El tema del mundo Árabe es de máxima complejidad. Esto se debe a que la consigna fundamental no era la democracia, sino libertad, trabajo y dignidad. Recordemos también que la principal bandera fue “el pueblo quiere que caiga el sistema”, lo cual es algo más profundo.
Especialmente, la agenda económica nos ayuda a entender mejor estos procesos, aunque claro, cada país tiene sus particularidades.
Túnez, por ejemplo, ha tenido tres gobiernos diferentes en estos diez años y a pesar de que subsisten grandes problemas va en un camino esperanzador.
Ahora bien, el balance al día de hoy es negativo. El principal problema para que no hayan sido totalmente exitosos estos procesos sociales fue que nunca se alteró el “Estado profundo”, esto es, aquellas redes de grupos de poder al interior de cada uno de los países que siguieron conservando su influencia. Sí, cayeron una serie de dictadores pero fueron reemplazados por gobiernos continuistas bajo “otra cara”. En otros escenarios, por ejemplo, el egipcio, un golpe militar frustró el proceso de cambio, y en algunos países como Baréin, la intervención extranjera (Arabia Saudí y los demás países del golfo) aplastaron violentamente el anhelo de un mejor futuro. .
