Los valores del patriotismo hacen parte de la nación, del sentimiento nacional, y se sienten, en particular, en aquellos países que han sido colonias. Al momento de la independencia, adoptan el valor del patriotismo como fundamento de la nueva identidad. Por ejemplo, estos países se aplican a cultivar el idioma del colonizador no solo para asumirlo como propio, sino para perfeccionarlo e innovar en él.
En Colombia podemos hablar de un sentimiento de patriotismo a partir de los primeros años de independencia, cuando se trata de abandonar la “madre patria” explotadora y adoptar el culto a los padres de la nueva patria. Antonio Nariño insistía en eso en sus tertulias eutropélicas. Esos valores del patriotismo no caducan. Basta ver en un acto público cuando se escucha el himno nacional, ahí se fusiona el sentimiento patrio. Hay momentos en que se relajan y se neutralizan por cuestiones de incertidumbre en el país, por la violencia, el caos institucional, pero siguen latentes, porque al fin y al cabo son el fundamento de la nación, derivados del relato que le da sentido a la existencia de la República y a la existencia del país. Ningún ciudadano puede desechar ese sentimiento de identificación con el país, máxime cuando nuestro referente común es la historia patria.