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ISA, la transportadora de energía de Colombia, con presencia en siete países y negocios en energía eléctrica, vías y telecomunicaciones, se la juega por el medio ambiente con compromisos que van más allá de lo que la ley exige.
Desde 2011 el Grupo empezó a reducir su huella de carbono. La empresa -con todas sus filiales- genera anualmente cerca de 45.000 toneladas de CO2 y con el programa Conexión Jaguar se planteó una meta de reducción de 9 millones de toneladas anuales de CO2 a 2030, es decir, reducir más de lo que genera.
Adicional a ello, la empresa se había planteado que para 2030 cubriría 400.000 hectáreas con proyectos de conservación (que incluyen trabajo con las comunidades y certificación de bonos o créditos de carbono); esa meta ya fue superada desde el año 2021 y hoy los programas en los que trabaja superan las 800.000 hectáreas.
Esos programas, sumados a la sustitución de consumos de energía y reducciones de emisiones, las estrategias de coeficiencia, reducción de consumo de agua, manejo de residuos, el trabajo en cultura organizacional, disminución de la huella de carbono de cada empleado y el aislamiento del gas SF6 hicieron que este año la empresa obtuviera la Certificación Carbono Neutralidad por parte del Icontec para sus tres negocios en Colombia, Perú, Brasil, Bolivia y Chile.
Dicha certificación incluye: 48.000 km de circuito eléctrico, 714 km de vías y 7.000 km de fibra óptica.
“Lograr la Certificación de Carbono Neutralidad no es una exigencia de ley. La legislación va hacia allá, pero hoy lo que ISA hace es una apuesta voluntaria porque como Grupo hemos declarado ayudar a disminuir los impactos del cambio climático”, explicó María Adelaida Correa, directora corporativa de Sostenibilidad.
En 2022, ISA invirtió en compensación ambientales cerca de 330.000 dólares y la importancia de este trabajo cobra relevancia al explicar los impactos de Conexión Jaguar, un proyecto que lleva el nombre del felino más importante de América y símbolo de conservación.
De acuerdo con María Adelaida Correa, el proyecto que nació en 2017 ha sido desarrollado cumpliendo cuatro objetivos: ayudar a la mitigación del cambio climático a través del mercado de carbono, la protección a la biodiversidad en todos los ecosistemas (con más de 160 especies de fauna protegidas) y territorios donde están presentes, trabajo conjunto con las comunidades y la generación de conciencia en cuanto a protección del medio ambiente.
A través de un largo y arduo trabajo con las comunidades y territorios, ISA ha logra certificar bonos o créditos de carbono para la conservación y restauración de los ecosistemas. El Grupo se trazó acompañar 20 proyectos para 2030 y hoy tiene alianzas para cinco proyectos en Colombia, dos en Perú, y uno en Brasil.
Sin duda alguna, ISA empieza a recoger los frutos de decisiones que se tomaron hace muchos años y que con determinación han logrado ayudar a disminuir los impactos negativos del calentamiento global sobre nuestro planeta.
Servidumbres cerca de las líneas de transmisión son sostenibles
Con Servidumbre sostenible -un proyecto que nació en Perú hace 12 años apoyando huertas de los productores- la transportadora de energía extiende su compromiso por Suramérica con el interés de acompañar a las comunidades y potenciar sus capacidades y proyectos productivos. En Colombia estas servidumbres se ejecutan en 13 km de líneas de transmisión en Jamundí, Cartagena, Ocaña, Pamplona, Santander de Quilichao y Bajo Simacota (Santander).
La gestión social de ISA en los territorios está integrada en Conexión Desarrollo, un proyecto con el que cumplen todas las exigencias que la ley que los países donde tiene presencia les exigen. Pero este proyecto también incluye un trabajo voluntario de la empresa en temas educativos, productivos y de apoyo institucional a las organizaciones que están en los territorios de impacto.
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