los agonistas–, los endoscópicos y las cirugías bariátricas.
“Los dos parámetros que siempre se están midiendo en los procedimientos o con los dispositivos son eficacia y seguridad. En el tratamiento de la obesidad lo que generalmente se ve es que entre más efectividad, la seguridad va disminuyendo. O sea, las cirugías son más efectivas que los tratamientos médicos y que los dispositivos endoscópicos, pero pueden presentar más complicaciones”, explica Héctor Vargas, médico cirujano miembro del Grupo de Obesidad de la Clínica de Medellín.
González, Ospina y Vargas coinciden en que los tratamientos con estos medicamentos son seguros y efectivos. El éxito de ellos está en el acompañamiento profesional. En Colombia, además de que solo pueden venderse con fórmula médica, se recomienda un examen completo, junto a múltiples pruebas de laboratorio, antes iniciar su aplicación. Adicional a eso, la realidad es que para bajar de peso no solo basta con los agonistas: una alimentación balanceada, actividad física frecuente y acompañamiento psicológico son importantes a la hora de utilizar estos fármacos.
Además que este tipo de tratamientos no deben ser la primera opción de alguien que desea perder peso. Los especialistas sugieren iniciar agonistas cuando en el pasado se han tomado otras medidas y estas no han dado los resultados esperados. Finalmente, al terminar el uso de estos medicamentos, los pacientes deben continuar con hábitos alimenticios saludables y haciendo ejercicio regularmente. Lo cierto es que, más allá de la pérdida de peso, el mayor éxito de su uso es que esta reducción se realice de manera saludable y sostenible en el tiempo.
“La verdad es que no hay un tratamiento mágico para perder peso. Ninguno de estos medicamentos es magia, solo son facilitadores en el proceso de pérdida, pero finalmente requieren mucho esfuerzo del paciente”, asegura la endocrinóloga González.
Más allá de la fama, los agonistas son un avance médico que revolucionaron el área de la salud. En 2024, los cinco investigadores que construyeron las bases de este medicamento recibieron el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica por su contribución al tratamiento de la diabetes y la obesidad, enfermedades que son retos para los sistemas de salud contemporáneos.
Las especialistas González y Ospina consideran que estos medicamentos revolucionaron la medicina, ya que ha ofrecido diferentes posibilidades para el manejo de pacientes diabéticos y obesos. “Si estos medicamentos son bien usados, con el seguimiento apropiado por el personal especializado y con el compromiso del paciente, yo puedo asegurar que salvan vidas”, afirma la endocrinóloga.
Las investigaciones sobre ellos continúan. La nueva apuesta de la industria farmacéutica es crear medicamentos más potentes para tratar la obesidad, que permitan reducir un porcentaje más alto de peso que el que ya permiten las marcas comerciales de semaglutida y liraglutida. En diciembre, Novo Nordisk presentó los resultados de un ensayo clínico de Cagrisema, un medicamento compuesto por GLP-1 y un elemento similiar a la amilina, hormona relacionada con el apetito. Esto mostró que, luego de 68 semanas de uso, la pérdida de peso es de aproximadamente 22,7%. La carrera por la industria de la delgadez está en marcha.