Colombia arrancó mal el 2021 en materia económica. El 25 de enero de este año, Bloomberg actualizó su listado de Resiliencia Covid y Colombia aparecía entre las tres peores, de las 53 principales economías del mundo, solo superaba a México y a Indonesia.
En ese entonces en Colombia estaban aumentando los casos de Covid, las restricciones se habían hecho más estrictas, la movilidad de las personas se había reducido de manera significativa y las perspectivas de recuperación económica, que también evaluaba el listado, habían bajado.
La novedad ahora es que el listado acaba de ser actualizado y la diferencia es diametral. Colombia ya no está entre las tres peores economías, sino que por el contrario se encuentra entre las seis mejores en el mundo, solo superada por Canadá, Finlandia, Emiratos Árabes, Irlanda y Chile.
Ese es apenas uno de los indicadores que resumen lo que ha sido este año en la economía del país. El panorama económico y social no podía lucir más complejo en los primeros meses del año y así lo ratificó el Dane al revelar un crecimiento del 1,1% en el primer trimestre. Pero con el despegue de la vacunación masiva – más del 70% de la población cuenta con una dosis y el 50% con la dosis completa- y la reapertura de sectores que se vieron afectados por la pandemia, las cosas cambiaron positivamente. En los siguientes trimestres la economía pegó un gran salto con variaciones del PIB del 17% y 13,2%, dejando a Colombia como uno de los países con mejor comportamiento económico. Se espera que en 2021 el país cierre con un crecimiento alrededor del 10%.
Esta recuperación de la economía, impulsada por el consumo de los hogares y los mejores desempeños del comercio y la industria, es sin duda una de las noticias más destacadas del año, que hizo revivir el optimismo de los colombianos. Este buen comportamiento llevó a mejoras en otras variables como la tasa de desempleo que bajó al 11,8%, después de haber llegado a niveles cercanos al 16% en 2020. Este año ya se ha recuperado más del 80% de los empleos perdidos en la pandemia.
El gobierno pisó el acelerador para imprimirle dinamismo a la economía con un arsenal de programas sociales y de impulso a la generación de empleo, entre los que se destacan Compromiso por Colombia que buscaba acelerar las obras de infraestructura, el ingreso solidario para familias de menores recursos, los subsidios a la nómina y la matrícula cero para la educación superior de los estratos 1, 2 y 3, entre otros.
Lo anterior merece reconocimiento. Pero no todo lo ocurrido en la economía da para celebrar. La inflación se aceleró como consecuencia de la recuperación económica, la mayor demanda y los bloqueos del paro nacional, con lo cual terminará éste año por encima del 5%, una cifra superior a la meta del 3% fijada por el Banco de la República. El precio de los alimentos, con una variación del 15%, fue lo que más jalonó al alza la inflación.
A ello se suma la elevada informalidad del empleo, que se mantiene en el 48%, los niveles de pobreza que llevan a que más de 20 millones de colombianos vivan en esta situación, de los cuales 7,5 millones están en pobreza extrema. En materia fiscal, el país va a terminar con un descuadre en sus finanzas públicas del 7,6% (la previsión era mayor, pero gracias a los mayores recaudos en impuestos y la recuperación económica se logró un descenso). La deuda pública es superior al 60% del PIB, creció el desbalance externo por el aumento de las importaciones, mientras que el dólar siguió este año su carrera alcista superando los $4.000.
Ahora, cuando el 2021 está llegando a su fin, las apuestas y proyecciones económicas están puestas en el 2022, un año en el que se espera que la economía crezca en promedio 5%, que la inflación comience a ceder y baje a niveles del 4% o menos, que el desempleo descienda a un dígito y que disminuya el descuadre fiscal.
Será el año en el que la reactivación de la economía se debe consolidar. En el 2022 se espera un avance de las obras e infraestructura contratadas, el despegue en firme de las energías renovables no convencionales, la definición de los grandes negocios que quedaron pendientes este año y la hoja de ruta del nuevo gobierno.
En este último tema es donde hay mayores incertidumbres. El proceso electoral marcará la pauta en materia económica, por eso será clave elegir bien. De quien llegue a la Casa de Nariño dependerá el rumbo que tome la economía. Las palabras clavesS para el 2022 serán prudencia, confianza y credibilidad. Prudencia a la hora de hacer anuncios, y confianza y credibilidad para continuar por la senda del despegue y evitar que los mercados nos castiguen como ha ocurrido en otros países.
El 2022 será el año de la esperanza, pero también de una gran incertidumbre. Está en las manos de los colombianos escoger qué camino se seguirá