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Shakira y el ‘mecanismo’

Es evidente que el estruendoso éxito no se produjo de un día para otro, producto de una improvisación o por un golpe de suerte: detrás está el gran trabajo de investigación de un equipo.

15 de enero de 2023
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La manera como Shakira ha tramitado su tusa por la separación del exfutbolista Gerard Piqué se ha convertido en un sorprendente fenómeno mundial que más allá de la historia de folletín da claves sobre el futuro. La cantante colombiana, que en tan solo dos días logró un récord de 80 millones de reproducciones de su canción en YouTube, se ha inventado un nuevo género dramático, una especie de novela 5G, o si se quiere la primera ópera en la era del metaverso.

El país estuvo durante tres días atento a cada nuevo meme y a cada noticia de este exquisito melodrama. Las redes sociales se convirtieron en campo fértil para la creatividad y el humor así como para las confesiones de esposas atribuladas. En las plataformas pulularon los debates: desde México hasta Argentina y en 24 países la canción entró como la número uno en las listas.

Miles de mujeres (¿millones?) se sienten interpretadas por Shakira y entonan la canción a grito herido como si fuera el himno que estaban esperando para sacar afuera todas sus penas. Las mismas que por siglos han guardado silencio ante la infidelidad de sus parejas, ahora ya “no lloran” sino que “facturan”. Shakira puso a temblar en la bolsa de valores el precio de las acciones de marcas que nombra en su letra (Casio, Twingo). Y sobre todo, involucró a millones de personas en este nuevo formato del melodrama: el mundo entero sigue en tiempo real cómo le da con el bate la barranquillera al hasta hace poco estrella del encopetado Barcelona.

Pero más allá del novelón, este editorial quiere hacer una reflexión sobre cómo la estructura construida para lograr el gran show, la que está detrás de cámaras, deja al descubierto que el poder de las redes sociales y su efecto sobre la humanidad es aún insondable. El estruendoso éxito no se produjo de un día para otro o por un golpe de suerte: detrás hay un gran trabajo de investigación de tendencias, de diseño de producto y de puesta en escena de un equipo como el de Shakira, que ha entendido mejor que muchos la sofisticada herramienta de las redes para el manejo de las masas.

Shakira fue minuciosa al elegir en qué escenario aparecer: con el argentino Bizarrap, que suele invitar a artistas para hacer una ‘tiradera’, que es como se le conoce a este toma y dame musical, lleno de pullas y sarcasmos (por eso la canción se llama Sesión #53). Sus otras dos canciones, las más recientes, le pudieron servir como ensayo para medir el efecto sobre el público. Y cuando la canción se publicó aparecieron al instante montones de memes - como el de un video en el que un Twingo choca a un Ferrari- que parecían preparados por su equipo de mercadeo como cuota inicial para crear una enorme ola de difusión. Como en efecto ocurrió.

Shakira y su equipo supieron activar lo que podríamos llamar ‘el mecanismo’: esa mezcla de ingredientes que hacen explotar a las redes sociales a tal punto que sacuden la propia realidad. Para activar ‘el mecanismo’ siempre tiene que haber un ingrediente secreto, que como en cualquier otro melodrama es una emoción, y en este caso fue la venganza.

Guardadas las proporciones y en otro contexto, tal vez en Colombia no habíamos visto nada igual desde el llamado “estallido social”. En esa oportunidad también se activó ‘el mecanismo’ para provocar desde las redes efectos sobre la realidad. También hubo unas manos maestras que activaron ‘el mecanismo’: apelaron a la indignación, diseñaron la protesta e hicieron un despliegue de videos (algunos ciertos y otros no) y lograron escalar a dimensiones nunca antes vistas aquella masiva expresión social.

¿Quién más y con qué intenciones podría en un momento dado activar este poderoso mecanismo? ¿Qué medidas debería tomar la humanidad para evitar que este mecanismo que hasta hoy ha servido para un divertimento como el de Shakira o para un reclamo legítimo como el de las protestas llegue a ser utilizado con propósitos nada altruistas?

Estamos viviendo un periodo de aprendizaje sobre este nuevo lenguaje. El episodio viral de Shakira nos sugiere la necesidad de entender mejor el “mecanismo” e intentar que nos sirva para defender los muchos logros que hemos alcanzado como civilización y no dejar estas herramientas a disposición de quienes quieran alcanzar oscuros propósitos populistas. . .

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