“Lo más urgente sigue siendo controlar la pandemia, cerciorándose de que los sistemas sanitarios estén debidamente dotados de recursos y de que todos tengan acceso a la vacuna.
Las políticas fiscal y monetaria deben seguir siendo acomodaticias en los países que disponen de suficiente margen de maniobra —un refuerzo a corto plazo rápido para sus economías—, mientras que los países con presupuestos limitados deben reorientar las prioridades de gasto hacia la salud y el apoyo a los hogares, y trabajar para crear espacio fiscal adicional.
Dada la fuerte factura que siguen pagando los trabajadores de bajo ingreso, estaría justificada la aplicación de ayudas focalizadas que faciliten la creación de empleo y la reconversión laboral.
Recuperarse de las secuelas a más largo plazo será más difícil y obligará a acelerar las reformas estructurales, mejorar el acceso a sistemas de educación y salud de calidad, ampliar las redes de protección social y mejorar el clima empresarial. Para revertir el efecto de los años de flojo crecimiento se necesita una transformación estructural más profunda, que podría estar facilitada por un pacto fiscal de gran alcance”