La primera, resultado de la contracción de la economía, pero con políticas correctas del Emisor: el Banco logró evitar la deflación y así escapar a una depresión de la economía. Proveer suficiente liquidez a la economía a través del sistema financiero fue clave. Dos, la baja inflación sirve a la recuperación: protege la capacidad de compra de los consumidores, favorece a los ahorradores y a quienes tienen ingreso de su trabajo, y protege los presupuestos de hogares y empresas. Tres, se percibe el efecto de la falta de competencia, que agravó la epidemia: en sectores con aumentos de precios desproporcionados hay poca competencia, como en servicios de salud, comunicaciones y públicos domiciliarios. En alimentos, con una interrupción de la logística que aumentó la protección, se presentó un aumento de precios pese a la contracción del consumo. Sólo en sectores muy competidos (vestuario y calzado) cayeron los precios. Cuatro: hay condiciones para reiniciar el ciclo de reducciones de tasa de interés. En la pasada junta directiva ya dos de sus miembros votaron en contra de mantenerla en 1,75 %. Sin fuga de capital, no hay razón para mantener la postura macroeconómica de contracción y existen pocas alarmas acerca de la inflación
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