Caí en el vórtice de Tik Tok. Me asomé a curiosear por asuntos laborales y quedé atrapado en la monstruosa red creada por los chinos. La sorpresa fue enorme al encontrar una comunidad de creadores tan comprometida con el contenido, tan hábil para imaginar lo viral, replicarlo, reproducirlo, transformarlo. Como en todas las redes sociales, hay abundancia de contenido anodino, pero no hay que emprender búsquedas muy exhaustivas para encontrar algunas gemas que demuestran la facilidad con la que una red social equipada de filtros, efectos y complementos visuales se puede convertir en el nuevo imperio del entretenimiento y las narrativas transmedia.
Por ejemplo, un usuario llamado @unicosobreviviente asegura que transmite sus videos desde el futuro. Sus videos se vuelven virales a una velocidad pasmosa, pues asegura ser el único sobreviviente de la humanidad y para demostrarlo se pasea por ciudades de España deshabitadas en las que se ven las calles desiertas, los edificios abandonados y otros escenarios urbanos roídos por el abandono. Quizás, esta cuenta tenga entre sus seguidores a muchos crédulos que de verdad creen estar asomándose al año 2027 pero lo fascinante de los videos de este usuario es su capacidad de mantener las audiencias cautivas con una historia fantástica, creada con pocos recursos y en solitario.
Así se ve cómo la creatividad es premiada con seguidores, miles, millones de ellos. Por ejemplo, el usuario @_inmagic_ es un joven que despliega fascinantes trucos de magia frente a la cámara. No utiliza efectos ni filtros, solamente captura su pasión por el ilusionismo y la prestidigitación. En pocos meses amasó una comunidad de más de 8 millones de seguidores y sus videos reciben miles de likes.
Y los campos para ejercer esa creatividad son numerosos. Hay grupos de tik tokers que enseñan idiomas con divertidos montajes, humoristas que encuentran en esta red la manera más eficaz de esparcir sus chistes, bailarines con destrezas inauditas, hay toda una tendencia de baile con los dedos (Fingerdance) en la que se ven movimientos que parecen sobrehumanos, y existe una oleada de usuarios que escriben historias originales en las que la magia del montaje les permite personificar a múltiples personajes en tan solo un minuto, como @jorgeamor, un español que escribe diálogos desopilantes para sus muchas personalidades.
Una comunidad que me despierta la mayor simpatía dentro de Tik Tok es la de los booktokers, usuarios dedicados exclusivamente a comentar libros y generar distintos retos para que otros usuarios también compartan los libros que están leyendo o los que más atesoran o las mejores ediciones. Algo que la mayoría de los booktokers tiene en común es la juventud, lo que contradice la falacia que se suele repetir en ciertos escenarios de que los jóvenes no leen o que el mundo del libro impreso está en crisis. Hay que ver las bibliotecas de estos jóvenes para envidiar el modo voraz con el que ejercen la lectura y la manera elocuente con la que comentan cada libro. Por ejemplo, @Almendrada es una usuaria de Argentina que diseñó un afiche con los 100 libros que hay que leer antes de morir. Es un diseño interactivo de portadas en líneas negras y el juego consiste en colorear cada portada después de leer el libro correspondiente. Ella es solo una representante de una comunidad de miles de lectores que desde distintos países de Iberoamérica comparten lo que les deja cada lectura.
Tik Tok parece una comunidad inevitable. Desde que se lanzó en 2016 ha acumulado 800 millones de usuarios activos y más de dos mil millones de descargas en la Play Store de Google y la App Store de Apple. Lo que ha sucedido en tan solo cinco años es sorprendente y lo que depara el porvenir seguro seguirá cambiando las reglas de juego de las redes sociales.