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Periodista y editor de textos

Ortografía para todos: Desaparecidas y lenguaje incluyente

14 de febrero de 2024
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Preguntan los lectores

Luis Fernando Vanegas. En el editorial del día de hoy se lee: “... todas esas tormentas políticas, sumadas a las desaparecidas del presidente...”. ¿Será que en vez de desaparecidas debería ser desapariciones o desaparecimientos?

Luis, desaparición o, aunque nos suene raro, desaparecimiento indican la acción de desaparecer, dejar de estar a la vista, no dejarse ver más... Yo sospecho, para no decirte que estoy convencido, que el editorialista, o la editorialista, quiere transmitir la idea subrepticia, como por debajito, de que el presidente Petro se pierde sin avisar, lo cual es muy raro porque no recordamos un presidente que se perdiera como sí lo hace el presidente Petro (no sé si Virgilio Barco por su enfermedad, de verdad que no sé), y levanta sospechas y rumores. Desaparecidas, con un uso coloquial, de calle, en este caso, da esa idea de sospecha, como las desaparecidas de un marido.

Carlos Restrepo. Me refiero respetuosamente a su escrito de respuesta a la pregunta si puede decirse la soldado. Lamento no estar de acuerdo con usted y considero un error afirmar “que no se trata de la norma, sino de gramática”. Si bien, como usted dice, el lenguaje lo han formado las personas a través del tiempo, la norma es la que establece las bases para corregirlo y unificarlo. No porque sean las personas las formadoras del lenguaje, se pretenda ahora hablarlo como cada uno quiera. Nos enseñaron en la escuela los maestros (anteriormente) que el artículo define el género. De suerte que se dice el juez/la juez, el soldado/la soldado, el presidente/la presidente. Si bien nos están tratando de implantar el llamado lenguaje de inclusión (creo que originario del personaje de la Chimoltrufia), y porque ahora está de moda entre algunas personas, no tenemos que aceptar, y mucho menos decir, ustedas.

Carlos, yo trato de analizar el idioma con mucha calma. Y más aún la pugna entre tradición y lenguaje incluyente, o inclusivo o de inclusión...

Uno. La gramática actual de las academias, Nueva gramática de la lengua española, es descriptiva, y no tanto normativa. Describe los usos y nos dice cuál es el culto, cuál el coloquial, cuál tiene prestigio, cuál ha sido considerado incorrecto. Describe mucho y censura poco. Los hablantes somos los que hacemos el idioma, pero también los que impedimos que elementos ajenos (la semana que viene echo un cuento sobre esto, con detalles) ingresen. Entonces, si en cien años la mayoría dice la soldada, pues la gramática académica tendrá que describirla como forma adecuada y mayoritaria. Si no, nada, morirá, será una idea vieja sin mucho uso.

Dos. Sí, el artículo nos indica el género con más precisión que la letra final de la palabra: la mano es femenina aunque termine en -o. El mapa es masculina aunque termine en a-. Pero esto no es obstáculo para que digamos la soldada o la presidenta, porque ambas respetan la morfología del español (una palabra que no respete esa morfología no sirve, los mismos hablantes la desechamos).

Tres. Imponer un uso idiomático (una forma de hablar, una palabra, un acento) es muy difícil, por cuanto los hablantes somos caprichosos y dueños de las palabras que soltamos. Así que nadie puede obligar al hablante a decir soldada, pero tampoco se lo puede impedir. Y nunca diremos ustedas, eso se lo firmo y garantizo.

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