Cuando un medio es consciente de su compromiso deontológico con la sociedad, la verdad y el periodismo, cae sobre él y cada uno de sus miembros un sentido sobrecogedor de la responsabilidad. Y aunque se trate de un camino difícil y existan rutas alternativas en la jungla, este es el que escogemos porque es el que cada día con aciertos y errores nos permite sentir en paz con la confianza que nos ha otorgado la sociedad.
El temperamento que más se reconoce en las calles frente al periodismo suele ser el de su espíritu indignado y rebelde que con elocuencia se manifiesta, pero en el fondo de su esencia, está el aire que respira, que es básico: la búsqueda de la verdad con la ilusión de que tras ella exista una sociedad justa y bella.
Hemos vivido con pasión el oficio, llegado a los sitios más lejanos a pie o en mula detrás de la historia de una vida singular que merece ser reconocida; arribado momentos después de la tragedia cuando ni si quiera las miradas enfocan ni los olores se han decantado; expuesto la vida en la defensa de las causas en las que creemos; sostenido con pulso la cámara aunque el corazón se salga por la emoción de un triunfo o la compasión ante una tristeza; acompañado desde el análisis a un país que, como el Ave Fénix, repetidas veces se reinventa en su búsqueda democrática.
Es más fácil vivir de la nostalgia, pero si algo tenemos claro es que EL COLOMBIANO está comprometido con el futuro, ese mismo ADN de los fundadores no nos permite nada distinto y por el contrario nos da la fuerza y claridad para mirar ese amado norte llamado Colombia.
Desde nuestro centenario hemos querido celebrar con la audiencia haciendo una edición especial, de autor, que llamamos Director por un día. En ella la Directora cede su rol por 24 horas a invitados reconocidos por la sociedad, es así como hemos visto a Nicanor Restrepo Santamaría (q.e.p.d.), aniversario 101, cuestionarse sobre la incapacidad del mundo para descansar de la violencia mientras nos invita al estoicismo en la búsqueda de la paz y derrotar “el tiempo como elemento perturbador, contra el cual solo caben confianza, fortaleza, persistencia y paciencia”. A David Bojanini García, aniversario 102, quien reflexiona sobre cómo “más allá de cualquier diferencia filosófica o conceptual” no deberíamos tener duda y ponernos de acuerdo sobre lo fundamental, “la violencia y la inequidad tienen raíces en problemas estructurales que debemos abordar sin espera y que nos convocan a todos”. Y a Gonzalo Restrepo López, aniversario 103, poner su “visión de todo lo que implica la formación futura de un país más estable y fructífero dentro de lo humano y con las diferencias que hacen de cada uno de nosotros un ser especial y único... privilegiando las acciones creadoras a largo plazo, lo sostenible sobre lo efímero y lo fundamental sobre lo accesorio”. Tres líderes acompañados de directores invitados para la sección de Tendencias: Carlos Vives, Agatha Ruiz de la Prada y J. Balvin. Y en la sección de Deportes: Juan Pablo Ángel, Mariana Pajón y Carlos Mario Oquendo. Cada edición un privilegio.
Este año nos honran con su sensibilidad e ideas Juan Luis Mejía, rector de Eafit, quien en sus páginas busca plasmar cómo podemos empezar a imaginar una Colombia distinta; Juan Fernando Fonseca, cantante y compositor, quien analiza con grandes invitados el rol del arte en la reconciliación y nos deja una página para nuestra propia reflexión, y Daniel Bluman, equitador olímpico, quien desde la realidad de un atleta internacional de alto rendimiento, expresa que es y se siente colombiano. No debemos arruinar la sorpresa, pero una vez más la edición del 6 de febrero de EL COLOMBIANO es un ejemplar de colección. Gracias a nuestros invitados, gracias al equipo que está detrás de cada logro de EL COLOMBIANO, gracias a la audiencia y los anunciantes, gracias por permitirnos seguir soñando por el país desde nuestra profesión.