La decisión de la calificadora de riesgos Moody´s de bajar la perspectiva de Colombia de estable a negativa representa un nuevo campanazo de alerta para las autoridades sobre el manejo prudente y responsable que se le debe dar a la economía.
De otra parte, la calificación crediticia se mantuvo estable debido a “la fortaleza del perfil crediticio y su relativa baja vulnerabilidad externa”.
Dadas las dificultades por las que ha atravesado la economía, este hecho constituye una buena noticia y representa una comprobación de que, hasta el presente, el manejo dado por las autoridades económicas ha permitido sortearlas con relativo éxito.
En particular, Moody´s reconoce que la fortaleza de Colombia es “su solidez económica e institucional”.
Además, señala que el crecimiento proyectado del PIB (que entre 2012 y 2021 estima en 3,1 por ciento en promedio) todavía está dentro de la media de las naciones que reciben la misma calificación.
Con respecto a la baja vulnerabilidad externa, la calificadora indica que ello responde “a una tasa de cambio flexible y a un nivel de reservas de divisas estable”.
Como lo han advertido diversos expertos y las calificadoras, no obstante la reforma tributaria de 2016 y los recortes de gasto público, la situación fiscal del país se mantiene bajo una fuerte presión.
Aunque como lo señala Moody´s, se espera que el déficit fiscal efectivamente baje del 3,6 por ciento del PIB en 2017 al 3,3 por ciento en el presente año, existe el riesgo de que, como resultado de un eventual crecimiento bajo en 2018 y de un menor recaudo tributario, se afecte la esperada consolidación en el frente fiscal.
Adicionalmente, la calificadora ve con gran preocupación el panorama para 2019.
En particular, se advierte que, en las actuales circunstancias, alcanzar un déficit fiscal de solo 2,1 por ciento del PIB el año entrante “luce altamente retador” para un país con una estructura de gasto público muy rígida.
A esto se le agrega el hecho de que retomar los recortes en la inversión realizados durante los últimos años también constituye un gran reto en razón a los bajos niveles de inversión del Gobierno Central (alrededor del 2,0 por ciento del PIB) y al impacto que “dichos recortes tienen sobre las expectativas de crecimiento”.
En consecuencia, Moody´s considera que, entre 2018 y 2019, el déficit fiscal como porcentaje del PIB “se mantendría alrededor del 3,0 por ciento”. Con esto, el próximo año se estaría incumpliendo con la regla fiscal.
A los riesgos sobre el comportamiento de las cuentas fiscales se le agrega la situación política que se vive y, particularmente, el indeseable y dañino ambiente de polarización que se presenta.
Al respecto, la calificadora indica que existe incertidumbre sobre si el nuevo gobierno tendrá “el poder efectivo para implementar” las reformas que se requieren para asegurar la estabilidad fiscal.
Para Moody´s, es claro que el gobierno que resulte elegido en los próximos meses tendrá, indefectiblemente, que “adoptar políticas sobre el gasto y los ingresos para reducir el déficit fiscal”.
Frente a este escenario, los candidatos a la Presidencia de la República deben ser conscientes de que, al llevar la economía al ruedo político, se corre el riesgo de hacerle más daño al grueso de los colombianos que al adversario.
Por tanto, cabe esperar de ellos una deliberación responsable y consecuente con el progreso general de la nación.
