Hay que empezar planteando de qué tipo de participación hablamos y en qué espacios. Hay ámbitos donde los jóvenes participan mucho, no solo en temas políticos sino económicos, sociales o culturales; y otros en los que no participan para nada. Si hablamos de la participación política, es muy baja si la comparamos con población de mayor edad. Y ello se debe básicamente a la poca formación en Colombia, fenómeno histórico que obliga a estudiar el efecto de las cátedras en las escuelas. Por otro lado, hay que mirar el mundo de la informática y los nuevos instrumentos que se están usando para la comunicación: los jóvenes participan más en las redes que en la política real. Han dejado que sean otras generaciones las que tomen las riendas y adopten las decisiones políticas. Hay un ejemplo claro, con el referendo por la paz: siete de cada diez jóvenes que participaron en las marchas posteriores apoyando el sí, no habían votado el 2 de octubre.
No podemos decir, sin embargo, que este fenómeno sea nuevo. No es distinto a lo que ha pasado en otras épocas. En política tal vez algunos participen en las elecciones, por los incentivos al voto pero no por convicción. Hay un desgano por la política por la forma en que se gobierna y se toman decisiones, creen que no tienen nada qué hacer frente a eso.
