Colombia se convirtió en el primer país de América Latina en incorporar un robot humanoide al entorno universitario. Se trata de Aura, una figura de apariencia humana que fue presentada oficialmente por la Universidad de los Andes como parte de un proyecto pedagógico con ambiciones técnicas, sociales y filosóficas.
Durante el evento de lanzamiento, realizado la semana pasada en Bogotá, el robot humanoide hizo su aparición frente a un auditorio lleno, marcando un momento inédito para la comunidad académica.
“Hoy celebramos el poder de la innovación, porque eso es lo que somos y lo que siempre hemos sido: una universidad pionera y a la vanguardia”, afirmó la rectora de la institución, Raquel Bernal, quien también subrayó que este avance busca replantear cómo se aprende y se enseña en la era de la inteligencia artificial.
Aura será integrada a una estrategia de aprendizaje experiencial, con el objetivo de superar el modelo tradicional de clases magistrales. Según explicó Bernal, los estudios en neurociencia muestran que los estudiantes retienen mucho mejor la información cuando interactúan y experimentan, en lugar de limitarse a escuchar.
En ese sentido, el robot participará en actividades académicas y extracurriculares como asistente de laboratorio, patrullaje de seguridad, guía en eventos e incluso como promotor de reciclaje dentro del campus.
Los alcances de la robótica humanizada
La llegada de Aura también implica una transformación cultural. Su diseño no está orientado únicamente a tareas técnicas, sino a generar reflexiones en múltiples niveles.
La universidad ve en su humanoide una herramienta para dialogar entre disciplinas: desde la ingeniería hasta la filosofía, pasando por el derecho, la psicología y las ciencias sociales. Esta dimensión transversal es clave en un contexto donde la inteligencia artificial no solo automatiza funciones, sino que redefine conceptos como presencia, cuidado y empatía.
Uno de los ejemplos presentados por la decana de Ingeniería, Rubby Casallas, ilustra esa dimensión humana de la robótica. Imaginó una escena en la que una niña de seis años, en aislamiento por un trasplante, sufre una caída repentina del nivel de oxígeno. El robot detecta la anomalía, le aplica una mascarilla pediátrica y le susurra: “Todo está bien, vamos a respirar juntas”, mientras alerta al personal médico. Sin reemplazar a profesionales, el humanoide actúa con inmediatez, cercanía y precisión. Esa capacidad de respuesta plantea nuevas posibilidades en escenarios de cuidado y asistencia.
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La profesora Alba Ávila, del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, advirtió que la humanidad y la robótica no son trayectorias paralelas: “Aunque hoy los humanos y los robots estamos como dos grupos separados, en el futuro vamos a coexistir”. Esa convivencia, sin embargo, requiere preparación técnica, emocional y ética. De ahí que la universidad haya concebido este proyecto no como una simple incorporación de hardware, sino como una experiencia formativa integral.
Aura no es solo una creación tecnológica; también es una construcción simbólica. Fue nombrada así por dos estudiantes, Aura Martínez y Esteban Ladino, quienes participaron en el proceso de selección del nombre.
Para ellos, Aura representa una energía transformadora que conecta educación, innovación y futuro. Es un homenaje a la dimensión intangible del conocimiento y al impacto que puede tener una herramienta cuando se integra con propósito y sentido.
El proyecto también plantea interrogantes de fondo. ¿Qué implica que una máquina tenga cuerpo humano? ¿Dónde termina su función como herramienta y comienza su rol como entidad social? La decana de Ciencias Sociales, Angelika Rettberg, planteó la inquietud desde una mirada crítica: “Los humanoides nos ponen en el presente preguntas fundamentales sobre qué es ser humano”. Para la universidad, estos cuestionamientos son parte activa del proceso educativo.
Además de las aplicaciones inmediatas, la llegada de Aura permite anticiparse a discusiones globales sobre el futuro de la inteligencia artificial.
Durante el evento, la rectora Bernal citó predicciones provenientes de Silicon Valley sobre la posibilidad de una “superinteligencia” —una IA más potente que la suma del conocimiento humano— en un plazo de menos de una década.
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