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La calculadora de Petro

“Da la impresión de que el interés del Gobierno, y del presidente Petro, no es poner a funcionar al Estado si no cómo el Estado le dé recursos para mantener el poder”.

15 de abril de 2024
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  • La calculadora de Petro

En estos tiempos que vivimos no sobra tener un ojo encima de lo que está ocurriendo con la plata de todos los colombianos. El presidente Gustavo Petro cada vez parece tener más afán por aumentar lo que los economistas llaman liquidez o caja y el resto de los mortales llamamos plata de bolsillo.

No hay día en el que no trate de ver por dónde se la rebusca. La semana pasada dijo que iba a “hablar con la directora del Fondo Monetario Internacional” para ver si le daba chance a Colombia de ir pagando la deuda de a más poquito porque, según Petro, se nos está yendo mucha plata en pagarle de un solo tacazo. Economistas, encabezados por el ex ministro José Antonio Ocampo, advirtieron la torpeza de la idea porque renegociar con el FMI nos cambiaría de estatus: nos valdría más la deuda y nos pondrían más condiciones.

Y una semana antes, Petro también había hecho públicas sus ganas de tomarse los cerca de $400.000 millones que cada año recoge el Fondo Nacional del Café. El Presidente anunció que iba a tomar decisiones con respecto al fondo porque era plata pública que no se puede dedicar, según él, “al despilfarro de la Federación”. Hay que decir que no es cierto que sea plata del Estado, y el presidente lo sabe: es el aporte de cada cafetero que exporta para fortalecer a su gremio y la investigación sobre el grano.

Incluso, todo el problema que ha puesto el Presidente para poner la plata que falta para terminar las vías 4G tiene que ver con lo mismo: trató de no girar los compromisos de vigencias futuras, y la discusión le costó la cabeza al director de Planeación Jorge Iván González porque Petro quería a toda costa que le quedara esa plata libre. ¿Si de verdad le interesara el bienestar de los habitantes de Urabá no sería bueno potenciar la vía de acceso a su puerto para llevar progreso, trabajo e ingresos para todos?

Así también, las polémicas reformas a la salud y a las pensiones tienen, en el fondo un manifiesto deseo de que el Estado acapare más recursos. En el caso de la reforma pensional, como lo comentó el ex ministro Rafael Pardo en su columna de ayer, no es descabellado pensar que el verdadero interés son esos tres salarios mínimos que estarían obligados los fondos de pensiones a transferir al Estado (Colpensiones).

En el caso de las EPS, el afán es tanto que ya vimos como les quitó a siete de ellas (que manejan más de la mitad de los afiliados) la administración de los recursos, vía intervención de la superintendencia.

Y así podríamos poner más ejemplos. La pregunta ahora es ¿para qué? ¿Qué se propone Gustavo Petro con más dinero a su disposición?

El gobierno siempre ha dicho que necesita recursos para gasto social. Esa fue la razón que dio Petro para renegociar con el FMI: “Abrir un espacio de financiación mayor al que tenemos para el gasto social”.

Ojalá así fuera: desde este diario apoyamos, alentamos y aplaudimos que el Estado invierta cada vez más y de manera más eficaz en quienes más lo necesitan.

Pero no es fácil darle crédito a esa teoría si tenemos en cuenta que, hasta ahora, lo que ha ocurrido es que Petro utiliza en sus discursos las palabras de pobres, pueblo, niños, viejos y viejas, para conmover a sus auditorios, pero en la práctica es poco o nada lo que hasta ahora ha hecho por ellos.

No solo el Gobierno no ha entregado ningún nuevo subsidio –el de jóvenes en paz lo ha anunciado durante más de un año pero aún no arranca en forma–, sino que por un tiempo les dejó incluso de entregar a los adultos mayores el que ya se les daba. Hace unos días, Petro anunció que subirá de 80.000 a 255.000 el subsidio a los mayores de 80 años sin pensión. Y ahora llama la atención que lo vaya a hacer sin una ley que lo sustente lo cual indica que podría hacerlo desde antes ¿Por qué ha dejado esperando a los adultos mayores más necesitados más de un año y ocho meses con la promesa en la mano?

Ahora, no son pocos los que se preguntan: ¿Para qué quiere Petro recoger más recursos, o acumularlos en el Estado, si la ejecución del Gobierno es pobre? El primer trimestre de este año fue récord: la ejecución más baja en las últimas décadas, escasos 9,1%.

Por momentos da la impresión de que el interés del Gobierno, y del presidente Petro en particular, no es poner a funcionar al Estado si no cómo hacer para que el Estado le dé recursos para mantener el poder.

Está no es una coyuntura cualquiera. Petro ha dicho de distintas maneras que su proyecto político va para largo. También ha dicho que él no quiere estar más allá de 2026 en la Casa de Nariño porque lo aburre. Y para acabar de confundir mete en la discusión la propuesta de una Asamblea Constituyente que no está claro si se va a dar ni tampoco si, de llegar a darse, pueda abrir las puertas de su reelección.

¿Acaso está recogiendo todas las platas por ahí regadas para poner a funcionar todo tipo de subsidios y de contratos y así intentar recomponer sus bases que están maltrechas en plena época electoral?

En el vecindario hay ejemplos de cómo con chequeras abultadas a disposición de mandatarios de turno se puede lograr hacer maniobras para quedarse en el poder. En ese contexto, llama la atención las continuas visitas (seis o más) que ha hecho el presidente Petro al mandatario venezolano Nicolás Maduro. Si bien el proceso que siguió el chavismo para aferrarse al poder tenía otros rasgos, lo que sí es cierto es que siguió una ruta y seguro tiene mucho que enseñar al respecto.

Por momentos pareciera que Petro –a falta de petrodólares– trata de recoger de aquí y de allá para conseguir un buen colchón para mantener su proyecto, sea en cuerpo propio o ajeno. Esperamos que lo intente en cuerpo ajeno, de otra manera no estaría siendo Petro justo con su propia historia.

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