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Periodista y editor de textos

Ortografía para todos los días

Juan David Villa. Editor y periodista. preguntasortografia@gmail.com

Solo y sólo. ¿Qué hacemos?

No podía hablar de otra cosa. Hace 15 días el diario ABC salió con este titular en sus redes sociales: “La RAE rectifica y devuelve la tilde a sólo trece años después”. Ojo con los verbos (rectificar y devolver). Ojo. Voy a enumerar algunas ideas. Y por si no usan redes: el chisme se viralizó.

1. La norma vigente sigue siendo la del 2010.

2. Esa norma nunca prohibió del todo esta tilde. Reza la norma: “... a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de doble interpretación”. Esto traduce: si no lo tildan en casos de ambigüedad, está bien, no hay error, lo cual implica e indica, del otro lado, que sí es correcto tildarlo en casos de ambigüedad (únicamente en casos de doble interpretación, pilas, y únicamente el adverbio, el que podemos cambiar por solamente, y nunca el adjetivo, que siempre significa soledad).

3. La norma anterior (del 2005 y 1999) obligaba a poner la tilde en casos de ambigüedad. No era opcional.

4. La novedad será esta: “a) Es obligatorio escribir sin tilde el adverbio solo en contextos donde su empleo no entrañe riesgo de ambigüedad. b) Es optativo tildar el adverbio solo en contextos donde, a juicio del que escribe, su uso entrañe riesgo de ambigüedad”. El punto a) ya está insinuado en la norma del 2010, pero no con esta claridad. Queda medio en el aire. El punto b) añade una idea que no estaba descrita, pero que deducimos: “... a juicio del que escribe...”. Digo que la deducimos porque el único que puede decidir si hay ambigüedad o no es el hablante (porque los hablantes somos quienes entendemos o no una idea que nos llega).

5. No hubo rectificación ni devuelta (patrasiada): habrá, sí, una redacción más clara y aterrizada de la ya vieja norma. Espero.

6. El hablante es dueño y señor de su discurso.

Defensa del solo sin tilde

Ahora bien, ¿por qué solo no necesita tilde? Y esta será mi opinión, simplemente. La ambigüedad es, en este caso, prácticamente imposible, y uso el adverbio prácticamente porque soy cobarde. Sí, en el contexto entenderemos, y el discurso siempre ocurre en un contexto. Siempre. Nunca hablamos fuera de contexto.

Lean con calma esta oración: “Yo vine solo a comer”. ¿Qué significa? Paro un rato para que la piensen.

Claro: (a) que yo vine únicamente a comer, a nada más; (b) que yo vine sin compañía a comer, vine solito. Pero el discurso siempre está en un contexto. Imagínenselo en WhatsApp:

—¿Cómo estás, Juan?

—Muy bien, ¿y tú?

—Bien, gracias. Te pregunto: ¿sí vas a venir mañana con Mariana?

—Sí, pero primero voy a ir solo a comer. Ella no puede, tiene que trabajar.

Y, entonces, se hace obvio.

Dos ideas más: las tildes sirven para mostrar el acento, no sirven para indicar un significado. Es como trapear con la escoba. Y la tilde diacrítica (como la de solo) es excepcional, recontraexcepcional, y debería cumplirse una condición básica: dos palabras gemelas, pero, y esto es lo importante aquí, una tónica y otra átona, una con acento y la otra sin acento. En “El carro de él”, el primero no tiene acento (aunque parezca que sí), mientras el segundo sí lo tiene. En “Solo vine a comer solo”, adverbio y adjetivo, ambos llevan acento en la primera sílaba. No cumple la condición diacrítica.

Aquí entre nos: esta tilde es un caprichito, que no un pecado, y no pasa nada si la usan. ¿Pero por qué no tildamos entre de entrar? También tenemos entre de Entre tú y yo no queda nada.

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Periodista y editor de textos

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