Hacemos un llamado a reflexionar sobre la relevancia del modelo de gobernanza de Medellín basado en la confianza y en la cooperación entre sector público, actores sociales y mundo empresarial.
Este modelo ha permitido diseñar mejores políticas, brindar respuestas más oportunas a problemas colectivos y hacer uso adecuado de recursos públicos. Se trata de un esquema colaborativo que reconoce que ningunos de esos sectores, por sí solo, cuenta con todas las respuestas o todos los recursos para mejorar la calidad de vida de los medellinenses.
Gracias a esa gobernanza urbana basada en la colaboración, Medellín pudo dejar atrás la crisis de los años noventa, construyendo una ciudad en la que es posible dialogar y concertar entre actores muy diversos. Igualmente, distintas voces de la ciudad han podido manifestarse, de manera crítica y propositiva, ante problemas como la inequidad, la violencia, la calidad de la educación y el fortalecimiento institucional. (...)
La polarización política y la fragmentación de actores no le aportará beneficios a Medellín e impedirá el diálogo social que nos ha caracterizado. Por esto, debemos activar una auténtica conversación colectiva con el propósito de mantener los activos de gobernanza urbana y colaboración que ha construido la ciudad.
