El precio en pesos del dólar estadounidense prendió las alarmas por los máximos que ha alcanzado en los últimos días. La divisa está cerca del techo de cristal de los 4 mil pesos e, incluso, en algún momento de la jornada del lunes, llegó a estar por encima, aunque al cierre volvió finalmente a $ 3.997. Si bien ayer cayó casi 30 pesos, en lo que va del año, el peso colombiano se ha depreciado en 15,27 %, según Investing, la más alta pérdida de valor dentro de las monedas de las economías de América Latina, y la segunda si se incluye a Venezuela.
Una devaluación tan alta trae necesariamente ganadores y perdedores. Se favorece al turismo que llega a Colombia, ya que el cambio lo beneficia. El producto colombiano se abarata de forma relativa en los mercados externos, es más competitivo y los exportadores salen ganando. Para los productores de café, en particular, es una buena noticia en medio del alza reciente que ha tenido el precio internacional de ese producto, ya que van a recibir más pesos. El balance del Banco de la República también se afecta positivamente, porque en pesos las reservas internacionales se valorizan.
Al mismo tiempo, se acumulan una serie de efectos negativos sobre la economía del país por cuenta de la devaluación. Las empresas que tienen deudas en dólares se resienten, sobre todo si no se cubrieron frente a esa eventualidad y no tienen ingresos en esa moneda. Los bienes que ingresan al país también se encarecen. No solamente los bienes de consumo, sino también las materias primas y los bienes de capital.
Históricamente, las mediciones del traspaso del aumento del dólar a los precios internos, ya sea como efectos directos o indirectos, muestran cambios moderados. En esta ocasión, con una devaluación tan elevada y teniendo en cuenta que hay materias primas esenciales para Colombia que han subido de precio en el mercado internacional (maíz amarillo y soya, principalmente), con el tiempo se va a impactar la inflación. La magnitud dependerá de la credibilidad en la meta de esta última.
El debilitamiento del peso frente al dólar es una señal de la vulnerabilidad de la economía colombiana. Es necesario recordar que el precio del dólar en Colombia se determina en un mercado libre en el que interactúan la oferta y la demanda de la divisa, y el cual solo puede ser intervenido por el Banco de la República en circunstancias muy precisas. La tasa de cambio fluctuante es un elemento fundamental de la institucionalidad, con él se hace la política monetaria y cambiaria.
El punto es que están llegando menos dólares, ya que el país no solo es menos rentable en términos de las tasas de interés comparadas, sino que también se ha vuelto más riesgoso a los ojos de los inversionistas internacionales y de las calificadoras. Esa percepción de riesgo tiene bases reales por cuenta del elevado déficit fiscal (9 % del PIB) y de la cuenta corriente (4,8 % del PIB en el primer trimestre), que fueron las razones que llevaron a la pérdida del grado de inversión.
Dado que esos factores siguen pesando sobre la economía, es poco probable que la tendencia del dólar cambie de dirección. Podrán darse modificaciones transitorias asociadas a las expectativas de cambios en la política monetaria en Estados Unidos presionadas por el rebrote de la inflación, pero la tendencia no se va a modificar sin corregir los graves desbalances de la economía local
